jueves, 25 de noviembre de 2021

Yo remo (Henri Michaux)


 














Maldije tu frente tu vientre tu vida
maldije las calles que tu andar enfila
los objetos que tu mano aprehende
maldije el interior de tus sueños

Puse una charca en tu ojo que ya no ve
un insecto en tu oreja que ya no oye
una esponja en tu cerebro que ya no comprende

Te enfrié en el alma de tu cuerpo
te congelé en tu vida profunda

El aire que respiras te sofoca
el aire que respiras tiene un olor a sótano
es un aire ya espirado desechado por las hienas
el estiércol de ese aire ya nadie lo puede respirar

Tu piel está toda húmeda
tu piel suda el sudor del gran miedo
tus axilas exhalan a lo lejos un olor a cripta

Los animales de detienen cuando pasas
los perros aúllan por la noche, con la cabeza enderezada hacia tu casa
no puedes huir
no te llega ni siquiera una fuerza de hormiga a la punta del pie
tu cansancio es tronco de plomo en tu cuerpo
tu cansancio es una larga caravana
tu cansancio llega hasta el país de Nan
tu cansancio es inexpresable

Tu boca te muerde
tus uñas te arañan
ya no es más tuya tu mujer
ya no es más tuyo tu hermano
la planta de tu pie es mordida por una serpiente furiosa

Han babeado sobre tu progenitura
han babeado sobre la risa de tu hijita
han babeado frente al rostro de tu morada

El mundo se aleja de ti

Yo remo
remo
remo contra tu vida
remo
me multiplico en remeros innumerables
para remar más fuertemente contra ti

Caes en lo vago
careces de soplo
te fatigas ante el menor esfuerzo

Yo remo
remo
remo

Te vas, ebrio, atado a la cola de un mulo
la ebriedad como un enorme parasol que oscurece el cielo
y junta las moscas
la ebriedad vertiginosa de los canales semicirculares
comienzo mal atendido de la hemiplejía
la ebriedad no te abandona ya
te tumba a la izquierda
te tumba a la derecha
te tumba sobre el suelo pedregoso del camino

Yo remo
remo
remo contra tus días

En la casa del sufrimiento entras

Yo remo
remo
sobre una faja negra se inscriben tus acciones
sobre el enorme ojo blanco de un caballo bizco
rueda tu porvenir

YO REMO


De “Poesía por poder”. 
Tomado de Poemas de Henri Michaux, Companía General Fabril Editora, Buenos Aires 1978.
No hay datos del traductor.

Otra versión:

Maldije tu frente tu vientre tu vida
Maldije las calles que tu andar recorre
Los objetos que recoge tu mano
Maldije el interior de tus sueños

Puse un charco en tu ojo que ya no ve
Un insecto en tu oreja que ya no oye
Una esponja en tu cerebro que ya no comprende

Te he enfriado en el alma de tu cuerpo
Te he congelado en tu vida profunda
El aire que respiras te sofoca
El aire que respiras tiene aire de sótano
Es un aire que ya ha sido expirado
Que ha sido expulsado por hienas
El hedor de ese aire ya nadie puede respirarlo

Tu piel está completamente húmeda
Tu piel rezuma el agua del gran miedo
Tus axilas desprenden desde lejos un olor a cripta

Los animales se detienen a tu paso
Los perros aúllan por la noche, levantando la cabeza hacia tu casa
No puedes huir
No tienes ningún hormigueo en la punta del pie
Tu cansancio pone raíces de plomo en tu cuerpo
Tu cansancio es una larga caravana
Tu cansancio llega hasta el país de Nan
Tu cansancio es inexpresable

Tu boca te muerde
Tus uñas te arañan
Ya no es tuya tu mujer
Ya no es tuyo tu hermano
Una serpiente furiosa le ha mordido la planta del pie
Han mancillado tu progenitura
Han mancillado la risa de tu niñita
Han mancillado al pasar el rostro de tu morada

El mundo se aleja de ti

Yo remo
Yo remo
Yo remo contra tu vida
Yo remo
Yo me multiplico en remeros innumerables
Para remar con mayor fuerza contra ti

