viernes, 5 de enero de 2018

Dos poemas de Kelli Russell Agodon

Vacaciones con Sylvia Plath

Quizá debería haber venido sola.

Quizá si las nubes no parecieran
lápidas y yo hubiese traído algo
más alegre para leer
el océano no parecería tan final,
un pensamiento conducido hacia la costa
y después arrastrado,
lavando el mismo calcetín verde
una y otra vez.

Quizá si tomara la medicación,
o al menos hierba de San Juan,
quizá si tuviera una barra de chocolate
para comer entre una crisis nerviosa y otra
el grito de la gaviota sería más que un susurro
y las olas no parecerían tan azules.

Quizá tantas cosas. Quizá
si pudiera dormir dentro de la mente de Sylvia
separar las especias en su especiero,
ordenarlas por orden alfabético y quitarles el polvo.
Quizá entonces entendería cómo
son esas pequeñas cosas que tiran de ti hacia abajo.


Versión de Jonio González


Vacationing With Sylvia Plath

Maybe I should have come alone.

Maybe if the clouds didn’t resemble
tombstones and I had brought something
more upbeat to read
the ocean wouldn’t seem so final—
an ongoing thought carried to shore
then taken away ,
washing the same green sock
over and over again.

Maybe if I was taking medication
or at least St. John’s Wort,
may be if I had a chocolate bar
to eat between breakdowns
the seagull’s cry would be more of a sigh
and the wav es wouldn’t seem so blue.

Maybe a lot of things. Maybe
if I could slip into Sylvia’s mind,
sort out the spices in her spice rack,
alphabetize them and dust them off.
May be then I’d understand how
it’s the little things that pull you under.


Tomado de https://poetassigloveintiuno.blogspot.com.ar/2014/05/kelli-russell-agodon-11604.html


Hambre

Si nunca tenemos suficiente amor, tenemos más que la mayoría.
En nuestro vecindario tenemos perros perdidos y coyotes salvajes
y a veces no podemos distinguirlos. A veces
no queremos. Una vez traje a casa a un coyote y le dije
a mi amante que teníamos una nueva mascota. Hasta que se comió nuestras gallinas.
Hasta que se comió nuestras gallinas, nuestros patos y nuestro gato. A veces
cometemos errores y los llamamos coincidencias. Dejamos
la puerta abierta y después nos preguntamos cómo entró un extraño en la casa.
Hay una mujer en nuestra cuadra que cree que está alimentando conejos,
pero son ratas enormes sin cola. ¿Recordás a la esposa del granjero?
¿Recordás el cuchillo para carne? Todos intentamos convertir
lo que tememos en algo hermoso. Pero incluso las ratas necesitan comer.
Incluso las ratas y los coyotes y los huesos en el sendero podrían ser los huesos
en nuestros platos. Mandé a pedir un pollo entero. Un pato. A veces
el amor hiere. A veces el perro que se perdió no quiere que lo encuentren.



Traducción: Gustavo Solórzano-Alfaro

Tomado de http://www.gustavosolorzanoalfaro.com/2017/10/un-poema-de-kelli-russell-agodon.html


Hunger

If we never have enough love, we have more than most.
We have lost dogs in our neighborhood and wild coyotes,
and sometimes we can’t tell them apart. Sometimes
we don’t want to. Once I brought home a coyote and told
my lover we had a new pet. Until it ate our chickens.
Until it ate our chickens, our ducks, and our cat. Sometimes
we make mistakes and call them coincidences. We hold open
the door then wonder how the stranger ended up in our home.
There is a woman on our block who thinks she is feeding bunnies,
but they are large rats without tails. Remember the farmer’s wife?
Remember the carving knife? We are all trying to change
what we fear into something beautiful. But even rats need to eat.
Even rats and coyotes and the bones on the trail could be the bones
on our plates. I ordered Cornish hen. I ordered duck. Sometimes
love hurts. Sometimes the lost dog doesn’t want to be found.


Tomado de  https://www.poets.org/poetsorg/poem/hunger-0

No hay comentarios:

Publicar un comentario