martes, 31 de diciembre de 2019

haiku

no es lo suyo /
no lo entiende
ni lo representa

de ninguna
manera /
piensa:

no le gusta 
el haiku

no le gusta
ni lo estricto
ni la perfección

perder libertad
por poco a cambio

no le gusta el haiku
o no lo entiende / es más 
que una cuestión cultural

no le deja nada
ni perplejidad

aunque a veces la concisión
el hermetismo sean 
herramientas 
poéticas
para considerar

necesita más versos
para su necesidad
o menos tal vez

no encuentra 
las palabras adecuadas

por la misma cuestión
tal vez se decida por 
un harakiri en el poema

y exponga sus tripas
en un papel con malos versos
con versos graves y secos

o haga ver sus huesos 
en trazos negros
cargados de las mismas 
palabras de siempre

+ su quietud:
su cobardía

sin derramar sangre
ni dejar mucho en claro

sin manipular la espada el sable 
o un cuchillo oxidado 
de cocina entre las tripas

tal vez 
en palabras sea la cosa

sin la gracia
que no comprende
de un haiku

sin magia
alguna

quizás vomite su vacío
la noche larga que lo come
desde adentro

un haiku no le serviría
(ni en una pantalla 
ni en un papel)

ni una botella de 
vino de arroz
ni un malbec

ni un tequila
ni el veneno 
de otros dioses
ni otros tiempos





de hombres y dioses

inventaron dioses con la boca o con la pluma
con el dedo apuntando al horizonte y otros gestos
inventaron dioses eligieron lugares y piedras
y derramaron la sangre en ofrendas infructuosas

los de abajo miraron las estrellas esperaron las lluvias
y la procreación efectiva de las manadas 
esperaron la bonanza prometida por los creadores
de estos dioses generosos y a un tiempo vengativos
de esos dioses y otros cientos 
que parieron otros dioses en el transcurso de los siglos 
a veces más humanos a veces mucho menos
o más lejanos o extremos todavía
en cada lugar donde hubiera
hombres mirando al cielo 
al sol a las estrellas a la luna

y a cada noche siguió un día
y a los mismos hechos las mismas circunstancias
(ya se ofrendara se rezase o se puteara hacia los cielos)
aunque nadie intentara conclusiones
mucho menos en contra de las terrenales razones
de los que detentaban a su favor su clase y sus poderes
con un telón de fondo de cuentos celestiales

bajo los mismos cielos noche y día
las mismas cosas se sucederían con variados intervalos
para hacer de los de abajo siempre los de abajo
ni más ni menos como era desde siempre




jueves, 12 de diciembre de 2019

Patio de tarde (Julio Cortázar)

A Toby le gusta ver pasar a la muchacha rubia por el patio. Levanta la cabeza y remueve un poco la cola, pero después se queda muy quieto, siguiendo con los ojos la fina sombra que a su vez va siguiendo a la muchacha rubia por las baldosas del patio. En la habitación hace fresco, y Toby detesta el sol de la siesta; ni siquiera le gusta que la gente ande levantada a esa hora, y la única excepción es la muchacha rubia. Para Toby la muchacha rubia puede hacer lo que se le antoje. Remueve otra vez la cola, satisfecho de haberla visto, y suspira. Es simplemente feliz, la muchacha rubia ha pasado por el patio, él la ha visto un instante, ha seguido con sus grandes ojos avellana la sombra en las baldosas. 

Tal vez la muchacha rubia vuelva a pasar. Toby suspira de nuevo, sacude un momento la cabeza como para espantar una mosca, mete el pincel en el tarro, y sigue aplicando la cola a la madera terciada.



Tomado de Último round, Siglo XXI Editores, 1972.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Entre la ciudad Sí y la ciudad No (Evgueni Evtuchenko)

Soy un rápido tren
                              que hace años va y viene
entre la ciudad Sí
                            y la ciudad No.
Mis nervios están tensos
                                       como cables
entre la ciudad No
                             y la ciudad Sí.

Todo está muerto y asustado en la ciudad No.
Es como un despacho empapelado con tristeza.
Fruncen el ceño en él todas las cosas.
Hay recelo en los ojos de todos sus retratos.
Cada mañana enceran con bilis su parquet.
Son sus sofás de falsedad, sus paredes de desgracias.
Jamás en él un buen consejo te darán,
ni un ramo de flores, ni un simple saludo.

Las máquinas de escribir teclean, con copia, la respuesta:
“No-no-no... no-no-no... no-no-no...”
Y cuando al fin se apagan todas sus luces
los fantasmas inician su lúgubre ballet.
Jamás, ni aunque revientes, billete lograrás
para escapar de la negra ciudad No.

La vida, en cambio, en la ciudad Sí, es un canto de mirlo.

Carece de paredes la ciudad, es como un nido.
Las estrellas te piden acogerse en tus brazos.
Y, sin avergonzarse, los labios solicitan tus labios
con un quedo susurro: “Todo son tonterías...”
La reseda incitante solicita ser cortada,
y ofrecen los rebaños la leche en sus mugidos,
y en nadie hay un asomo de recelo,
y adonde quieras ir, te llevarán al instante trenes,
[barcos, aviones,
y, con rumor de años, va el agua murmurando:
“Sí-sí-sí... sí-sí-sí... sí-sí-sí...”
Sólo que, a veces, en verdad, es aburrido
que todo se me dé apenas sin esfuerzo
en esta ciudad Sí multicolor y deslumbrante.

¡Mejor ir y venir hasta el fin de mi vida
entre la ciudad Sí
                            y la ciudad No!
¡Mejor tener los nervios tensos como cables
entre la ciudad No
                             y la ciudad Sí!


Tomado de la antología Entre la ciudad Sí y la ciudad No. Alianza Editorial, 1980.

martes, 12 de noviembre de 2019

La curva (sergio beleiro)


                En la curva la muerte. El miedo en todo el camino.
                Lo supo al despertar y verlo junto a la ventana mirando el campo, el horizonte, vestido para salir.
                Lo supo cuando él se dio vuelta y le dijo "¡Vamos!".
                Lo supo entonces, o ya lo sabía, como un resabio de la noche, del mal sueño, de los días pasados, de la forma en que había cambiado o no lo había podido cambiar.
                Le dijo "¡Vamos!" y no dijo más.
                Ella tardó un poco en vestirse, salir y cerrar la casa, obnubilada, perdida o resignada. Mientras tanto él ya se había sentado en el coche, lo había arrancado y esperaba con las manos en el volante y la vista perdida hacia el frente.
                Entró en el coche sabiendo que no lo debía hacer, pero sin poder hacer otra cosa. No se había acomodado cuando el auto empezó a moverse al mando de ese hombre tan conocido y desconocido que era su marido desde hacía tantos años.
                Él no dijo nada, no iba a decir nada, manejaría mirando al frente, casi sin pestañear, a una velocidad prácticamente invariable y peligrosa.
                No tendría que haber subido, aunque no hacerlo, intentar otra cosa, hubiera sido nada más que cambiar un poco sus planes, cambiar las formas, adelantar los hechos.
                Nunca supo adivinar cuando se iba a poner así, nada lo indicaba la noche anterior ni un par de horas antes, no había signos, era la persona encantadora de siempre y un rato después otro, inaccesible, frío, rígido, destructivo. Cuando se ponía así llegaban los desastres o algo parecido. No se lo podía convencer de que desistiera, aunque fuera de algo trivial, era imposible hacerlo cambiar de idea ― de saber cuál era ―, e imposible resistirse. Se tornaba violento, otro. Cualquier oposición implicaba lo impredecible y podía descargar su violencia donde menos se lo esperase.
                Lo impredecible, el hecho, lo que iba a suceder, no su inevitabilidad, ocurriría en la carretera, en la casa, en el medio de una ciudad ahíta de gente en pleno movimiento.
                Oponerse, intentar la mayor o menor resistencia, simplemente la llevaría a otra curva, más o menos cerrada o resbalosa, a este o aquel precipicio, a la muerte que no hubiera esperado de ese modo, pero que sabía desde mucho antes  ― tonta esperadora de milagros en la
que se había convertido ―.
                Tenía miedo y resignación. Ya no volvió a mirarlo ni siquiera de reojo. Ese miedo, raro pero final, no dejaba de ser otro matiz del paisaje
                Cerró los ojos y esperó lo inevitable sin ponerse a rezar.






jueves, 7 de noviembre de 2019

Lluvia (Juan Gelman)

hoy llueve mucho, mucho,
  y pareciera que están lavando el mundo.
  mi vecino de al lado mira la lluvia
  y piensa escribir una carta de amor /
  una carta a la mujer que vive con él
  y le cocina y le lava la ropa y hace el amor con él
  y se parece a su sombra /
  mi vecino nunca le dice palabras de amor a la mujer /
  entra a la casa por la ventana y no por la puerta /
  por una puerta se entra a muchos sitios /
  al trabajo, al cuartel, a la cárcel,
  a todos los edificios del mundo /
  pero no al mundo /
  ni a una mujer / ni al alma /
  es decir / a ese cajón o nave o lluvia que llamamos así /
  como hoy / que llueve mucho /
  y me cuesta escribir la palabra amor /
  porque el amor es una cosa y la palabra amor es otra cosa /
  y sólo el alma sabe dónde las dos se encuentran /
  y cuándo / y cómo /
  pero el alma qué puede explicar /
  por eso mi vecino tiene tormentas en la boca /
  palabras que naufragan /
  palabras que no saben que hay sol porque nacen y mueren 
                        la misma noche en que amó /
  y dejan cartas en el pensamiento que él nunca escribirá /
  como el silencio que hay entre dos rosas /
  o como yo / que escribo palabras para volver
  a mi vecino que mira la lluvia /
  a la lluvia /
  a mi corazón desterrado /


Pertenece al libro Eso y fue tomado de Interrupciones II, Libros de Tierra Firme, 1986.



miércoles, 6 de noviembre de 2019

no todos habitaron esta tristeza

no todos habitaron esta tristeza: pero sí el niño, la luna, la dama gris del retrato amarillo. 
la tristeza habitaba la noche y el día, las palabras y los silencios, 
y parecía irredimible.
el niño era azul, tan azul como la consciencia de sus horas, 
como esa consciencia gris que lo tomó cuando fue grande, 
tan azul como el propio niño y la luna que se enredó en sus manos y en su pecho, 
en su boca y en su frente, a medida que fue creciendo.
la tristeza, la consciencia de esa tristeza, 
que se enredó también en los pechos de la dama tan vestida en el retrato amarillo 
(aunque esa mujer no tiene nada que ver con la historia 
y pasa a ser una imagen, como cualquier otra, en un vago decorado).
la tristeza fue dura y lo es y permanece. 
no todos la habitaron, ni por ella fueron habitados, ni la tuvieron en sus manos, ni en el pecho.
el niño, que se hizo de grande tan distinto o tan parecido a sí mismo, tan igual o como siempre, 
la conoció tan azul como su único saco y tan azul, como gris su pantalón gris, 
se le metió en las venas, para dolerle sin cuna conocida o tal vez 
con un origen y un desarrollo bastante claro, para quedársele en el cuerpo 
y en el alma o su remedo y encargarse 
de no dejarlo cambiar ni matarse de algún modo la memoria.





domingo, 27 de octubre de 2019

Bajo la lluvia ajena (notas al pie de una derrota) III (Juan Gelman)

       
        III


  Yo no me voy a avergonzar de mis tristezas, mis nostalgias. Extraño la callecita donde mataron a mi perro, y yo lloré junto a su muerte, y estoy pegado al empedrado con sangre donde mi perro se murió, existo todavía a partir de eso, existo de eso, soy eso, a nadie pediré permiso para tener nostalgia de eso.
  ¿Acaso soy otra cosa? Vinieron dictaduras militares, gobiernos civiles y nuevas dictaduras militares, me quitaron los libros, el pan, el hijo, desesperaron a mi madre, me echaron del país, asesinaron a mis hermanitos, a mis compañeros los torturaron, deshicieron, los rompieron. Ninguno me sacó de la calle donde estoy llorando al lado de mi perro. ¿Qué dictadura militar podría hacerlo? ¿Y qué militar hijo de puta me sacará del gran amor de esos crepúsculos de mayo, donde la ave del ser se balancea ante la noche?
  No era perfecto mi país antes del golpe militar. Pero era mi estar, las veces que temblé contra los muros del amor, las veces que fui niño, perro, hombre, las veces que quise, me quisieron. Ningún general le va a sacar nada de eso al país, a la tierrita que regué con amor, poco o mucho, tierra que extraño y que me extraña, tierra que nada militar podrá enturbiarme o enturbiar.
  Es justo que la extrañe. Porque siempre nos quisimos así: ella pidiendo más de mí, yo de ella, dolidos ambos del dolor que el uno al otro hacía, y fuertes del amor que nos tenemos.
  Te amo, patria, y me amás. En ese amor quemamos imperfecciones, vidas.

                                                                                     
                                                                                                                                roma / 9-5-80


        Tomado de Interrupciones II, Libros de Tierra Firme, 1986.

miércoles, 23 de octubre de 2019

un cura (franquista en la argentina de los 60)

hablaba de los pasos sobre el agua
de la multiplicación de los panes y los peces
de la bondad del sacrificio
y me daba de vez en cuando
un coscorrón en la futura calva
cuando sin atenderlo hablaba
en la clase con mi compañero


nota:
para decir la verdad completa ese cura fue un buen maestro.
gallego en un colegio salesiano (privado) en la argentina.
mi viejo (hijo de gallegos republicanos) al hablar con él supo que era franquista.
pero las cosas eran lo que eran y mi viejo y el cura coincidían en algo: la letra (o la buena conducta) con sangre entra.
desde ya que el cura no necesitó que mi viejo le dijera (o aprobara) que si me portaba mal acudiera al coscorrón: lo hacía sin ningún remordimiento.
debo agregar que el hombre, cura franquista (generalmente sin sotana, vestido de cura tipo vida cotidiana y civil, de saquito y camisa con esos cuellitos blancos raros en lugar de una corbata) ejercía el coscorrón como una de las bellas artes: rápido, certero, doloroso, inevitable y, estoy seguro, sin dejar pruebas de su ejercicio y con la satisfacción de la tarea bien cumplida.
no los repartía a diestra y siniestra porque su tiempo con nosotros lo gastaba de mejor manera repartiendo conocimientos, penetraran en nuestros cerebros o se quedaran a medio camino sin que hubiera nudillos por el aire que fueran a empujarlos cráneo adentro.
no hacía bien con lo de los coscorrones disciplinarios, estoy seguro, y poco tiempo después la opinión general hizo caer ese castigo, ya en ese momento, desusado en estas pampas salvajes como empezaba a decaer su uso en las desgraciadas españas de post guerra.
por otro lado, en parte gracias a su mérito en la enseñanza y en parte al mérito de mi viejo por leer lo que se le pusiera en el camino, una de cawboys o el ulices de joyce de contrabando en la prohibición, cincuenta años después sigo escribiendo, seguramente más mal que bien.


miércoles, 16 de octubre de 2019

Si me hubieran preguntado (Emilia Almanza Towgood)

Quisiera haber nacido sin fecha.
Ojalá hubiera sido la luna
quien me jalara
de las entrañas de mi madre
y no las manos de un desconocido
cuyo reloj atrasado dictaminó mi signo.

