domingo, 18 de noviembre de 2018

Los más raros (Charles Bukowski)

No es frecuente verlos
porque donde hay multitud
ellos
no están.

Esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
buenas sinfonías
los pocos
buenos libros
y otras
obras.

Y de los
mejores de los
extraños
quizás
nada.
Ellos son
sus propias
pinturas
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

A veces me parece
verlos
por ejemplo
cierto viejo
sentado en cierto
banco
de una cierta
manera
o
un rostro fugaz
en un automóvil
que pasa
en dirección
contraria
o
hay un cierto movimiento
en las manos
de un chico o una chica
que empaqueta
las cosas
en el supermercado.

A veces
incluso es alguien
con quien estuviste
viviendo
algún tiempo,
te vas a dar cuenta
de una mirada rápida
y luminosa
que nunca
le habías visto
antes.

A veces
sólo notarás
su
existencia
repentinamente
en un
vívido
recuerdo.

Algunos meses
algunos años
después de que se hayan
ido.

Recuerdo
a uno:
Tenía unos
20 años
iba borracho a
las 10 de la mañana
se miraba en un
espejo
resquebrajado
de Nueva Orleans,
un rostro soñador
contra los
muros
del mundo

¿Qué
ha sido
de mí?




Tomado del blog Un mundo incompleto.

jueves, 15 de noviembre de 2018

Jazz de verano (Raúl Gustavo Aguirre)

                                  (In memorian Charlie Parker)


Yo me inclino ante un hombre
que rompió simplemente
contra el silencio su cabeza

contra el silencio de la vida de la muerte
de la miseria inútil
del dolor sin sentido

son éstas las alabanzas
de un hombre que sostuvo
que sostuvo y sostuvo
en el fondo de un vaso un sonido sin fin

para que nadie nunca nunca más esté solo.

1954.


De La estrella fugaz, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1984.

martes, 13 de noviembre de 2018

Todas las ciudades que hemos visitado (Chusé Raúl Usón)

Todas las ciudades que hemos visitado,
todas las camas en las que nos hemos acostado,
todas las noches que hemos querido,
los sueños que hemos soñado,
las palabras que no hemos dicho,
se derrumban,
se hunden.

Sólo quedarán escombros,
cascotes,
montones de piedras
grabados en la memoria.

De aquellos días no quedará
nada,
nada
de nada.
Todo lo cubrirá el tiempo.

Por eso escribo.


Tomado de https://poetassigloveintiuno.blogspot.com

viernes, 9 de noviembre de 2018

tal vez una noche la noche

tal vez una noche la noche
cierre los papeles
ponga puntos y finales
recorte los paisajes
casi inexistentes de los versos
quite por aquí un adjetivo
inexcusable
al no haberlo quitado el café
con su mancha piadosa
e insalvable
tal vez lo haga la noche
o un fuego borre los nombres
y salve algunas palabras
en nombre de anónimas cruzadas
se disfrace una mano alada
de garra en plena tarde
y lo tire todo al viento
o en bolsas tu mano terrenal 
cariñosa e inteligente
lo pase todo a otro estado
e indiques mujer 
con lengua y labio
que acá no pasó nada
que la luz no está 
que lamentablemente 
no hubo ni habrá ningún milagro




miércoles, 7 de noviembre de 2018

No me gustaría que me vieran ahora (Ray Loriga)


   NO ME GUSTARÍA QUE ME VIERAN AHORA. Ni mis amigos, ni mi mujer, ni por supuesto mi editor. Porque ahora sencillamente no sé qué coño hacer. No sé por dónde ir. No sé cuánto he andado y no sé lo que me queda.
xxNo sé si se puede decir algo acerca de los sitios o las personas que no sea un juego al que ya hemos jugado todos.
xxNo sé si tratar de dejar de beber sirve para algo.
xxNo sé si beber era un asunto serio o sólo una de esas cosas que hago, como vestirme de estrella del rock and roll, por ejemplo.
xxNo sé por qué hasta hace nada estaba tan seguro de acertar, ni sé por qué ahora estoy absolutamente convencido de haberme estado equivocando.
xxSólo estoy seguro de una cosa.
xxDos días distintos te convierten en una persona diferente.


    Loriga, Ray. Días extraños. Madrid; Ediciones Detursa, 1994.

viernes, 2 de noviembre de 2018

Los números (Mary Cornish)


Me gusta la generosidad de los números.
La disponibilidad, por ejemplo,
que demuestran para contar
personas o cosas:
dos pepinillos, una puerta de habitación,
ocho bailarinas engalanadas como cisnes.

Me gusta la docilidad de la suma
-añadir dos tazas de leche y batir-,
su sentido de la abundancia: seis ciruelas
en el suelo, tres más
cayendo del árbol.

Y la tabla de multiplicar
peces por peces,
su lomos plateados reproduciéndose
bajo la sombra
de un barco.

Ni siquiera la resta representa una pérdida,
sino incorporación a alguna otra parte:
de cinco gorriones echaron a volar dos,
los dos están ahora
en otro jardín.

Hay una amplitud en la división,
cuando abres la comida china
cajita a cajita,
y dentro de cada galleta de la suerte
aguarda una nueva fortuna.

Y nunca dejaré de sorprenderme
por el regalo del resto,
liberado al final:
cuarenta y siete dividido entre once es igual a cuatro,
y quedan tres.

Tres niños a los que llaman sus madres,
dos italianos haciéndose a la mar,
un calcetín que dondequiera que busques no está.

Trad. de Jesús Jiménez Domínguez en su blog
https://jesusjimenezdominguez.blogspot.com/search?q=cornish