la mujer extraña dibuja perdones
caminando sobre la doble raya amarilla
a media mañana vestida de colores
con su cortísima falda desgarrada
dibuja perdones a mano alzada
en el aire de la mañana
a un paso de caerse
bajo las ruedas de cualquier coche
dibuja cien perdones con las manos y los ojos
enmarcados en manchas oscuras de rímel que bajan
por sus mejillas coloreadas como marcas o noches derramadas
u otros perdones que quienes la ven por la calle
caminar por la doble raya amarilla no perdonan
porque nadie quiere perdonar a nadie y mucho menos a una
loca
a una mina que se perdió en la noche y no pudo regresar
como no se perdona al linyera sucio que camina por el barrio
con su perro
y su penetrante olor a orines viejos
nadie perdona esas faltas que nunca fueron faltas
pero ella con su falda desgarrada dibuja los perdones
a izquierda y derecha
a
niños y a viejas
frente a todas las vidrieras
tal vez si llega a casa antes de que otra noche se venga
o un coche se la lleve al otro lado su perro vaya
a lamerle las heridas o a seguirla por la pieza y la cocina
como ese otro perro sucio que va de un lado a otro
tras la sombra del linyera compartiendo la locura y la
miseria
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