Hubiera querido salir al mundo
cual pez en la desembocadura de un río
para no herir mi ascendencia
acostada de espaldas
con las piernas temblando en el aire.

Ojalá me hubiera recibido la inteligencia
avispada de la matrona
que habría entendido la necesidad orgánica
de acercar mis gritos
al agrietado pezón que estallaba.

Si me hubieran preguntado qué quería
habría exclamado ¡Alto!
al ciego paso de lo civilizado
fugitiva en esa pausa
de la razón instrumental
tan propia de los bancos y de la morgue.

Si me hubieran dado a escoger
nacería por entero mamífera:
un camello azotado contra la frialdad de la planicie,
y no contaría la altura de la caída
ni tendría inicio para conmemorar
cuanto he pertenecido
a la industria del tiempo


https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2014/09/emilia-almanza-towgood-13480.html

miércoles, 9 de octubre de 2019

Conversaciones sobre el hogar (en un centro de deportación) (Fragmento) (Warsan Shire)

Creo que fui escupida de mi casa. Apagones y toques de queda como la lengua contra los dientes flojos. Dios, ¿Sabes lo difícil que resulta hablar del día en que mi propia ciudad me arrastró agarrándome del pelo, dejando atrás la antigua prisión, atrás las puertas de la escuela, atrás los
torsos en llamas alzados en palos como banderas? Cuando encuentro a otros como yo, reconozco la nostalgia, la ausencia, el recuerdo de ceniza en sus caras. Nadie deja su hogar a menos que su hogar se vuelva la boca de un tiburón. He cargado tanto tiempo su viejo himno en mi boca que ya no hay espacio para más canciones, ni para otra lengua, ni para otro idioma. Conozco una pena que envuelve como mortaja, sepulta. Hice pedazos mi pasaporte y me lo comí en un hotel de aeropuerto. Estoy  hinchada de palabras que no puedo olvidar.

martes, 8 de octubre de 2019

excesivo

no es una ciudad no es un indicio
ni un humo ni unas cartas de navegación
no es un río un mar el agua que sale de un grifo
no es un diario personal ni una mata de cabello
no es un sobrenombre un espíritu lo ajeno
no es algo que se mantuvo en un rincón custodiado en naftalina
ni una carta que pueda poner claridad a un asunto que fue claro desde el principio
no es un barrio ni una calle ni una persona
no es una estupidez lo que viene o lo que va
ni pretende ser la raíz de las cosas
ni lo acabado ni el resumen final de cuanto se ha dicho o escrito
no vale nada o vale todo como una mata de tu pelo
o un pelo de tu pubis / no vale nada
no es un rostro ni una imagen de tu rostro
ni el silencio
ni lo que he dicho
ni lo que no
no es surreal ni imaginario ni real ni ambiguo
no es directo o es lo más directo pero no se entiende /
¿por qué nadie lo entiende?
¿por qué ni yo puedo dar por sentado lo que digo?
¿por qué nada ni nadie y nunca? no se entiende
¿por qué nadie y nada y nunca?
¿por qué nadie?  sólo preguntas /
entonces
viene viento
viene tormenta
viene la calma de los muertos
viene
por aquí y por allá /
no digo nada
no es una ciudad ni un sitio
tiene que ver con fantasmas y con naves que no zarpan
y no tiene que ver con los fantasmas ni los puertos
tiene que ver con dioses destituidos y con ángeles cobardes que desistieron de decir algo /
guarda relación o tiene que ver o no con lo que un día dije y nunca
con un ángel de la guarda
con lo que dije o creí decir o no
y no escribí
o escribí y borré
o escribí y guardé o escondí
tiene que ver o guarda relación con:
no se puede aguardar
a un ángel con vagina
con:
no existe un ángel con vagina /
o con algo así /
pero mi memoria está muerta para muchas cosas
y dejé de abrochar los nombres en papeles amarillos
y decidí tirar esos papeles amarillos y ajados
como dejé de asociar nombres con rostros del pasado
y dejé de hacer las listas de los desamparos /
tiene que ver entonces con lo que digo y lo que callo
con lo que callo y lo que digo
con lo que no debería decir
o con lo que quiero y no sé decir de ninguna manera
con lo que
de ninguna manera voy a saber decir nunca
y puede que tenga que ver con la piedra desviada que arrojé
y arrojé con una fuerza que no tenía o no creía tener
cambiando con esa estupidez imprevista el resto de mi vida
por no saber luego arreglar las cosas
o enderezarlas o torcerlas de otro modo
y hacer de otra manera las cosas para el adelante /
por otro lado y al margen
tiene y no tiene relación
con un tiempo de política mediocre
(aunque la política siempre
es mediocre y gris
la política siempre es
torcer la idea si la hubiera y hacerla mierda
o hacerla perder su sentido
convertirla en ese camino en mierda humana
en beneficio para alguno que viene y no viene al caso
en detrimento
de los desprotegidos de siempre y siempre, es decir:
mierda la política
por lo mala
por lo corta
por lo zafia) /
o tiene que ver con un tiempo sin ideas
con gente que no tiene ideas
ni las quiere /
en realidad
tiene que ver con la falta de solidaridad /
y tiene que ver con mi alma o pensamiento
con mi debacle
o con lo que queda de mí
y con todo vacío
o con el ansia de llenarlo o llenarlo un poquito y no poder /
en realidad
solamente
tiene que ver con las palabras
con este teclado inmundo y esta pantalla que reemplaza
victoriosa a los papeles que de otro modo serían
quemados con fósforos fragata
o perdidos en bolsas viejas de supermercado y luego enviados al más allá
a la nada en camiones recolectores sucios
a otras manos impiadosas o a otros fuegos
y no sé
tal vez haga un clic por ahí
y todo esto muerda el polvo
en un rincón de la pantalla
en mi indudable papelera
(en el icono con la imagen de un cesto de papeles como antaño se veía en el rincón del aula
y sólo servía para intentar sin puntería un básquet rastrero, aplicación festiva pero inútil)
si luego reviento la memoria inútil de este animal de unos y de ceros y de nada /

pero ni siquiera lo mío me concierne
ni un cero más
ni un uno menos /

entonces
no deja de ser otra historia de alguien que mordió el polvo
o de quien ya no se puede levantar
o no quiere
o no sabe
o ya ni siquiera le importa
aunque quiera resistirse
por medios extraños que nadie ve
y que no le interesan a nadie






domingo, 29 de septiembre de 2019

sé que el arma no está cargada
sé que no tengo un arma
sé que soy incapaz de apuntarte a la cabeza
y que incluso mi pulso no es bueno
sé que no voy a decirte nada nuevo
y que tampoco te insinuaré ninguna cosa
sé que no habrá ningún acercamiento
y por supuesto no te besaré en la boca
sé que mi alma ha sido mal cargada
sé que no tengo boca

sé que soy incapaz de tomarme
el primer avión sin precisar destino
sé que aunque no he levantado la bandera blanca
he sido vencido por mi sangre propia y extraña
sé que llega otra mañana
sé que otra noche llega




martes, 24 de septiembre de 2019

porque siempre fue tarde

tal vez deba pagarse
el propio desastre
con una parte de los dedos
o la boca el corazón /
no hablar más
o escribir con la luz apagada / y
definitivamente
nunca más leer
un poema propio
ni intentar saber
lo que ya se sabe
lo que no se fue
ni se va a ser 
porque siempre
fue tarde



