viernes, 28 de diciembre de 2018

Tres tristes tigres (microcuento) (serio beleiro)

"Tres tristes tigres tragaban trigo en un trigal en tres tristes trastos.
En tres tristes trastos, tragaban trigo en un trigal, tres tristes tigres."
                                                                              (Trabalenguas)


Los tres tristes tigres, en realidad, se comían a Bambi.




Bella oscuridad (Angélica Morales)

Estás en mí,
bella oscuridad,
cuando la noche estira el látigo de su lengua
y los objetos pierden el peso de su nombre
y todo cambia de sitio en el corazón.
Es el capricho de Dios
o los sentidos torpes del hombre.
Es esta habitación en los huesos
que me mira desde el túnel último de su sangre,
somos tú y yo,
poesía,
misterio,
mar en el festín de la carne,
percha líquida donde los náufragos conversan
acerca de su muerte en las películas.
Estás en mí
ala de murciélago chiquito,
pluma de cuervo nupcial,
enfermedad grave en las alturas del amor,
mientras yo camino sin rumbo
sobre la tierra de este papel sin sexo,
sobre este desierto de mujeres difíciles
que escribieron poemas antes de nacer,
cuando solo eran sombras femeninas,
un pubis lejano
dentro del ámbar de una madre.
Estás en mí,
cántico lúgubre,
animal frenético en los círculos del fuego,
tierra escupiendo cadáveres,
colchón sucio donde acaba de parir
el maleficio de un relámpago.
Estás en mí,
puñal de Agamenón,
actriz trágica de telenovela,
fantasma dulce
que lame mis penas cuando la tormenta
se abre paso en el vientre de un vaso de leche.
Estás ahí,
muerte anunciada,
capítulo de flores marchitas
que navega por las aguas gramaticales de mi sangre
y luego huye hacia el fragor de las discotecas.
Dance / Dance
(me dice la luna)
Pero la luna es una mujer repleta de heridas en sus balcones,
una mujer que debe maquillar el miedo a cada instante
y darle la espalda a las lentejuelas
y a la luz de los barbitúricos.
Pero la luna es un gigante microscópico que nos mira cometer un crimen
mientras ella se afeita un hijo muerto,
mientras ella lucha contra los sonidos del mal,
contra la música demente de los supermercados,
contra la avaricia solitaria del presidente de los Estados Unidos,
contra el continente negro haciéndose blanco,
haciéndose tienda de los chinos,
haciéndose centro comercial
o club de alterne.
Estás en mí,
hermosa tiniebla,
prima muerta en el bosque de abril,
padre muerto en el whisky de las horas,
tía muerta en un zapatito de cristal eléctrico.
Y todo sigue su camino en la noche.
Todo vaga de la tiniebla
al ojo de una anciana que ve el mundo borroso
y no se orienta en el paisaje sentimental de su cuerpo,
una anciana que acaba de cumplir noventa años de vida inhumana
y por primera vez puede leer las facturas
y una carta de amor.


Tomado del blog de la escritora: https://angelicamorales.wordpress.com

jueves, 27 de diciembre de 2018

Geografía familiar (Enzia Verduchi)

La familia sólo coincide en bodas o entierros,
los parientes se reparten estrechos abrazos,
retoman una conversación nunca concluida:
las mismas preguntas, las mismas respuestas;
como si el domingo hubieran compartido la mesa
o el miércoles se prestaran el hilo dental.
Nos hemos convertido en una tribu aburrida
que se escandaliza cuando alguno
decide ser alpinista o bailarina de cabaret.
Pero siempre tenemos presente a nuestros muertos,
aquellos que no harán las mismas preguntas, quizá
porque no tendremos que dar las mismas respuestas.


De El bosque de la hormiga.



Tomado de: https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2011/03/3545-enzia-verduchi.html

domingo, 23 de diciembre de 2018

El deshielo del círculo polar (Irene X)

Necesito alguien que me dé la mano fuerte en el camino de soltársela para siempre
de momento,                                                                                           
lo mejor que me han dado sin tener que pedirlo es por muerta.               
                                                                                                              
A veces me desarticulo como una muñeca
y me coloco los órganos en distintos sitios                                      
para ver si alterando su funcionamiento
obtengo la respuesta a la pregunta de si hay vida
después del casi, pero no.

Casi, pero no funciona.

No funciona porque el ser no es humano y no entiende.
El ser no es estar y no está y no entiende,
que a mí me da igual que me vengan a buscar al aeropuerto,
que yo lo que quiero es que vengan corriendo detrás cuando me vaya.

