Me miro a mí, me escucho
esta mañana.
Rafael Alberti
Me miro a mí, me escucho esta mañana,
me reviso la suela de los sueños,
me examino el olvido,
me observo los quizás, los hasta cuándo.
De costado, de frente, desde abajo,
me averiguo el envés, me fiscalizo
los reversos de mí, la contraseña;
me reviso el encono,
el adversario mío que sustento,
y si está presentable mi agonía,
planchado el pantalón,
muy claro el cielo,
me sostengo al trasluz para mirarme,
y la escucho a mi voz como un extraño,
un lejano tambor dando alaridos.
Y si todo está en orden,
si mi traje, el color, los territorios
de penumbra que arrastro,
entonces me decido:
debo ir al empleo, estar ausente.
Pero antes de salir es necesario
ponerse la corbata,
hacer un ademán, estar contento,
y sacardel ropero el cuello blanco,
mi gran desesperanza almidonada.
Poemas del hotel melancólico, 1963.
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