 

viernes, 20 de septiembre de 2019

Primero sacrificaron a los ángeles (Lenore Kandel)







I

Primero sacrificaron a los ángeles                                                               
les ataron las piernas flacas y blancas con cables
y
les abrieron la garganta de seda con un cuchillo helado
Ellos se murieron sacudiendo las alas como pollos
y su sangre inmortal humedeció la tierra ardiente
nosotras mirábamos desde abajo
desde las tumbas y las criptas
mordiéndonos los dedos huesudos
y
temblando con nuestras mortajas manchadas de orín
Los serafines y los querubines no están más
ellos se los comieron y les rompieron los huesos para sacarles el tuétano
ellos se limpiaron el culo con las plumas de los ángeles
y ahora van por las calles empedradas con
los ojos como hogueras

II

¿quién delató a los ángeles?
¿quién robó el santo grial y lo empeñó por una jarra de vino?
¿quién jodió el cuerno dorado de Gabriel?
¿fue alguien de adentro?
¿quién rostizó al cordero de oro?
¿quién tiró las llaves de San Pedro a un
inodoro de North Beach?
¿quién violó a Sta. María con un consolador de plástico
con el sello de aprobación de la Liga de Amas de Casa?
¿fue alguien de afuera?
¿dónde están nuestras armas?
¿dónde están nuestras cachiporras, nuestros lanzallamas, nuestros gases
venenosos, nuestras granadas de mano?
vamos buscando a tientas los fusiles y nos crecen tarjetas de crédito de las rodillas
vomitamos cheques sin fondo
paradas con las piernas abiertas con los esfínteres abiertos llorando espuma de jabón
con nuestros ojos radiactivos
y clamando
por el último rifle
el cañón mesiánico
la bomba pascual
los vientres de las mujeres estallan y los niños salen
abriéndose paso con bayonetas
escupiendo sangre en los ojos de las parteras ciegas
antes de empalarse con sus propia espadas
los penes de los hombres se convirtieron en pistolas de acero azul,
eyaculan balas, esparcen la muerte como un orgasmo
los amantes se revuelcan entre los yuyos arrancándose los genitales
mutuamente con uñas de hierro
los bares naturistas venden sangre fresca en vasitos de papel
libres de gérmenes
servida por un club de mujeres sifilíticas
con máscaras de papel maché
todas con la misma cara pintada a mano de la madre de Hamlet
a los diez
nosotras miramos desde abajo
con los ojos como periscopios
lanzándoles los dedos a los perros como si fueran chupetines
en un esfuerzo por que paren de ladrar
en un esfuerzo por mantener la paz
en un esfuerzo por ganar amigos y convencer a la gente

III

ya desmontamos nuestros refugios antibombas desmontables
ya plegamos nuestros botes salvavidas plegables
y a la cuenta de doce
se desintegraron todos en montañas de mierda de rata
que abonó el crecimiento de flores venenosas
y de plantas carnívoras
nosotras nos amontonamos abajo
agarrándonos el pecho poroso con los brazos cubiertos de moho
escuchando el goteo lento de la sangre de nuestras venas cortadas
levantando la tapa de nuestros cráneos con cierre
para ventilarnos el cerebro
y ellos nos mataron a nuestros ángeles
les vendimos el cuerpo y las horas a los curiosos
nos pagamos la infancia con lavavajillas y Equanil
y en el transcurso de la búsqueda
nos frotamos con sal los nervios sangrantes
y ellos cagaron en la boca abierta de dios
colgaron a los santos con chalecos de fuerza y
doparon a los profetas
ellos negaron tanto a cristo como al gallo
y a buda lo diagnosticaron catatónico
ellos castraron a los curas y a los monjes y
censuraron hasta las palabras de amor
¡Lobotomía para todos los hombres!
y ellos eligieron a un eunuco como candidato a presidente
¡Lobotomía para las esposas!
¡Lobotomía para los hombres de negocios!
¡Lobotomía para los jardines de infantes!
y ellos mataron a los ángeles

IV

ahora en los callejones se juntan los andróginos balanceando sus
cascabeles de leprosos como incensarios mientras preparan el rapto
ritual de dios
la grasa que les brilla en los labios es la gordura de los ángeles
la sangre que les embarra las uñas es la sangre de los ángeles
Ellos se juntan en las calles a jugar a los dados con
los ojos de los ángeles
Ellos están repartiéndose los últimos lotes del armagedón

V

ahora en las postrimerías de la mañana
estamos apartando las piedras debajo de la tierra, de las cuevas
ya abrimos más grandes nuestros ojos con visión de peyote
y nos enjuagamos la boca con el vino de anoche
ya nos sellamos los agujeros de los brazos con polvo y nos escupimos
libaciones mutuamente a nuestros pies
y vamos a salir a la calle a caminar entre ellos y a dar batalla
con nuestras manos magras y vacías en alto
vamos a pasar entre los desconocidos del mundo como un
viento amargo
y nuestra sangre va a derretir el hierro
y nuestro aliento va a derretir el acero
y vamos a mirar de frente con ojos limpios
y nuestras lágrimas van a causar terremotos
y nuestros lamentos van a hacer surgir montañas y detenerse el sol
¡ELLOS NO VAN A MATAR MÁS ÁNGELES!
ni siquiera nosotras


Traducción de Sandra Toro.
Tomado de https://el-placard.blogspot.com/search/label/Lenore%20Kandel


First They Slaughtered the Angels

I

First they slaughtered the angels
tying their thin white legs with wire cords
and
opening their silk throats with icy knives
They died fluttering their wings like chickens
and their immortal blood wet the burning earth
we watched from underground
from the gravestones, the crypts
chewing our bony fingers
and
shivering in our piss-stained winding sheets
The seraphs and the cherubim are gone
they have eaten them and cracked their bones for marrow
they have wiped their asses on angel feathers
and now they walk the rubbled streets with
eyes like fire pits

II

who finked on the angels?
who stole the holy grail and hocked it for a jug of wine?
who fucked up Gabriel’s golden horn?
was it an inside job?
who barbecued the lamb of god?
who flushed St. Peter’s keys down the mouth of a
North Beach toilet?
who raped St. Mary with a plastic dildo stamped with the
Good Housekeeping seal of approval?
was it an outside job?
where are our weapons?
where are our bludgeons, our flame throwers, our poison
gas, our hand grenades?
we fumble for our guns and our knees sprout credit cards,
we vomit cancelled checks
standing spreadlegged with open sphincters weeping soap suds
from our radioactive eyes
and screaming
for the ultimate rifle
the messianic cannon
the paschal bomb
the bellies of women split open and children rip their
way out with bayonets
spitting blood in the eyes of blind midwives
before impaling themselves on their own swords
the penises of men are become blue steel machine guns,
they ejaculate bullets, they spread death as an orgasm
lovers roll in the bushes tearing at each other’s genitals
with iron fingernails
fresh blood is served at health food bars germ free
paper cups
gulped down by syphilitic club women
in papier-mâché masks
each one the same hand-painted face of Hamlet’s mother
at the age of ten
we watch from underground
our eyes like periscopes
flinging our fingers to the dogs for candy bars
in an effort to still their barking
in an effort to keep the peace
in an effort to make friends and influence people

