sábado, 30 de julio de 2022
fue whisky malo (sergio beleiro)
lunes, 25 de julio de 2022
Náufrago (Alfonso Vila Francés)
viernes, 22 de julio de 2022
Helados (Sergio Beleiro)
La chica lo atendió muy rápido.
- ¿Qué va a llevar?- le dijo sonriendo.
- Medio.
Ella fue hacia la pared que quedaba a sus espaldas donde debajo del
cartel de los gustos y los precios se encontraban los recipientes de plástico y
telgopor junto a los cucuruchos.
Volvió con uno de telgopor y le preguntó cuántos gustos.
- Tres. Dame chocolate con almendras, dulce de leche granizado y
tramontana. No. Tramontana no. Poné bananita dolca.
- Chocolate con almendras, dulce granizado y bananita.
- Sí. Perfecto.
Era una morocha bonita y atendía como si le gustara el trabajo que
hacía.
No había nadie más en la heladería, ni clientes ni otros empleados.
Tampoco estaba el dueño que lo había atendido alguna que otra vez. Sería
temprano todavía.
Una vez cargado el pote la chica le preguntó: - ¿Salsa?
- Caramelo.
Se tuvo que esforzar, agitar y apretar el pomo del caramelo varias
veces.
- ¿Cucharitas?
- No, gracias.
Ella tapó el pote, lo metió en una bolsita, le dijo el precio y le
cobró.
-Gracias por el cambio.
-No hay de qué.
Camino a casa pensó que el helado era un lujo que no podía darse seguido
y que con el medio kilo tenía para tres o cuatro noches. El helado de ahí era muy
rico y la chica nueva le pareció muy bien.
Volvió la semana siguiente, casi a la misma hora, pero había más gente.
La morocha estaba atendiendo y también el dueño. Le tocó el jefe.
-¿Qué va a llevar?
- Medio.
Cuando iba en busca del tarro de telgopor ya le pidió, dulce granizado,
chocolate con almendras y, esta vez sí, tramontana.
No hubo repregunta y esperó que el jefe no se equivocara. Era un hombre
de unos cuarenta años y daba impresión de pulcritud. La chica no llegaría a los
veinte.
- ¿Ponemos salsa?
- No, gracias.
- ¿Cucharitas?
- Tampoco.
El hombre le dijo el precio, pagó y después de recibir el vuelto salió
sin dejar de mirar otra vez a la empleada que seguía atendiendo con sus buenos
modos.
Le gustaban esos helados y además no eran muy caros. Podía darse el lujo
un par de veces por mes. Se estaba convirtiendo en un hombre grande sin
demasiadas pretensiones y ya calculaba cuánto le faltaba para la magra
jubilación que recibiría. Para seguir con los helados tendría que changuear un
poco cuando llegara el momento de no trabajar más.
La siguiente vez volvió a encontrar a la chica sola.
De nuevo con una sonrisa le preguntó qué llevaría y optó por tramontana,
chocolate y dulce de leche.
Mientras la empleada cargaba el helado él escuchó a sus espaldas
"buenas tardes", giró la cabeza y era el dueño. Respondió al saludo y
la chica también. El jefe entró levantando una parte del mostrador preparada
para eso y cuando la chica se acercaba al lugar donde tenía las salsas, detrás
del mostrador, justo frente al lugar donde esperaba su pedido, el dueño llegó
hasta ella, muy cerca, se miraron cara a cara y le dio un pico en los labios.
Después siguió su camino al cuartito al fondo del local y ella siguió con su
tarea.
- ¿Salsa?
- No, no.
- ¿Cucharitas?
- Tampoco.
Hoy llevaba la plata justa para pagar. No tuvo que esperar el vuelto.
Salió con la bolsita rumbo a su casa.
viernes, 15 de julio de 2022
Cíclico (Sara Zapata)
martes, 12 de julio de 2022
Profesora de lengua y literatura - Ex (Rosella di Paolo)
lunes, 11 de julio de 2022
Extraño las rondas alrededor de las habitaciones (Patricia Alba)
domingo, 10 de julio de 2022
La pregunta (W. H. Auden)
All of us believe / we were born of a virgin / (for who can imagine // his parents copulating?), / and cases are known / of pregnant Virgins. // But the Question remains: / from where did Christ get / that extra chromosome?
jueves, 7 de julio de 2022
Anécdota bulgara (Carlos Drummond de Andrade)
Cuando le dijeron que también se cazan
mariposas y golondrinas,
quedó muy espantado
y le pareció una barbaridad.
Llegar a salvo (Laura Yasan)
cruzar una ciudad en donde el agua es negra
y negra es la saliva de los perros
y negro el semen que descargan los ángeles
en las sábanas sucias de los partos
hay que hundir la cabeza con los ojos abiertos
negociar el ardor
forzar al corazón su máquina de aceite
y resistirlo a flote una noche completa
hay que entregar el cuerpo a la corriente
fijar la convicción
nadie vendrá para salvarme
no soltar la palabra que dispare el alud de un espejismo
nadie
vendrá para salvarme
tragar si es necesario
la sal que se desprende generosa de tu propio temor
sentirte el muelle de un puerto abandonado
una vieja estructura que el tiempo embiste sin control
hay que saber quedarse y aguantar
saber que no vendrá
para salvarme
nadie
miércoles, 6 de julio de 2022
guardando muertos (sergio beleiro)
viernes, 1 de julio de 2022
El desconocido (Jacques Baron)
panteras que cantan
más dulces que los pájaros tan dulces de la colina
y los toros sangrantes de las grandes nubes oscuras
Él decía
Yo llevo en mi pecho
olas inmensas y ásperas
en medio de las flores tan bellas de los días solemnes
Llamaba María
a una pequeña que llevaba legumbres
Él decía, él decía además
Yo soy una amapola
que despierta por la mañana el azul pálido de las bestias
Jacques Baron en L'Allure poétique (1924), incluido en Antología de la poesía surrealista de lengua francesa (Fabril Editora, Buenos Aires, 1961, selec. y trad. de Aldo Pellegrini).
Cetrería (Ana Emilia Lahitte)
Liebre, venado, faisán.
No me atrae la caza ni me gusta alinear la carne roja en bandejas de plata.
Pero el halcón acaba de traerme tus ojos.
Amo la cetrería.
Mañana ha de traerme tu mirada.