Caes en lo impreciso
Estás sin aliento
Te cansas aun antes de hacer el menor esfuerzo

Yo remo
Yo remo
Yo remo
Te vas, ebrio, atado a la cola de un mulo
La ebriedad como un inmenso quitasol que oscurece el cielo
Y convoca a las moscas
La ebriedad vertiginosa de los canales semicirculares
Comienzo mal escuchado de la hemiplejía
La ebriedad ya no te abandona
Te tumba hacia la izquierda
Te tumba hacia la derecha
Te tumba sobre el suelo pedregoso del camino
Yo remo
Yo remo
Yo remo contra tus días

En la casa del sufrimiento entras

Yo remo
Yo remo
Sobre un lazo negro tus acciones se inscriben
Sobre el gran ojo blanco de un caballo tuerto rueda tu porvenir

Yo remo

Traducción de Julia Escobar.



«Je rame»

J’ai maudit ton front ton ventre ta vie
J’ai maudit les rues que ta marche enfile
Les objets que ta main saisit
J’ai maudit l’intérieur de tes rêves

J’ai mis une flaque dans ton oeil qui ne voit plus
Un insecte dans ton oreille qui n’entend plus
Une éponge dans ton cerveau qui ne comprend plus

Je t’ai refroidi en l’âme de ton corps
Je t’ai glacé en ta vie profonde
L’air que tu respires te suffoque
L’air que tu respires a un air de cave
Est un air qui a déjà été expiré
Qui a été rejeté par des hyènes

Le fumier de cet air personne ne peut plus le respirer

Ta peau est toute humide
Ta peau sue l’eau de la grande peur
Tes aisselles dégagent au loin une odeur de crypte

Les animaux s’arrêtent sur ton passage
Les chiens, la nuit, hurlent, la tête levée vers ta maison
Tu ne peux pas fuir
Il ne te vient pas une force de fourmi au bout du pied
Ta fatigue fait une souche de plomb en ton corps
Ta fatigue est une longue caravane
Ta fatigue va jusqu’au pays de Nan
Ta fatigue est inexpressible

Ta bouche te mord
Tes ongles te griffent
N’est plus à toi ta famme
N’est plus à toi ton frère
La plante de son pied est mordue par un serpent furieux

On a bavé sur ta progéniture
On a bavé sur le rire de ta fillette
On est passé en bavant devant le visage de ta demeure

Le monde s’éloigne de toi

Je rame
Je rame
Je rame contre ta vie
Je rame
Je me multiplie en rameurs innombrables
Pour ramer plus fortement contre toi

Tu tombes dans le vague
Tu es sans souffle
Tu te lasses avant même le moindre effort

Je rame
Je rame
Je rame

Tu t’en vas, ivre, attaché à la queue d’un mulet
L’inverse comme un immense parasol qui abscurcit le ciel

Et assemble les mouches
L’ivresse vertigineuse des canaux semicirculaires
Commencement mal écouté de l’hémiplégie
L’ivresse ne te quitte plus
Te couche à gauche
Te couche à droite
Te couche sur le sol pierreux du chemin
Je rame
Je rame
Je rame contre tes jours

Dans la maison de la souffrance tu entres

Je rame
Je rame
Sur un bandeau noir tes actions s’inscrivent
Sur le grand oeil blanc d’un cheval borgne roule ton avenir

Je rame


La traducción de Julia Escobar y el poema en francés fueron tomados de :

martes, 23 de noviembre de 2021

No estás (Dane Zajc)


 











No estás en la voz del viento, ni en las montañas dispersas,
ni en la flor; y si cantan los pájaros, no te cantan a ti, 
ni en la desnudez de la tierra, ni en el denso olor del pasto,
y si cultivas rosas para que te perfumen, las rosas perfuman para ellas,
y si trazas una calle, la calle te hablará de ella,
y si construyes tu casa, y la llenas con objetos caros, 
algún día te recibirá como a un extraño
y los objetos hablarán en su propia lengua,
burlándose de ti.