III

we have collapsed our collapsible bomb shelters
we have folded our folding life rafts
and at the count of twelve
they have disintegrated into piles of rat shit
nourishing the growth of poison flowers
and venus pitcher plants
we huddle underground
hugging our porous chests with mildewed arms
listening to the slow blood drip from our severed veins
lifting the tops of our zippered skulls
to ventilate our brains
they have murdered our angels
we have sold our bodies and our hours to the curious
we have paid off our childhood in dishwashers and miltown
and rubbed salt upon our bleeding nerves
in the course of searching
and they have shit upon the open mouth of god
they have hung the saints in straightjackets and they have
tranquilized the prophets
they have denied both christ and cock
and diagnosed buddha as catatonic
they have emasculated the priests and the holy men and
censored even the words of love
Lobotomy for every man!
and they have nominated a eunuch for a president
Lobotomy for every housewife!
Lobotomy for the business man!
Lobotomy for the nursery schools!
and they have murdered the angels

IV

now in the alleyways the androgynes gather swinging their
lepers’ bells like censers as they prepare the ritual
rape of god
the grease that shines their lips is the fat of angels
the blood that cakes their claws is the blood of angels
they are gathering in the streets and playing dice with
angel eyes
they are casting the last lots of armageddon

V

now in the aftermath of morning
we are rolling away the stones from underground, from the caves
we have widened our peyote-visioned eyes
and rinsed our mouths with last night’s wine
we have caulked the holes in our arms with dust and flung
libations at each other’s feet
and we shall enter into the streets and walk among them and do battle
holding our lean and empty hands upraised
we shall pass among the strangers of the world like a
bitter wind
and our blood will melt iron
and our breath will melt steel
we shall stare face to face with naked eyes
and our tears will make earthquakes
and our wailing will cause mountains to rise and the sun to halt
THEY SHALL MURDER NO MORE ANGELS!
not even us


(Collected Poems of Lenore Kandel, North Atlantic Books, 2012).

miércoles, 18 de septiembre de 2019

cine

en algún lugar se enciende la luz
o se apaga

alguien dice
    o grita:
                ¡corte!
        ¡acción!

orson welles filma el ciudadano kane
batman acecha en las sombras
de ciudad gótica y gary cooper
está solo con su arma
solo con su alma
en un pueblo que le da la espalda

pero su esposa lo ama...

y las verdades
    y los sueños...

mentiras
que nos inventan vidas
    parpadeando frente
        a nuestros ojos
en las sombras de una sala apartada
de la otra realidad
    por un tiempo




Encuentro y ardor y religión (Griselda García)





hay relaciones que comienzan muy avanzadas
y crecen rápido y en silencio como yuyos
yo me podría enamorar de usted, por ejemplo
-y disculpe que la ponga de ejemplo-
yo podría, digo, pero no lo hago, me controlo
viví muchos años rodeado de gatas y de niñas
siempre me agradó el mundo femenino, tiene un misterio
sólo me queda una amiga mujer y casi no nos frecuentamos
tengo afecto por la persona que una vez fue
pero la tolero como a un perro tolerado por la gerencia
ya mi abuela me decía: “las mujeres serán tu perdición”
pero no fueron ellas sino su locura
aunque fueron, también, encuentro y ardor y religión
y quizás la única prueba de que verdad y belleza
son una sola cosa



https://campodemaniobras.blogspot.com/2019/02/griselda-garcia-encuentro-y-ardor-y.html

martes, 17 de septiembre de 2019

magia

el mago jugó sus cartas y se fue
con la galera vacía.
su paloma dio un par de vueltas todavía
y sin posarse un segundo
se marchó también.





lunes, 16 de septiembre de 2019

Fingimiento (Hannah Escobar Correa)

Con las palabras de otras como si fueran propias
-No sé nada-
Con el sentir de otras como si fuera propio
-No siento nada-
Sin ojos
Sin labios
Sin manos
En la cueva del destino
Lloraba
Como un pobre animal lastimado




https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/search?q=hannah+escobar+correa


viernes, 30 de agosto de 2019

Mi gato Onetti es largo (Raquel Martín Caraballo)



Mi gato Onetti es largo
como el invierno.
Va de un muro a otro
y ya no sé cuántas sombras
le han sido atribuidas.
“Tiene usted un gato bipolar”,
me ha dicho el veterinario.
“Dele Prozac ½ y ½”.
Onetti es ingrávido y elástico como el agua.
Araña la noche allá donde más duele.
De pronto se estira como la luz
y salta de la alcantarilla a la esperanza
con una facilidad envidiable.
Onetti es relativo y se cuela en los sumideros.
De no creer en nada pasa a quererlo todo:
Vividor y putero. Navajero y poeta.
A veces es Borges. Otras, Homero.
Depende del ángulo de la luna que lo enfoque,
y de las hojas de marihuana que haya mascado.
Mi gato es un chicle viejo como el tiempo:
ciego e inmortal. Flaco como el desapego.
Ya no sé cuántas vidas le han sido señaladas.
A veces es blanco. Otras, negro.

(Del poemario Animal de luz)

https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2015/05/raquel-martin-caraballo-15834.html

jueves, 29 de agosto de 2019

de la dulcísima venganza

otros viajeros oscuros partieron la piedra
acomodaron las horas y sus necesidades
indicaron con piedras el sitio donde honrar su poderío 
y la vigencia de sus dioses
con piedra dónde sacrificar los animales 
y las vírgenes que sus tropas no pudieron encontrar

sacrificios a un ejército de dioses propios y sanguinarios
que nada significaban para los vencidos salvo temor y sangre derramada

esos vencedores desarrollaron una nueva esclavitud muy parecida a las pasadas
con nuevas deshonras y escarmientos
dadores de la vida y de la muerte sin embargo 
no podían ni pudieron con su gran perspicacia
atisbar en la sed y el hambre que repartían lo que vendría
no pudieron ver en esos cielos o escuchar de boca de los viejos propios y extraños
lo que el hambre puede y puede la sed de la venganza
no pudieron distinguir ni estratagemas ni fuegos en los ojos ni en las cabezas bajas
ni la posibilidad de revancha de esos hombres con sus piedras afiladas con piedras cada noche
cuando el silencio dormía a los carceleros y a los guardianes de este orden
hombres con las manos rotas o encallecidas que durante el día esperaban el mañana
que con sus lomos ensanchados de ira esperaban un mañana de otras sangres derramadas

y fue
fue la rebelión del oprimido 
la dulce pero sangrienta venganza del vencido
su roja y dulcísima venganza contra esos dioses 
y los hombres que los habían inventado a su propia imagen
y semejanza

sangre derramada





viernes, 23 de agosto de 2019

un día me mataron

un día me mataron y no se dieron cuenta.
no fueron a velarme y tampoco me enterraron.
yo hubiera preferido - lo dije alguna vez, estoy seguro -
un buen fuego de mis carnes y mis huesos,
sin un cura fracasado representando viejas farsas
frente al féretro esperando al crematorio,
con su responso mal leído y su agüita al aire
de destino poco cierto por su mala puntería, 
parkinson mediante o torpeza senil,
sin querer darle el bautismo a nadie 
que no era el caso, y sus babas tristes 
cayendo sobre su sotana arrugada, 
vieja y sucia. yo hubiera preferido, 
simplemente,
lo digo hoy que ya estoy muerto,
una prolija desaparición de mis cenizas 
haciendo rulos con un sentido cierto 
en el agua incierta del inodoro 
al apretar el botón o tirar 
de la prehistórica cadena.




martes, 13 de agosto de 2019

Menos tu vientre (Miguel Hernández)

Menos tu vientre, 
todo es confuso. 
Menos tu vientre, 
todo es futuro 
fugaz, pasado 
baldío, turbio. 
Menos tu vientre, 
todo es oculto. 
Menos tu vientre, 
todo inseguro, 
todo postrero, 
polvo sin mundo. 
Menos tu vientre, 
todo es oscuro. 
Menos tu vientre 
claro y profundo.


      Lo publico, además de por su valor literario, por el valor de su autor. En parte, en homenaje a los que perdieron, en cualquier lado, en todos los lugares del mundo, por sus ideas, por sus impotencias, por luchar contra lo que era demasiado para ellos.
     O lo publico, simplemente, en homenaje a todos los que no pudieron por lo que fuera, como yo.


https://www.poesi.as/mh38b063.htm



https://youtu.be/tZi1Rkw4t3Y

jueves, 1 de agosto de 2019

choripanes (sergio beleiro)

gente que se enfada, odia, esgrime su pureza, apunta con el dedo más blanco y limpio a quien se come un choripán en la manifestación política y se enfada, odia, esgrime su pureza, apunta con el dedo más limpio y blanco a quien paga, asa, reparte, los famosos choripanes. 
estas gentes, del limpio dedo, de la blanca mano, muchas veces muy católicas, cristianas o afines, no reparan, no se acuerdan, no tienen la menor idea, de que en alguna manifestación antigua, en algún monte, en algún lugar allá lejos y hace tiempo, un tipo, aparentemente, con túnica y con barba, a la cabeza de la manifestación, repartió los panes y los peces entre los que fueron al discurso.
diferencia de emparedado. parece que en esas épocas no conocían el chorizo, por lo menos en esos lados o todavía no se había hecho una costumbre. 
no creo, estoy seguro, que lo de los peces o pescados no fueron sushi, porque los peces estaban asados y el discurso en boca de jesús "de ninguna manera podía ser político", aunque alguna vez dijo que era más fácil que un camello pasara por el ojo de una aguja que un rico se fuera al cielo.




                                  

miércoles, 31 de julio de 2019

Tabaquería (Alvaro de Campos - Fernando Pessoa)

   Tomé esta traducción de Tabaqueria realizada por Rodolfo Alonso de la Antología Lluvia oblicua y otros poemas (Poesía portuguesa del siglo XX) del Centro Editor de América Latina, 1983.
   Viendo otras versiones en la red me di cuenta que faltaba un verso.
   Supuse que se había perdido en imprenta sin que nadie se diera cuenta y no que el traductor hubiera decidido pasarlo por alto.
   Opté por poner la traducción de ese verso hecha por Octavio Paz seguida de *.
   Al final la versión original tomada de otro sitio de Internet.



No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

Ventanas de mi cuarto,
De mi cuarto de uno de los millones del mundo que nadie sabe quién es
(Y si supiesen quién es, ¿qué sabrían?),
Dais hacia el misterio de una calle cruzada constantemente por gente,
Hacia una calle inaccesible a todos los pensamientos,
Real, imposiblemente real, cierta, desconocidamente cierta,
Con el misterio de las cosas debajo de las piedras y de los seres,
Con la muerte poniendo humedad en las paredes y cabellos blancos los hombres,
Con el Destino conduciendo la carroza de todo por el camino de nada.

Estoy vencido hoy, como si supiese la verdad.
Estoy lúcido hoy, como si estuviese por morir,
Y no tuviese más hermandad con las cosas
Que una despedida, volviéndose esta casa y este lado de la calle
La hilera de carruajes de un convoy, y un silbato de partida
Dentro de mi cabeza,
Y una sacudida de mis nervios y un crujir de huesos al salir.

Estoy perplejo hoy, como quien pensó y halló y olvidó.
Estoy dividido hoy entre la lealtad que debo
A la Tabaquería del otro lado de la calle, como cosa real porfuera,
Y a la sensación de que todo es sueño, como cosa real por dentro.

Fracasé en todo.
Como no hice ningún propósito, tal vez todo fuese nada.
La enseñanza que me dieron,
Descendí de ella por la ventana de detrás de la casa.
Fui hasta el campo con grandes propósitos.
Pero allí encontré sólo hierbas y árboles,
Y cuando había gente era igual a la otra.
Salgo de la ventana, me siento en una silla.
¿En qué he de pensar?

¿Qué sé yo lo que seré, yo que no sé lo que soy?
¿Ser lo que pienso? ¡Pero pienso ser tantas cosas!
¡Y hay tantos que piensan ser esas mismas cosas que no podemos ser tantos!*
¿Genio? En este momento
Cien mil cerebros se conciben en sueño genios como yo,
Y la historia no señalará, ¿quién sabe?, ni uno,
Ni habrá sino estiércol de tantas conquistas futuras.
No, no creo en mí.
¡En todos los manicomios hay locos pensativos con tantas certezas!
¿Yo, que no tengo ninguna certeza, soy más cierto o menos cierto?
No, ni en mí...
¿En cuántas bohardillas y no-bohardillas del mundo
No hay a esta hora genios-para-sí-mismos soñando?
¿Cuántas aspiraciones altas y nobles y lúcidas,
—sí, verdaderamente altas y nobles y lúcidas—,
Y hasta realizables,
Nunca verán la luz del sol real ni hallarán oídos de gente?
El mundo es para quien nace para conquistarlo
Y no para quien sueña que puede conquistarlo, aunque tenga razón.

He soñado más que Napoleón.
He apretado a un pecho hipotético más humanidades que Cristo,
He hecho filosofías en secreto que ningún Kant escribió.
Pero soy, y tal vez seré siempre, el de la bohardilla,
Aunque no viva en ella;
Seré siempre el que no nació para eso;
Seré siempre sólo el que tenía cualidades;
Seré siempre el que esperó que le abriesen la puerta al pie de una pared sin puerta
Y cantó la canción del Infinito en un gallinero,
Y oyó la voz de Dios en un pozo tapado.
¿Creer en mí? No, ni en nada.
Derrámeme la Naturaleza sobre la cabeza ardiente
Su sol, su lluvia, el viento que me busca el cabello,
Y el resto que venga si viniere, o tuviere que venir, o que no venga.
Esclavos cardíacos de las estrellas,
Conquistamos todo el mundo antes de levantarnos de la cama;
Pero lo miramos y es opaco,
Nos levantamos y es ajeno,
Salimos de casa y es la tierra entera,
Más el sistema solar y la Vía Láctea y lo Indefinido.

(Come chocolates, pequeña; ¡Come chocolates!
Mira que no hay más metafísica en el mundo que los chocolates.
Mira que las religiones todas no enseñan más que la confitería.
¡Come, pequeña sucia, come!
¡Si pudiese comer chocolates con la misma verdad con que tú los comes!
Pero yo pienso y, al tirar el papel de plata, que es de hoja de estaño,
Echo todo al suelo, como he echado la vida.)

Pero al menos queda la amargura de lo que nunca seré
La caligrafía rápida de estos versos,
Pórtico partido para lo Imposible.
Pero al menos me consagro a mí mismo un desprecio sin lágrimas,
Noble al menos en el ademán ancho con que arrojo
La ropa sucia que soy, sin orden, por el decurso de las cosas,
Y quedo en casa sin camisa.

(Tú, que consuelas, que no existes y por eso consuelas,
Diosa griega, concebida como estatua que fuese viva,
Patricia romana, imposiblemente noble y nefasta,
Princesa de trovadores, gentilísima y colorida,
Marquesa del siglo dieciocho, escotada y distante,
Cocotte célebre del tiempo de nuestros padres,
No sé qué moderno –no concibo bien qué–,
Todo eso, sea lo que fuere, que seas, ¡si puede inspirar que inspire!
Mi corazón es un balde vaciado.
Como los que invocan espíritus me invoco
A mí mismo y no encuentro nada.
Llego a mi ventana y veo la calle con una nitidez absoluta.
Veo las tiendas, veo los paseos, veo los carros que pasan,
Veo los entes vivos vestidos que se cruzan,
Veo los perros que también existen,
Y todo esto me pesa como una condena a la deportación,
Y todo esto me es extraño, como todo.)