No quiero saber nada de nadie porque no quiero saber todo de nadie
ni que nadie sepa una mota de polvo de las células que porto.
Mi aliento guarda el secreto de las veces que lo contuve
y nadie sabrá la causa salvo el contenedor.

De verdad,
¿Es que nadie va a darme la mano hasta que todo explote y nos vayamos a la mierda?

En este sudarme todo tantísimo los cojones me estoy ahogando
y todas las tablas que encuentro en el mar están llenas de astillas.

Así que seguiré flotando hasta que alguien encuentre mis siete diferencias
y me bese como si estas no importasen demasiado
o fuesen suficiente.

Porque después de la noche que dejé con vida al lobo
cada avión que pasa siento que es el que acabo de perder.

Seguiré viendo hipnotizada las noticias con el egoísmo de saber que algo va peor que yo.

Aparentaré normalidad,
pues es una estrategia buenísima para morir solo y tranquilo.
Ver, oír y matar demonios.

Pediré a gritos que bajen la voz para sentir que no eres la única incoherencia que cometo
porque lo que mas me duele es que a ti no.

Te deseo y desearé lo mejor,
así que entiende que me aleje.

El amor es ciego y lo nuestro a primera vista.
La irracionalidad me muerde las uñas si me despisto para mirarte.

No merezco pan caliente,
mis manos son un glaciar,
mis flores venenosas.
y lo que más me gusta de la exaltación de la amistad es cuando me comen el coño,
pero empiezas a hacerme demasiada falta para lo poco que entiendo de fútbol.

No me lo puedo dejar de permitir,
y sin embargo.

Te quiero porque me presentaste a mí misma y me caí fatal
y todavía me duele el golpe
que los otros jamás podrán perdonarme.








sábado, 1 de diciembre de 2018

Réquiem (Ángel Álvarez Caballero "El Ángel)



















Por todos los que crecimos juntos y jugábamos en las calles del barrio                          
por los que nos conocimos en la escuela y siempre estábamos castigados
por aquellas mañanas plomizas con los libros bajo el brazo
por los que me respetaron cuando no sabía nada
por todos los que nunca me pegaron
por aquellos para quienes toqué mis primeras notas en un piano
Por los que estábamos juntos cuando fumé mi primer petardo
por los que nos hicimos juntos la primera señal en el brazo
por aquella nena morena que un día se enamoró de mí
por mi viejo y mi vieja que otro día se separaron
por aquellos a quienes engañé y supieron perdonarlo
por todos los hijos del sol escondidos en los subterráneos
Por la música que sonaba en las noches de verano
por Jimi, por Jim y por Brian por mi añorado Agus
Por Iggy, por Bob y por Lou por Mena, Porras y Marcos
por Pablo cantando “Gloria” en el casete de mi cuarto ¡Réquiem!
¡Réquiem ad infinitum!
¡Venid y arrodillaos, hermanos!
Venid con vuestras cucharas
venid con vuestros ríos de sangre en los brazos
venid y beberemos juntos
y cantaremos los viejos salmos
Por las piedras que tiramos contra aquellos policías grises
por los colegas que acabaron con la piel azul, escondidos en un tigre
por las canciones que cantábamos y las guitarras con que las tocábamos
por los años en que creíamos que nosotros éramos los amos
por todos los niños vestidos de negro esperando en una esquina
por todas las botellitas vacías de jarabe de codeína
Por las navajas que pusieron en mi cuello y las pistolas que apretaron
contra mi estómago
por la expresión ausente de tus vacíos ojos fugitivos
por todos los morenos que lloran alrededor de la Gran Vía
por todos los que vendimos polvo para buscarnos la vida
por las habitaciones de oscuras pensiones donde desparramé
mis huesos
por todas las noches pasadas soñando tu cuerpo y tus apasionados besos
Por aquellos hospitales donde me encerraron en su día
por todos mis locos compadres que siguen allí todavía
por César y su Stratocaster
por Cristina y sus cervezas
por Juanjo y el Cucharilla
por el figura de Miguelito
por la minifalda de Jenny
por el bardeo del Canijo
por Dogo, el príncipe payo
por todos los chicos del patio
por Pablo cantando “Gloria” en el casete de mi cuarto
¡Réquiem!
¡Réquiem ad infinitum!
¡Venid y arrodillaos, hermanos!
Venid con vuestras cucharas
venid con vuestros ríos de sangre en los brazos
venid y beberemos juntos
y cantaremos los viejos salmos



El poema pertenece al libro Los planos de la demolición y fue tomado de: