domingo, 28 de febrero de 2016
exposición de unos cuadros (Juan Gelman)
un día vi a una mujer que se cambiaba la voz /
se sacaba recuerdos / aires / pañuelos / de la boca /
se arrancaba ternuras como si fueran malayerbas / tiró al suelo
la vez que nos amamos en una ciudad desconocida /
como esa vez tenía buenos músculos /
vi a esa mujer pisarla / pisotearla /
taconearla con zapatitos blancos que en realidad le habrían servido para bailar /
así dejó esa vez / sangrando / agonizando /
con un puño implacable aplastó la cabeza de otras veces /
la vez que conocimos juntos lo largo y lo ancho de una violeta
que nos creció cuando besé su memoria escondida /
la vez que hicimos una isla en el fragor del mundo /
y el mundo se calló para escuchar nuestro silencio amoroso /
otras veces de las que no me da la gana hablar /
la cuestión es que esa mujer se consiguió otra voz /
tenía más ponencias que una reunión de intelectuales /
incluso una ponencia dirigida a los poetas /
como si los poetas tuvieran algo que ver /
como si no se pasaran la vida agachando la cabeza /
cubriéndose la cara cuando la poesía se les viene encima /
al isito le ocurría lo mismo con las cagadas de paloma /
no había paloma que no lo eligiera como blanco /
la cara del isito se parecía a pearl harbor /
atacada a traición desde el aire /
isito se iba tiñendo de color resignación /
y yo qué puedo hacer/decía a los amigos /
ni siquiera me puedo rendir / decía /
no conozco al almirante de las palomas /
de modo que salía a la calle indefenso /
para alegría de toda paloma con necesidad /
también la lluvia baja sobre nosotros
con un fuego en la mano / la última
vez que expliqué estas cuestiones a la voz de esa mujer /
ella se convirtió en un congreso /
un ligero vientito sacudió los papeles /
después todos se pusieron a hablar de las razones de lo irracional /
demostraron perfectamente que 2 más 2 es otra cosa / o sea 4 /
que lo que sube no es lo que baja / y viceversa /
que Dios nunca fue japonés /
mientras isito se ponía cada vez más pálido /
y los muchachos del barrio nos juntamos a su alrededor /
le silbábamos tangos para distraerlo /
pero él estaba yéndose / y cuando pasó la poesía con una paloma /
el isito le puso a disposición la cabeza /
y el cuerpo entero también /
yo creo que todo lo que baja sabe muy bien lo que hace /
la lluvia moja el campo /
la noche toca los pianos de la noche /
la poesía cae como un diablo caliente /
es paloma que sabe sonreír /
y se fue con isito del brazo
cuando tenía 23 años de edad /
es desde entonces que estoy triste /
vos te seguís arrancando ternuras de la voz /
las veces que encendí tu vientre como un recién nacido /
y brilló tu porción de universo /
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