martes, 22 de marzo de 2022

Salmo 43 (Ernesto Cardenal)


 









Con nuestros oídos lo oímos
nuestros padres nos contaron la historia
lo que tú hiciste con ellos
          en los tiempos antiguos
Tú diste victorias a Israel
porque no confiamos en nuestros armamentos
y los tanques no nos dieron la victoria.

Pero ahora nos has abandonado.
Has fortalecido sus sistemas de gobierno
has apoyado su régimen y su Partido.
Somos los desplazados
somos los refugiados que no tienen papeles
los confinados en los campos de concentración
condenados a trabajos forzados
condenados a las cámaras de gas
quemados en los crematorios
      y sus cenizas dispersadas.
Somos tu pueblo de Auschwitz
de Buchenwald
             de Belsen
de Dachau
Con nuestra piel hicieron pantallas de lámpara
y con nuestra grasa han hecho jabón.
Como ovejas al matadero
hiciste que nos llevaran a las cámaras de gas.
Nos hiciste deportar
Pusiste en baratillo a tu pueblo
                y no había comprador.
Íbamos como ganado
                                    hacinados en los vagones
a los campos alumbrados con reflectores y rodeados de alambradas
hacinados en los camiones a las cámaras de gas
donde entrábamos desnudos
           y allí cerraban las puertas y apagaban las luces
    Y NOS CUBRISTE DE SOMBRAS DE MUERTE.
No quedaron de nosotros sino montones de vestidos
montones de juguetes
   y montones de zapatos.
Si hubiéramos olvidado el nombre de nuestro Dios
y lo hubiéramos cambiado por otros Líderes
¿tú lo sabrías?
¿Tú que no necesitas de Servicio Secreto
porque conoces los secretos del corazón?
Todos los días nos pasaban lista
para oír los nombres de los que llevaban a los hornos.
Nos entregaban a la muerte todo el día
como ovejas destinadas al matadero.
Nos pusiste desnudos delante de los lanzallamas.
A tu pueblo lo han borrado del mapa
           y ya no está en la Geografía.
Andamos sin pasaporte de país en país
sin papeles de identificación.

Y tú eres ahora un Dios clandestino.
¿Por qué escondes tu rostro
olvidado de nuestra persecución y de nuestra opresión?
¡Despierta
y ayúdanos!
Por tu propio prestigio!



Tomado de Antología, Colección Nueva Nicaragua, Ed. Nueva América, Buenos Aires, 1986.

No hay comentarios:

Publicar un comentario