domingo, 23 de julio de 2017

el misterio de unas manos (sergio beleiro)

el misterio de unas manos que apenas pueden cortar el pan, que no saben tomar una escoba o pasar el trapo.
sentenciadas a no usar herramientas de ningún tipo, ni siquiera un lápiz con el que dibujar el rostro amado, o una isla y su tesoro, o un esquema cualquiera, una flor, una casa, un plano a mano alzada del camino hasta la plaza.

el misterio de unas manos que parecen calladas, como la boca callada, y olvidaron las caricias y el volar hacia el abrazo, o simplemente no saben, como algunos labios no saben de palabras.


comer solo (sergio beleiro)

No lo puedo explicar. Es una sensación. Viene desde lejos, de cuando era chico y de un lugar que puedo identificar y que no ha cambiado demasiado.
Hay pocas cosas más tristes que una persona comiendo sola en un bar.
O para hacerlo más oscuro, una persona sola cenando en una mesa apartada al fondo del local.
Sé que esa situación no implica siempre la tristeza de la soledad más grave, puede ser algo eventual, algo tan pasajero como un gran apetito que aparece sin que se pueda llegar a casa pronto, pero a los ojos de ese niño que yo era, era lo más triste que le podía ocurrir a una persona.
Esta percepción de la tristeza en la imagen de alguien comiendo solo en un bar o en un restaurante, todavía me sigue. Soy incapaz de comer fuera de casa y solo. No lo hago, me resisto, vuelvo a casa muerto de hambre y solo.
Fue por Constitución, la persona era un hombre, cenando en un comedero común y corriente enfrente de uno de los lados de la estación, en una mesa que daba a la calle, con la ventana abierta en una noche de verano.
Hoy pienso, que mientras el hombre masticaba, tenía la mirada perdida y no se daba cuenta de estar bajo la mirada de un niño que lo miraba desde la ventanilla de un colectivo que se había detenido, justo en la parada de esa vereda, frente a ese bar, con el solo motivo de crear una tristeza o una angustia para el hombre que el niño algún día iba a ser.
Puede ser la imaginación de un chico no muy imaginativo que el transcurso de los años fue agrandando para adornar la seca historia; pero la imagen fue real y se me quedó adentro, en ese entonces me puso un rato triste y, hoy en día, me hace evitar el comer solo en cualquier lugar que no sea mi casa.


Aunque comer solo en casa también es algo triste.

viernes, 21 de julio de 2017

Perdido (Tito Muñoz)

Me he perdido, señora.
¿Me puede acompañar, agarrando mi mano,
hasta un lugar donde alguien me conozca?

Recuerdo a una mujer haciendo sopa,
un ascensor que no llegaba al cielo,
unos hermanos queriendo y peleando,
un edificio que tenía entresuelo,
una vieja con manos de cartón
que hablaba de aquel buzo
- creo que era mi abuelo -.
Penélope tejiendo tapetes de ganchillo
sin Ulises viniendo de regreso.

Me he perdido y no tengo
un mapa de mi infancia,
comí aquel pan y no dejé miguitas
- no nadaba, señora, en la abundancia -.
Mónteme, por favor, en aquel tiovivo,
quiero dar vueltas en el coche de bomberos
y déjeme después, se lo suplico,
en el tercero primera de una casa ardiendo.


https://poetassigloveintiuno.blogspot.com.ar/2016/10/tito-munoz-19401.html



miércoles, 19 de julio de 2017

Último acto (Andrea Bernal)


Cuando nadie piensa aún que el telón puede bajarse.
Y ruge el verde mar,
Y está aquel perro inconsciente de su vitalidad, diciéndome todo con sus patas.
Y estiro mis piernas por si el horizonte puede volverse aún más infinito.
Y me digo que la soledad no es un silencio,
Solo la consecución del último acto.












https://poetassigloveintiuno.blogspot.com.ar/2016/11/andrea-bernal-19642.html



viernes, 14 de julio de 2017

En esta noche, en este mundo (Alejandra Pizarnik)

