va por la calle y se siente acorralado.
lo envuelve el gris del invierno, la ciudad, el cemento y su propia historia.
podría seguir o volver sobre su camino, intentar otras calles o un rumbo desconocido.
podría acelerar el paso, correr, decidir a la carrera hacia dónde o cuánto tiempo.
en realidad, lo que no quiere es pensar, lo que no quiere es ser ese gris que lo envuelve.
va por la calle, libre a simple vista para cualquiera, pero está acorralado.
mueve sus pies, sus piernas, como de alambrada a alambrada, levantando apenas el polvo, posiblemente resignado; pero no lo está, no es resignación, es la desnudez de la impotencia.
lo envuelve el gris del invierno, pero podría ser el mismo gris en verano, en un prado, frente al mar, aplastado por su historia siempre, sin necesidad de ver el reloj o las estrellas en la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario