viernes, 29 de diciembre de 2023
todo lo que sabés es mentira (sergio beleiro)
domingo, 17 de diciembre de 2023
Hijo de los romanos (Carl Sandburg)
miércoles, 22 de noviembre de 2023
Fantasmas (Anne Sexton)
sábado, 18 de noviembre de 2023
Lo que es una prueba (Natasha Trethewey)
viernes, 10 de noviembre de 2023
de pronto la noche (sergio beleiro)
miércoles, 18 de octubre de 2023
Invocación (Álvaro Mutis)
miércoles, 13 de septiembre de 2023
Y la muerte no tendrá dominio (Dylan Thomas)
Los hombres desnudos han de ser uno solo
con el hombre en el viento y la luna poniente;
cuando sus huesos queden limpios y los limpios huesos se dispersen,
ellos tendrán estrellas en el codo y en el pie;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar de nuevo surgirán,
aunque se pierdan los amantes, no se perderá el amor;
y la muerte no tendrá dominio.
Y la muerte no tendrá dominio.
Los que hace tiempo yacen
bajo los dédalos del mar no han de morir entre los vientos,
retorcidos de angustia cuando los nervios cedan,
atados a una rueda no serán destrozados;
la fe, en sus manos, ha de partirse en dos,
y habrán de traspasarles los males unicornes;
rotos todos los cabos, ellos no estallarán.
Y la muerte no tendrá dominio.
Y la muerte no tendrá dominio.
Y las gaviotas no gritarán en los oídos
ni romperán las olas sonoras en las playas;
donde alentó una flor, otra flor tal vez nunca
levante su cabeza a los embates de la lluvia;
y aunque ellos estén locos y totalmente muertos
sus cabezas martillearán en las margaritas;
irrumpirán al sol hasta que el sol sucumba,
y la muerte no tendrá dominio.
No vencerá la muerte
cuando todos los hombres hayan muerto
y todos sean ya un solo hombre,
que habitará en el viento y en la luz de la noche,
y los huesos, deshechos en ceniza,
sean polvo de estrellas;
cuando las tinieblas
y del fondo del mar asciendan a la luz;
cuando ya, sin amantes, sea eterno el amor,
no vencerá la muerte.
No temerán la muerte
los que yacen, hundidos en el mar,
mecidos en su fondo y su calma;
angustiados, exhaustos,
martirizados, pero no vencidos.
Y si tuvieron fe y también dudas,
y su pureza fue manchada por el mal,
en el final de todo tendrán paz,
y no les vencerá la muerte.
No vencerá la muerte,
aunque ya no se escuchen los gritos de gaviotas,
ni el rumor de las olas en la playa;
aunque mueran las flores y sea inútil la lluvia,
en la tierra aún fértil de los muertos
alentarán pequeñas margaritas
hasta que el Sol sucumba.
Y nunca vencerá la muerte.
Traducción de Juan Peña
Poema original en inglés:
«And Death Shall Have No Dominion»
And death shall have no dominion.
Dead man naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan’t crack;
And death shall have no dominion.
And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.
In: «Deaths and Entrances», 1946
https://trianarts.com/dylan-thomas-y-la-muerte-no-tendra-dominio/#sthash.qXhX2jEu.dpbs
sábado, 9 de septiembre de 2023
La doliente quimera (Pedro Shimose)
la dimensión del odio.
No he venido a decirte
que todo es tarde en mí.
He vuelto a tu crueldad,
a sucumbir junto a la
piedra.
Veo mis ruinas en tus ojos
hermosos todavía.
Veo tus manos
todavía perfectas
y emerjo
de las brumas violentas
del pasado
cada vez más
solo.
Vuelvo a contemplarme y todo es triste.
Todo:
mi soledad:
mi fuerza:
la montaña.
Te miro
en la mentira de mis sueños
y te arrojo a mis
abismos.
Si me llego a encontrar con aquel
que huye de mí
volveré a tu ternura
y empezaré a decir
lo que nunca
hubiera dicho.
lunes, 4 de septiembre de 2023
Con lápiz al margen de la agenda (Luisa Futoransky)
El paraíso no existe.