Viví, estudié, amé, y hasta creí,
Y hoy no hay mendigo a quien no envidie sólo por no ser yo.
Le miro a cada uno los andrajos y las llagas y la mentira,
Y pienso: tal vez nunca vivieses ni estudiases ni amases ni creyeses
(Porque es posible hacer la realidad de todo eso sin hacer nada de eso):
Tal vez hayas existido apenas, como un lagarto a quien cortan la cola
Y que es cola para acá del lagarto revolviéndose.

Hice de mí lo que no supe,
Y lo que podía hacer de mí no lo hice.
El disfraz que vestí era equivocado,
Me tomaron luego por quien no era y no desmentí, y me perdí.
Cuando quise quitarme la máscara,
Estaba pegada a la cara.
Cuando la tiré y me vi en el espejo,
Ya había envejecido.
Estaba ebrio, ya no sabía vestir el disfraz que no había tirado.
Acosté fuera a la máscara y dormí en el guardarropa
Como un perro tolerado por la gerencia
Por ser inofensivo
Y voy a escribir esta historia para probar que soy sublime.

Esencia musical de mis versos inútiles,
Quién me diera encontrarte como algo que yo hiciese,
Y no quedase siempre enfrente de la Tabaquería de enfrente,
Calcando a los pies la conciencia de estar existiendo,
Como un tapete en que un ebrio tropieza
O una espuerta que los gitanos robaron y no valía nada.

Pero el dueño de la Tabaquería llegó a la puerta y se quedó en la puerta.
Lo miro con la incomodidad de la cabeza mal doblada
Y con la incomodidad del alma mal-entendiendo.
El morirá y yo moriré.
El dejará el letrero, y yo dejaré versos.

A cierta altura morirá el letrero también, y los versos también.
Después de cierta altura morirá la calle donde estuvo el letrero,
Y la lengua en que fueron escritos los versos.
Morirá después el planeta gigante en que todo esto se dio.
En otros satélites de otros sistemas cualquier cosa como gente
Continuará haciendo cosas como versos y viviendo debajo de cosas como los letreros,
Siempre una cosa enfrente de la otra,
Siempre una cosa tan inútil como la otra,
Siempre lo imposible tan estúpido como lo real,
Siempre el misterio del fondo tan cierto como el sueño de misterio de la superficie,
Siempre esto o siempre otra cosa o ni una cosa ni otra.

Pero un hombre entró en la Tabaquería (¿para comprar tabaco?),
Y la realidad plausible cae de repente sobre mí.
Me yergo a medias enérgico, convencido, humano,
Y voy a intentar escribir estos versos en que digo lo contrario.
Enciendo un cigarro al pensar en escribirlos
Y saboreo en el cigarro la liberación de todos los pensamientos.
Sigo el humo como una ruta propia,
Y gozo, en un momento sensitivo y competente,
La liberación de todas las especulaciones
Y la conciencia de que la metafísica es una consecuencia de estar indispuesto.

Después me echo para atrás en la silla
Y continúo fumando.
Mientras el Destino me lo conceda, continuaré fumando.
(Si yo me casase con la hija de mi lavandera
Tal vez fuese feliz.)
Visto esto, me levanto de la silla. Voy a la ventana.

El hombre salió de la Tabaquería (¿metiendo el cambio en el bolsillo de los pantalones?).
Ah, lo conozco: es Esteves, sin metafísica.
(El dueño de la Tabaquería llegó a la puerta.)
Como por un instinto divino Esteves se volvió y me vio.
Me dijo adiós, le grite ¡Adiós, Esteves!, y el universo
Se reconstruyó sin ideal ni esperanza, y el Dueño de la Tabaquería sonrió.



Tabacaria

1.     Não sou nada.
        Nunca serei nada.
        Não posso querer ser nada.
        À parte isso, tenho em mim todos os sonhos do mundo.

5.      Janelas do meu quarto,
        Do meu quarto de um dos milhões do mundo que ninguém sabe quem é
        (E se soubessem quem é, o que saberiam?),
        Dais para o mistério de uma rua cruzada constantemente por gente,
        Para uma rua inacessível a todos os pensamentos,
10.   Real, impossivelmente real, certa, desconhecidamente certa,
        Com o mistério das coisas por baixo das pedras e dos seres
        Com a morte a pôr umidade nas paredes e cabelos brancos nos homens.
        Com o Destino a conduzir a carroça de tudo pela estrada de nada.
        Estou hoje vencido, como se soubesse a verdade.
15.   Estou hoje lúcido, como se estivesse para morrer,
        E não tivesse mais irmandade com as coisas
        Senão uma despedida, tornando-se esta casa e este lado da rua
        A fileira de carruagens de um comboio, e uma partida apitada
        De dentro da minha cabeça,
20.   E uma sacudidela dos meus nervos e um ranger de ossos na ida.

        Estou hoje perplexo, como quem pensou e achou e esqueceu.
        Estou hoje dividido entre a lealdade que devo
        À Tabacaria do outro lado da rua, como coisa real por fora,
        E à sensação de que tudo é sonho, como coisa real por dentro.

25.   Falhei em tudo.
        Como não fiz propósito nenhum, talvez tudo fosse nada.
        A aprendizagem que me deram,
        Desci dela pela janela das traseiras da casa.
        Fui até ao campo com grandes propósitos.
30.  Mas lá encontrei só ervas e árvores,
        E quando havia gente era igual à outra.
        Saio da janela, sento-me numa cadeira.
        Em que hei de pensar?

        Que sei eu do que serei, eu que não sei o que sou?
35.   Ser o que penso? Mas penso ser tanta coisa!
        E há tantos que pensam ser a mesma coisa que não pode haver tantos!
        Gênio? Neste momento
        Cem mil cérebros se concebem em sonho gênios como eu ,

        E a história não marcará, quem sabe?, nem um,
40.   Nem haverá senão estrume de tantas conquistas futuras.
        Não, não creio em mim.
        Em todos os manicômios há doidos malucos com tantas certezas!
        Eu, que não tenho nenhuma certeza, sou mais certo ou menos certo?
        Não, nem em mim...
45.   Em quantas mansardas e não-mansardas do mundo.
        Não estão nesta hora gênios-para-si-mesmos sonhando.
        Quantas aspirações altas e nobres e lúcidas -
        Sim, verdadeiramente altas e nobres e lúcidas -,
        E quem sabe se realizáveis,
50.   Nunca verão a luz do sol real nem acharão ouvidos de gente?
        0 mundo é para quem nasce para o conquistar
        E não para quem sonha que pode conquistá-lo, ainda que tenha razão.
       Tenho sonhado mais que o que Napoleão fez.
        Tenho apertado ao peito hipotético mais humanidades do que Cristo,
55.   Tenho feito filosofias em segredo que nenhum Kant escreveu.
        Mas sou, e talvez serei sempre, o da mansarda,
        Ainda que não more nela;
        Serei sempre o que não nasceu para isso;
        Serei sempre só o que tinha qualidades;
60.   Serei sempre o que esperou que lhe abrissem a porta ao pé de uma parede sem porta,
        E cantou a cantiga do Infinito numa capoeira,
        E ouviu a voz de Deus num paço tapado.
        Crer em mim? Não, nem em nada.
        Derrame-me a Natureza sobre a cabeça ardente
65.   0 seu sol, a sua chuva, o vento que me acha o cabelo,
        E o resto que venha se vier, ou tiver que vir, ou não venha.
        Escravos cardíacos das estrelas,
        Conquistamos todo o mundo antes de nos levantar da cama;
        Mas acordamos e ele é opaco,
70.   Levantamo-nos e ele é alheio,
        Saímos de casa e ele é a terra inteira,
        Mais o sistema solar e a Via Láctea e o Indefinido.

        (Come chocolates, pequena; Come chocolates!
        Olha que não há mais metafísica no mundo senão chocolates.
75.   Olha que as religiões todas não ensinam mais que a confeitaria.
        Come, pequena suja, come!
        Pudesse eu comer chocolates com a mesma verdade com que comes!
        Mas eu penso e, ao tirar o papel de prata, que é de folha de estanho,
        Deito tudo para o chão, como tenho deitado a vida.)
80.   Mas ao menos fica da amargura do que nunca serei
        A caligrafia rápida destes versos,
        Pórtico partido para o Impossível.
        Mas ao menos consagro a mim mesmo um desprezo sem lágrimas,
        Nobre ao menos no gesto largo com que atiro
85.   A roupa suja que sou, sem rol, pra o decurso das coisas,
        E fico em casa sem camisa.
        #
        (Tu, que consolas, que não existes e por isso consolas,
        Ou deusa grega, concebida como estátua que fosse viva,
        Ou patrícia romana, impossivelmente nobre e nefasta,
90.   Ou princesa de trovadores, gentilíssima e colorida,
        Ou marquesa do século dezoito, decotada e longínqua,
        Ou cocote célebre do tempo dos nossos pais,
        Ou não sei quê moderno - não concebo bem o quê -,
        Tudo isso, seja o que for, que sejas, se pode inspirar que inspire!
95.   Meu coração é um balde despejado.
        Como os que invocam espíritos invocam espíritos invoco
        A mim mesmo e não encontro nada.
        Chego à janela e vejo a rua com uma nitidez absoluta.
        Vejo as lojas, vejo os passeios, vejo os carros que passam,
100. Vejo os entes vivos vestidos que se cruzam,
        Vejo os cães que também existem,
        E tudo isto me pesa como uma condenação ao degredo,
        E tudo isto é estrangeiro, como tudo.)
        Vivi, estudei, amei, e até cri,
105. E hoje não há mendigo que eu não inveje só por não ser eu.
        Olho a cada um os andrajos e as chagas e a mentira,
        E penso: talvez nunca vivesses nem estudasses nem amasses nem cresses
        (Porque é possível fazer a realidade de tudo isso sem fazer nada disso);
        Talvez tenhas existido apenas, como um lagarto a quem cortam o rabo
110. E que é rabo para aquém do lagarto remexidamente.

        Fiz de mim o que não soube,
        E o que podia fazer de mim não o fiz.
        0 dominó que vesti era errado.
        Conheceram-me logo por quem não era e não desmenti, e perdi-me.
115. Quando quis tirar a máscara,
        Estava pegada à cara.
        Quando a tirei e me vi ao espelho, Já tinha envelhecido.
        Estava bêbado, já não sabia vestir o dominó que não tinha tirado.
        Deitei fora a máscara e dormi no vestiário
120. Como um cão tolerado pela gerência Por ser inofensivo
        E vou escrever esta história para provar que sou sublime.

        Essência musical dos meus versos inúteis,
        Quem me dera encontrar-te como coisa que eu fizesse
        E não ficasse sempre defronte da Tabacaria de defronte,
125. Calcando aos pés a consciência de estar existindo,
        Como um tapete em que um bêbado tropeça
        Ou um capacho que os ciganos roubaram e não valia nada.

        Mas o Dono da Tabacaria chegou à porta e ficou à porta.
        Olho-o com o desconforto da cabeça mal voltada
130. E com o desconforto da alma mal-entendendo.
        Ele morrerá e eu morrerei.
        Ele deixará a tabuleta, eu deixarei versos.
        A certa altura morrerá a tabuleta também, e os versos também.
        Depois de certa altura morrerá a rua onde esteve a tabuleta,
135. E a língua em que foram escritos os versos.
        Morrerá depois o planeta girante em que tudo isto se deu.
        Em outros satélites de outros sistemas qualquer coisa como gente
        Continuará fazendo coisas como versos e vivendo por baixo de coisas como tabuletas,
        Sempre uma coisa defronte da outra, Sempre uma coisa tão inútil como a outra ,
140. Sempre o impossível tão estúpido como o real,
        Sempre o mistério do fundo tão certo como o sono de mistério da superfície,
        Sempre isto ou sempre outra coisa ou nem uma coisa nem outra.
        Mas um homem entrou na Tabacaria (para comprar tabaco?)
        E a realidade plausível cai de repente em cima de mim.
145. Semiergo-me enérgico, convencido, humano,
        E vou tencionar escrever estes versos em que digo o contrário.

        Acendo um cigarro ao pensar em escrevê-los
        E saboreio no cigarro a libertação de todos os pensamentos.
        Sigo o fumo como uma rota própria,
150. E gozo, num momento sensitivo e competente,
        A libertação de todas as especulações
        E a consciência de que a metafísica é uma conseqüência de estar mal disposto.

        Depois deito-me para trás na cadeira
        E continuo fumando.
155. Enquanto o Destino mo conceder, continuarei fumando.

        (Se eu casasse com a filha da minha lavadeira
        Talvez fosse feliz.)
        Visto isto, levanto-me da cadeira. Vou á janela.

        0 homem saiu da Tabacaria (metendo troco na algibeira das calças?).
160. Ah, conheço-o; é o Esteves sem metafísica.
        (0 Dono da Tabacaria chegou á porta.)
        Como por um instinto divino o Esteves voltou-se e viu-me.
        Acenou-me adeus, gritei-lhe Adeus ó Esteves!, e o universo
         Reconstruiu-se-me sem ideal nem esperança, e o dono da tabacaria sorriu.

https://www.passeiweb.com/estudos/livros/tabacaria_poema






lunes, 29 de julio de 2019

panqueques (sergio beleiro)


                Los panqueques siempre fueron un problema.
                A mis viejos les gustaban con azúcar y a mí, fruto de un descubrimiento feliz en casa de mi tía, con dulce de leche.
                Ganaban ellos y el azúcar era la única asistente en esas tardes de alegría.
                Pero el problema mayor era otro, u otra, mi vieja.
                No podía nunca dejar de enojarse mientras los hacía.
                Sufría al ver... no, mejor dicho, al no ver crecer la pila de panqueques en el plato.
                Acosada por mi viejo y por mí, piratas con azucarera en mano y las manos prestas al ataque por la espalda, era poner un panqueque en el plato para que desapareciera sin llegar a entibiarse.
                Para ella era una historia que venía desde lejos y hace tiempo, que se repetía una y otra vez con pocas diferencias.
                Había cambiado de país y de sartenes, de paisaje y comensales, para muchos años después con nosotros como amigos-enemigos traicioneros seguir enojándose.
                No había forma de hacer crecer la pila hasta que los depredadores se hartaran del manjar o hicieran una pausa digestiva, recompusieran fuerzas y volvieran al abordaje.
                Su cambio había sido más que un cambio de país, de estado civil y ocupaciones, o una reducción de hambrientos y angurrientos a los que alimentar.
                En España, cocinaba para más de una docena, aunque la cocina no le gustaba demasiado y permanecía en su vida, ya llegada la mía, casi como una obligación adquirida, una desgracia inevitable o un atavismo vaya uno a saber de qué clase.
                Ayer, allá a lo lejos, rodeada de sus hermanos y mi abuelo, ya sufría como una madre, desbordada o sin poder, viéndolos cazar al vuelo sus planos y simples manjares junto al fuego de la cocina económica, armados con sus manos, la cuchara y el azúcar, para en vuelo rasante espolvorearlos y a la boca.