                                                          a Martha Isabel Moia

en esta noche en este mundo
las palabras del sueño de la infancia de la muerte
nunca es eso lo que uno quiere decir
la lengua nata castra
la lengua es un órgano de conocimiento
del fracaso de todo poema
castrado por su propia lengua
que es el órgano de la re-creación
del re-conocimiento
pero no el de la resurrección
de algo a modo de negación
de mi horizonte de maldoror con su perro
y nada es promesa
entre lo decible
que equivale a mentir
(todo lo que se puede decir es mentira)
el resto es silencio
sólo que el silencio no existe

no 
palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia
si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?
en esta noche en este mundo
extraordinario silencio el de esta noche
lo que pasa con el alma es que no se ve
lo que pasa con la mente es que no se ve
lo que pasa con el espíritu es que no se ve
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades?
ninguna palabra es visible

sombras
recintos viscosos donde se oculta
la piedra de la locura
corredores negros
los he corrido todos
¡oh quédate un poco más entre nosotros!

mi persona está herida
mi primera persona del singular

escribo como quien con un cuchillo alzado en la oscuridad
escribo como estoy diciendo
la sinceridad absoluta continuaría siendo
lo imposible
¡oh quédate un poco más entre nosotros!

los deterioros de las palabras
deshabitando el palacio del lenguaje
el conocimiento entre las piernas
¿qué hiciste del don del sexo?
oh mis muertos
me los comí me atraganté
no puedo más de no poder

palabras embozadas
todo se desliza
hacia la negra licuefacción
y el perro de maldoror
en esta noche en este mundo
donde todo es posible
salvo
el poema

hablo
sabiendo que no se trata de eso
siempre no se trata de eso
oh ayúdame a escribir el poema más prescindible
        el que no sirva ni para
        ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche en este mundo





(1971-1972)
Textos de sombra y últimos poemas. Editorial Sudamericana, 1985.
Poemas supervisados por Olga Orozco y Ana Becciú

Espacios incruentos (Manuel Lombardo Duro)

Quizás
la escritura
nada tenga que ver
con la vida ni con la muerte.

Tal vez sólo sea
una forma de expresar
la insumisión activa,
el rechazo absoluto,
la desobediencia cósmica,

la lucha desigual
de un hombre solo
contra todos los poderes,

la búsqueda desesperada
de espacios incruentos.



Tomado de:
https://poetassigloveintiuno.blogspot.com.ar/2015/08/manuel-lombardo-duro-16874.html

domingo, 9 de julio de 2017

miércoles, 5 de julio de 2017

García Lorca

Hace un tiempo escuché que Federico García Lorca fue fusilado por poeta, puto y republicano.
             Posiblemente fue traicionado; fue asesinado y desaparecido.
En todos lados se cuecen habas y aunque la humanidad progresa, la humanidad siempre es escasa.
Se puede llegar a su obra por el interés que despierta su historia o su leyenda, o por algunas canciones que llevan sus palabras y no está mal.
La cuestión es darse cuenta de la importancia de su obra más allá de su desgracia de asesinado o de lo que se dice de él.
Se puede llegar a sus escritos por cualquier lado, pero hay que meterse en sus palabras.
Lo mismo corre para el que llega a Miguel Hernández por las canciones de Serrat o a otros poetas a través de Paco Ibáñez o a Rafael Alberti a través de Attaque 77.
            De manera parecida, aunque a veces sea complicado, no habría que negarse a otras obras por la malhadada historia de sus creadores. No podemos negarnos a los cuentos o poemas de Borges por sus opiniones políticas conservadoras o retrógradas, ni a “Viaje al fin de la noche” por haber sido Céline racista o colaboracionista (aunque también pacifista).
El asunto es que más allá de los errores y aciertos, de las vidas más o menos complicadas, de los finales felices o terribles de los autores a los que nos asomamos, sus obras son concretas, están ahí. Si se perdieran las identidades de quienes las crearon pero nos quedaran esos libros, las palabras serían las mismas. Podríamos leerlas y releerlas y, tal vez, puestos a divagar, hasta inventarles un autor con una vida completamente distinta a la real, una vida fantástica que tampoco podríamos imaginar cabalmente hasta el último detalle.





sábado, 1 de julio de 2017

la mañana con ailén

el día gris comienza a ceder
frente al sol perfecto

y ella: "feliz cumple" despacito
te trae un beso una caricia

una sonrisa 
los días de la vida

y dulces 
para despertar