Entonces no pude haberlo perdido, ¿verdad?
entre saber y creer extravío las últimas plumas
de mi copete imperial
hoy toca encontrar ángel
mañana predicar en el desierto
pasado, lunes
descanso de la compañía
y el mes entrante
liquidación por cambio de ramo
tiempo tormentoso
y diluvio universal
jueves, 17 de agosto de 2023
La emperatriz (Paula Jiménez España)
las líneas repetidas del segundo hexagrama
la redondez compacta, el circulo de hormigas
el reptar de lombrices apretadas circundando mi ombligo.
Lo excipiente abona mis entrañas,
el resto del amor, lo que secreta el goce cuando llega a su fin
y el corazón se vuelve a su propio destino solitario.
Nada me saca el don de concebir y si estoy seca
voy a crear el llanto
nutrido de las sales del océano, las lagrimas: mis hijas.
Nada hay detrás de mí, pero al futuro
le antepongo un escudo que defiende con hierro a la iniciada.
Capaz de rapiñar, declarar guerras, matar para cuidarla
o proteger esta matriz que crece
debajo de mi vestido azul, como la noche. Esta matriz
que es molde
de la especie, de la raza imponiéndose a la raza.
Adentro mío, dios
hierve como una bruja en una olla, porque yo soy la tierra
y estoy para quemar su frío, el nombre hueco
la madera hecha cruz, el poder de su cielo disgregado.
Soy la concentración.
Estoy para que adentro
de mí se originen volcanes, la erupción insensata. Y soy también
mi propia rajadura, por donde caigo, hermafrodita
y llena, para gestarme.
Es mi poder de magma: el invencible.
Yo engendro los berridos y la materia que se multiplica
porque soy primavera
la exultante de todo florecer
y me opongo al vacío, a su árbol despojado
al desierto arrasado de excrecencias. Si la esterilidad
gana esta guerra, si gana esa semilla híbrida, el no espacio,
lo que sigue es retorno.
Porque en mi vientre
albergo lo que sea, lo que quede, para otra vez crear
un movimiento de gusanos milenarios ovando entre los huesos
el aserrín de las generaciones, el olor hediondo de lo inmenso
convertido en pasado y desazón.
Yo soy la tierra y soy
los ojos ciegos húmedos
los ojos apretados contra el suelo, la puja
del cuerpo acuclillado a la orilla del río. Miren los peces
salir de entre mis piernas, nadar bajo el agua cristalina
y rozarse unos a otros para reproducir solo un destino, un futuro de espejos
que estallarían si
otra vez un big bang, pero inverso y centrifugo,
me tragara de pronto, atropellada
por sus siete jinetes de ceniza.
No lo dudo: después
suave como una brisa volvería a ser brote de jarilla en la arena
micromundo escondido, proteína
que alimenta a las raíces invisibles.
No se queden tranquilos.
Sientan mi aliento verde abriéndose al oxigeno,
tiene la fuerza total de las catástrofes.
sábado, 12 de agosto de 2023
La calle Manldestam (Jaime Huenún)
Sentimos el invierno en el estómago,
y no podemos, como antes, mordisquear
–con vano y fino orgullo–
hierbas, cortezas y piedras
en los ásperos caminos de la diáspora.
La poesía nos dejó
arrugas en los ojos y en la lengua,
un huevo diminuto envuelto en un pañuelo
y el humo del tren que parte
hacia la nieve gris de la Revolución.
Pero envejecer no es nada nuevo
y viajar sólo es un modo
–como lo son tantos otros–
de imaginar bellos paisajes,
mientras altos guardianes nos escoltan
por largos y fríos andenes
hacia la nueva felicidad.
Hemos sobrevivido a la clonación del terror,
hemos sobrevivido a la musa del miedo
que derrite la nieve y entibia los nidos
de los mirlos hambrientos.
Nos quedan sin embargo muchos, largos años
de tranquila miseria, de viajes sin retorno
a una cueva vacía sin fogatas ni sombras.
Sabemos por ahora –y siempre lo supimos–
que en la casa ambulante del poeta proscrito
montan guardia serena en vigilia y en sueño
los dioses tutelares de la ruina y la cruz.
Voy sin prisa por la Calle
de los Falsificadores,
esperando que este tiempo
se libere al fin de mí.
Sigo rumbo por la Vía
de los Locos y Asesinos
manteniendo a duras penas
la distancia y la razón.
Mi destino, ya lo adviertes,
es infame y perdulario,
aunque en esta esquina roja
solo cae lluvia gris.
https://circulodepoesia.com/2016/07/poesia-chilena-jaime-huenun/