Es mentira que el arroyo sea para calmar tu sed,
y que el río sea para bañarte en su refrescante lecho.
Es mentira que las cosas vayan a consolarte con recuerdos amables,
porque algún día todo tu mundo se levantará en rebelión.

Algún día las cosas cambiarán de nombre,
entonces la piedra será odio, el viento, horror,
la calle, temor, los pájaros te picotearán la frente,
te quemarán con los clavos de sus voces, el río será desesperación,
tus objetos serán tu culpa y tus acusadores.
El mundo estará perdido. El mundo no tendrá nombre.

Entonces tendrá que darte lo mismo. Te sentarás en un rincón abandonado.
Cerrarás los ojos para no ver nada. Sobre todo para no ver 
tu perdición en la perdición del mundo agotado.
Para que no se te ocurra pensar que algo debes 
hacer, que en algún sitio debes pararte sobre tus dos piernas,
que serán delgadas como las patas de los opiliones. 
Sólo tu cabeza será grande. Tu cabeza, que florecerá 
blanca como la magnolia. Buscarás largo tiempo en la blanca gruta de la boca un nombre para ti,
pero entonces será mejor que encuentres un nombre para el final
más que un nombre para continuar.


Traducción de Florencia Ferre, Diario de Poesía N°79.

lunes, 22 de noviembre de 2021

Poema del niño que cazaba moscas para alimentar a sus ranas (Miguel Ángel Bustos)

  





















Un ala transparente 
Sobre un cuerpo oscuro 
opaco de zumbidos pesados. 
Una mano abierta 
suave en el aire. 
Pequeño vientre 
de hojas blandas bajo el agua. 
Silencioso 
como los dioses 
el niño contempla el almuerzo. 



Tomado de Diario de Poesía N°36, Argentina.



sábado, 20 de noviembre de 2021

Del futuro sólo se habla (Natalia Litvinova)


 
















hay algo de nada
en todo esto de vivir en este mundo
y es mucho
cuando las manos tienen
sed de hambre
y no hay manos



Tomado de Diario de Poesía N°83, diciembre de 2011 a mayo de 2012.







Un sueño dentro de Crimen y castigo (Fiódor Dostoyevski)

 














        Raskolnikof pasó en el hospital el final de la cuaresma y la primera semana de pascua. Al recobrar la salud se acordó de las visiones que había tenido durante el delirio de la fiebre. Creyó ver el mundo entero asolado por una epidemia espantosa y sin precedentes, que se había declarado en el fondo de Asia y se había abatido sobre Europa. Todos habían de perecer, excepto algunos elegidos. Triquinas microscópicas de una especie desconocida se introducían en el organismo humano. Pero estos corpúsculos eran espíritus dotados de inteligencia y de voluntad. Las personas afectadas perdían la razón al punto. Sin embargo —cosa extraña—, jamás los hombres se habían creído tan inteligentes, tan seguros de estar en posesión de la verdad; nunca habían demostrado tal confianza en la infalibilidad de sus juicios, de sus teorías científicas, de sus principios morales. Aldeas, ciudades, naciones enteras se contaminaban y perdían el juicio. De todos se apoderaba una mortal desazón y todos se sentían incapaces de comprenderse unos a otros. Cada uno creía ser el único poseedor de la verdad y miraban con piadoso desdén a sus semejantes. Todos, al contemplar a sus semejantes, se golpeaban el pecho, se retorcían las manos, lloraban… No se ponían de acuerdo sobre las sanciones que había que imponer, sobre el bien y el mal, sobre a quién había que condenar y a quién absolver. Se reunían y formaban enormes ejércitos para lanzarse unos contra otros, pero, apenas llegaban al campo de batalla, las tropas se dividían, se rompían las formaciones y los hombres se estrangulaban y devoraban unos a otros.
  En las ciudades, las trompetas resonaban durante todo el día. Todos los hombres eran llamados a las armas, pero ¿por quién y para qué? Nadie podía decirlo y el pánico se extendía por todas partes. Se abandonaban los oficios más sencillos, pues cada trabajador proponía sus ideas, sus reformas, y no era posible entenderse. Nadie trabajaba la tierra. Aquí y allá, los hombres formaban grupos y se comprometían a no disolverse, pero poco después olvidaban su compromiso y empezaban a acusarse entre sí, a contender, a matarse. Los incendios y el hambre se extendían por toda la tierra. Los hombres y las cosas desaparecían. La epidemia seguía extendiéndose, devastando. En todo el mundo sólo tenían que salvarse algunos elegidos, unos cuantos hombres puros, destinados a formar una nueva raza humana, a renovar y purificar la vida humana. Pero nadie había visto a estos hombres, nadie había oído sus palabras, ni siquiera el sonido de su voz.
 



