Piernas nunca tuvo.
Perdió los brazos de mármol
y la cabeza de mármol
por avatares de los tiempos:
naufragios, terremotos, vándalos.
Sigue siendo hermoso,
atlético de pectorales y de nalgas
posado en su pedestal de granito.
El pene de mármol
se lo rebanó un cardenal
con un martillito, y con la honorable,
eugenésica intención
de que no se sigan reproduciendo
tales mutiladas monstruosidades.
Pertenece al libro: Relámpagos. Vol. 3,
Viajera Editorial,
Buenos Aires, 2018
Fue tomado de https://campodemaniobras.blogspot.com/search?q=jan+de+jager
No hay comentarios:
Publicar un comentario