sábado, 12 de agosto de 2023

La calle Manldestam (Jaime Huenún)


 











Sentimos el invierno en el estómago,

y no podemos, como antes, mordisquear

–con vano y fino orgullo–

hierbas, cortezas y piedras

en los ásperos caminos de la diáspora.

La poesía nos dejó

arrugas en los ojos y en la lengua,

un huevo diminuto envuelto en un pañuelo

y el humo del tren que parte

hacia la nieve gris de la Revolución.

Pero envejecer no es nada nuevo

y viajar sólo es un modo

–como lo son tantos otros–

de imaginar bellos paisajes,

mientras altos guardianes nos escoltan

por largos y fríos andenes

hacia la nueva felicidad.

 

Hemos sobrevivido a la clonación del terror,

hemos sobrevivido a la musa del miedo

que derrite la nieve y entibia los nidos

de los mirlos hambrientos.

Nos quedan sin embargo muchos, largos años

de tranquila miseria, de viajes sin retorno

a una cueva vacía sin fogatas ni sombras.

Sabemos por ahora –y siempre lo supimos–

que en la casa ambulante del poeta proscrito

montan guardia serena en vigilia y en sueño

los dioses tutelares de la ruina y la cruz.

 

Voy sin prisa por la Calle

de los Falsificadores,

esperando que este tiempo

se libere al fin de mí.

Sigo rumbo por la Vía

de los Locos y Asesinos

manteniendo a duras penas

la distancia y la razón.

Mi destino, ya lo adviertes,

es infame y perdulario,

aunque en esta esquina roja

solo cae lluvia gris.



https://circulodepoesia.com/2016/07/poesia-chilena-jaime-huenun/

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