domingo, 23 de diciembre de 2018

El deshielo del círculo polar (Irene X)

Necesito alguien que me dé la mano fuerte en el camino de soltársela para siempre
de momento,                                                                                           
lo mejor que me han dado sin tener que pedirlo es por muerta.               
                                                                                                              
A veces me desarticulo como una muñeca
y me coloco los órganos en distintos sitios                                      
para ver si alterando su funcionamiento
obtengo la respuesta a la pregunta de si hay vida
después del casi, pero no.

Casi, pero no funciona.

No funciona porque el ser no es humano y no entiende.
El ser no es estar y no está y no entiende,
que a mí me da igual que me vengan a buscar al aeropuerto,
que yo lo que quiero es que vengan corriendo detrás cuando me vaya.

No quiero saber nada de nadie porque no quiero saber todo de nadie
ni que nadie sepa una mota de polvo de las células que porto.
Mi aliento guarda el secreto de las veces que lo contuve
y nadie sabrá la causa salvo el contenedor.

De verdad,
¿Es que nadie va a darme la mano hasta que todo explote y nos vayamos a la mierda?

En este sudarme todo tantísimo los cojones me estoy ahogando
y todas las tablas que encuentro en el mar están llenas de astillas.

Así que seguiré flotando hasta que alguien encuentre mis siete diferencias
y me bese como si estas no importasen demasiado
o fuesen suficiente.

Porque después de la noche que dejé con vida al lobo
cada avión que pasa siento que es el que acabo de perder.

Seguiré viendo hipnotizada las noticias con el egoísmo de saber que algo va peor que yo.

Aparentaré normalidad,
pues es una estrategia buenísima para morir solo y tranquilo.
Ver, oír y matar demonios.

Pediré a gritos que bajen la voz para sentir que no eres la única incoherencia que cometo
porque lo que mas me duele es que a ti no.

Te deseo y desearé lo mejor,
así que entiende que me aleje.

El amor es ciego y lo nuestro a primera vista.
La irracionalidad me muerde las uñas si me despisto para mirarte.

No merezco pan caliente,
mis manos son un glaciar,
mis flores venenosas.
y lo que más me gusta de la exaltación de la amistad es cuando me comen el coño,
pero empiezas a hacerme demasiada falta para lo poco que entiendo de fútbol.

No me lo puedo dejar de permitir,
y sin embargo.

Te quiero porque me presentaste a mí misma y me caí fatal
y todavía me duele el golpe
que los otros jamás podrán perdonarme.








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