miércoles, 29 de julio de 2020

Hurra (Alberto Vanasco)

Yo, por el contrario, he visto a los mejores espíritus de mi generación salvarse milagrosamente de la
locura y de la infamia, del alcohol y de las drogas, de la estupidez y del suicidio, del olvido y de la
incertidumbre y de todas las otras plagas que de vez en cuando acaban con nosotros.

Los he visto salvarse entre el amor y el desprecio, entre el arrojo y la indiferencia, asidos al
marxismo y al psicoanálisis, a las mujeres y a los libros, en noches inexplicables, en días velocísimos,
esforzados en escuchar el latido apagado de la tierra, el estrépito de la sangre, las estridencias de
los sueños.

Los he visto en plazas incendiadas, en los muelles abandonados aunque no para siempre, en las
escalinatas del congreso, en Lavalle a la salida de los cines y en redacciones devastadas; los he visto
en sótanos repletos de humo y de palabras, en cuartos desmantelados y en celdas fraternales.

Los he visto salvarse de la soledad y del cinismo: pero pienso que si alguien se salva es para algo.

Los sigo viendo ahora, un poco pálidos de porvenir, cuadrados de mandíbulas, flacos de ocasiones,
empedernidos en su tiempo, dura, inexorablemente inclinados hacia la vida.


Canto rodado, Editorial Sudamericana, 1970.

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