el misterio de unas manos que apenas pueden
cortar el pan, que no saben tomar una escoba o pasar el trapo.
sentenciadas a no usar herramientas de
ningún tipo, ni siquiera un lápiz con el que dibujar el rostro amado, o una
isla y su tesoro, o un esquema cualquiera, una flor, una casa, un plano a mano
alzada del camino hasta la plaza.
el misterio de unas manos que parecen
calladas, como la boca callada, y olvidaron las caricias y el volar hacia el
abrazo, o simplemente no saben, como algunos labios no saben de palabras.
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