miércoles, 30 de septiembre de 2020

Tiempo de ser (Nira Etchenique)


Pasa eso de tener sed y estar sin lengua.
Sucede también que el puño se nos cansa,
que el ojo no responde,
que la boca se niega y se separa del rostro.
Estamos para morder la verdad
y quitarnos de a poco la sorpresa,
para ponernos a horcajadas en un grito.
Para ser.

Algún día sabremos por qué.

Mientras tanto
somos apenas como un zapato nuevo
que nos juzga los pies.


Mi canto caído, 1952.
Tomado de La poesía del 50, selección de Daniel Freidemberg, Centro Editor de América Latina, 1981.

sábado, 26 de septiembre de 2020

El que no aprende nunca (Raúl Gustavo Aguirre)

El que no aprende nunca toca el fuego, 
el que no aprende nunca da una mano, 
el que no aprende nunca vuelve a andar. 

El que no aprende nunca se golpea 
contra una pared y con la otra 
y después con la otra y con la otra 
y sigue caminando.


La piedra movediza, 1968.

Tomado de La poesía del 50, selección, prólogo y notas por Daniel Freidemberg, Centro Editor de América Latina, 1981,

jueves, 24 de septiembre de 2020

Muchacha (Ojos de papel) (Luis Alberto Spinetta)

 Muchacha ojos de papel, 
¿adónde vas? quedate hasta el alba.
Muchacha pequeños pies, 
no corras más, quedate hasta el alba.
Sueña un sueño despacito entre mi manos
hasta que por la ventana suba el sol.
Muchacha piel de rayón, 
no corras mas, tu tiempo es hoy...

Y no hables más muchacha 
corazón de tiza,
cuando todo duerma 
te robaré un color. 

Muchacha voz de gorrión, 
¿adónde vas? quedate hasta el día.
Muchacha pechos de miel, 
no corras más, quedate hasta el día.

Duerme un poco y yo, entre tanto, construiré
un castillo con tu vientre hasta que el sol, 
muchacha, te haga reír,
hasta llorar, hasta llorar.

Y no hables más muchacha 
corazón de tiza,
cuando todo duerma 
te robaré un color.



sábado, 19 de septiembre de 2020

1958 (Héctor Yánover)

Vamos por corredores, por paredes manchadas,
por llanto, por crepúsculo, por lodo.
Por entre muertos vamos pisando manos,
pies, cuerpos partidos en mitad de su luna.
Nuestra infancia allá lejos
grita porque la alcemos,
pero nos pesan tanto los años que llevamos.
Por entre muertos vamos.
Nos asustan las luces y las sombras,
nos alegran las sombras y las luces.
Vamos por entre dudas, por entre odios vamos.
El tiempo está vencido, 
rodeado de embusteros tenebrosos,
de penumbras de cuentos, de palabras.
Vamos por dentelladas
saltando entre los dientes de la fiera,
ahuecando las manos porque la vida caiga
y aprisionar al pecho un corazón en beso.
Por entre muertos vamos,
sucios los pies, el alma con las manos sucias,
la piel curtida, la savia sin oriente.
A lodo vamos, a impotencia los puños en las piedras,
la locura marchando a paso de ganso en la cabeza.
Por entre muertos vamos, por pueblos masacrados,
por dominios, sistemas que cada día encierran
un nuevo grillo en una nueva trampa,
una nueva cadena en torno a las muñecas.
Vamos desorientados, enloquecidos, tontos:
las azadas trabajan un orbe de sepulcros.
Por entre muertos vamos, sin olvido, sin pausa;
por eso cuando suenan las flautas,
cuando el tambor golpea, cuando el clarín nos llama,
cuando dioses, consignas, voces desorbitadas: tememos,
es la muerte terrible la que llama.
Yo no quiero encerrarme en una caja ciega,
yo no quiero envolverme en el olvido sordo,
pero entre muertos vamos,
entre dolor sin fondo convertido en rutina,
entre mundos borrados con el codo
mientras las manos sueñan...


De Arras para otra boda, 1964.
Tomado de La nueva poesía argentina, Nélida Salvador, Editorial Columba, 1969.

martes, 8 de septiembre de 2020

Después de todo la vida (Marta Giménez Pastor)

Después de todo
la vida es como siempre
algo de amor
algo de proeza
algún levantarme con el pie cambiado
desvestirse
volver
equivocar el beso
después de todo uno se llenó de miedo en el comienzo
se plantó en los umbrales
se dijo
se desdijo
se encadenó al fracaso
en menos de una pitada.

Es claro que no es fácil mudarse
ni cambiar la estructura de la rabia
amenazando al cielo con una estrella falsa
ni es fácil sostener la antorcha entre los dientes
sin borrar el después a pinceladas.

En un día cualquiera salta la cerradura
entonces uno se niega
al menos con el llanto
se resiste a probar
a contar moneditas en la sombra
pero todo es muy justo
la vida se detiene en una plaza
se alarga
se recorta
se perfuma de sed
se pone una magnolia
inventa a dios
aprende a caminar con buena suerte.

Después de todo
nada queda tan lejos.


De Las vueltas de la vida.
Tomado de La nueva poesía argentina, Nélida Salvador, Ed. Columba, 1969.


domingo, 6 de septiembre de 2020

cara en la pared (Sergio Beleiro)

el espejo está roto
no hay cara en la pared
el color azul se expande en gris
pero es sólo un recuerdo
y otra palabra a la cual cambiar un trazo
un tilde menos dice la academia para solo
y sólo es un recuerdo
como solo es la misma palabra
y en la rugosa pared y sus manchas
se puede encontrar un rostro
evadido finalmente del espejo
con la misma persona adentro






sábado, 5 de septiembre de 2020

sal sobre los hombros


he tirado sal sobre mis hombros

sueños por la borda

he dejado atrás lo que siempre seguiré llevando adentro

y me olvidé de algunas cosas

he cambiado como cualquiera cambia

pero por lo que se puede notar no he cambiado nada

me han olvidado gentes que de vez en cuando recuerdo

y dejé de transitar algunas calles para no encontrarte nunca

dejé de ver a algunas personas 

y en el camino me han mordido algunos perros

algunas cuestiones que me pasan me dominan

y me ponen de espaldas

así como algunos errores me atan

o a veces me siento aprisionado / preso de mí mismo 

y otras cosas / o tan libre 

que valdría la pena anotarme en otro juego

pero no se me ocurre otra cosa

o no encuentro otras maneras

y las mañas viejas no se dejan seducir por las nuevas /

lo de la sal sobre los hombros se me ha olvidado

los sueños por la borda sólo eran sueños muertos

que no quise llevar sobre los hombros ni en la frente por más tiempo

también puse polvo de por medio con algún dios inexistente

dejando de hacer piruetas con los rezos y alguna idea equivocada

algún prejuicio estrujé y perdí en la corriente

intentando resucitar en mi mente un poco de decoro

cuando la orilla estaba lejos tan lejos la playa 

que todavía puedo estar flotando ahogado entre la mugre /

pero estoy casi seguro o convencido 

de que mucho no he cambiado

unos talles más grandes de remera y pantalones

conservando el 42 de los zapatos /

los dedos deformados y con hongos

son señales de este viaje



miércoles, 2 de septiembre de 2020

El otro (Raúl Gustavo Aguirre)

Camina torpemente,
tantea, balbucea,
por lo común le dan
las espaldas aquellos
que se creen salvados.

Y sólo porque tiene
un cuerpo en su interior
un poco más extraño
que el de la mayoría de nosotros.


La Opinión, 1975.


Tomado de La estrella fugaz, Libros de Tierra Firme, 1984.

Ilustración Sergio Pisani.