Ya habíamos pensado desde el principio de los tiempos
en esa infranqueable presencia de la ausencia.
Esa pared de lo que no podemos ver o hacerlo algo propio,
algo destinado para nosotros.
No hay más destino que el misterio insondable,
esa soledad entre gentes,
esa ocasión
en la que nos sabemos a nosotros mismos como arrojados,
incluso a veces como mutilados.
https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2015/05/isabel-dunas-16044.html
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