miércoles, 17 de noviembre de 2021

Recuerdo el día que nací (Natalia Litvinova)


 











recuerdo el día que nací.

llovía y los árboles soltaban todos sus frutos, la fertilidad
de los ríos era capaz de matarnos.

recuerdo el día que nací.

tenía los ojos ciegos, la boca muda y el alma intocable.

mi padre me prestó su mano para que yo no supiera
qué hacer con ella.

amo las manos de mi padre, origen de toda creación
y de la fe.

recuerdo los abismos del vacío, los límites, el calor
del alba sobre mi nuevo rostro.

mis manos extendidas al no saber.


https://journals.openedition.org/lirico/1845



Notas en torno a la catástrofe zombi - Fragmentos (Luis Felipe Fabre)


 






(Opening song)

Hey, sweetheart, no vayas
de picnic al cementerio:
no vayas
a beber al cementerio:
no vayas a drogarte al cementerio:
no te hagas la gótica
esta noche.

Porque las cosas
se están poniendo raras; porque encontraron
un brazo
y el resto de ese cuerpo es un misterio;
porque encontraron
la oreja
de otro misterio
y los dientes de sepa el diablo qué sonrisa;

porque las cosas se están poniendo hardcore:
hey, honey, escucha
esta cancioncita idiota: no vayas
a bailar al cementerio:
no vayas a bailar

al cementerio: no vayas
a bailar al cementerio: quédate conmigo
esta noche.


                            *


Una mano saliendo de una tumba:

la mano del muerto que al final resulta que no está muerto
o no tan muerto: solo putrefacto:
la mano del zombi:

la mano que sale al final de la película
para anunciar que el final no es el final:
habrá segunda parte.

Así
la mano
que brotó de la tierra
como un cactus monstruoso
en una fosa clandestina al norte de México.

Pero a esa mano nadie la vio
y si alguien la vio no lo dijo
y si lo dijo no le creyeron
y si le creyeron

le creyeron demasiado tarde:

ahora setenta mil zombis asolan a México
según cifras oficiales.

Una mano crispada como una risa en off:
¡la venganza será terrible!


                                   *

                        
1
"Todos somos zombis": proclaman
camisetas, graffitis, esténciles, pancartas.

2
Porque tú, porque yo, porque nosotros
podemos convertirnos en zombis
defiende a los zombis: defiende tu futuro.

3
¿Quiers conocer tu futuro? ¡Quieres saber qué
te deparan los astros?

Llama a Amira: 01800 333 457


Tomado de Diario de Poesía N°83,  diciembre de 2011 a mayo de 2012.

lunes, 8 de noviembre de 2021

Variables (Nurit Kasztelan)


 








Noventa y nueve más dos
es ciento uno, ¿no?
dije mirando por la ventanilla del auto
mientras contaba los carteles de la ruta
al volver de las vacaciones.
Tenía cuatro años y todavía
no sabía escribir mi nombre.
Siempre fui buena para los números,
podía resolver ecuaciones
con variables que ya estaban dadas.
Cuando en el colegio me dijeron
escribí tu primera historia
dije números, dame números.
Mi tía murió y murieron las navidades,
la cena en el patio,
la casa en Flores, algo de la familia.
Ante la primera pérdida
agarré una hoja
y empecé a escribir.