Sentado en convicciones,
que pueden ser triviales
mientras la noche avanza y sigue su razón
como si hubiera una razón para seguir
charlando con los otros,
oyendo nuestras voces en el bar,
yo pierdo el argumento de la charla
y tengo sed.
Ni escribir una novela,
ni saber lo que me queda por saber,
mentir
o prometer.
Standards, Libros de Tierra Firme, 1993.
No hay comentarios:
Publicar un comentario