miércoles, 7 de septiembre de 2022

Habla Marx (Michael Krüger)


 








En ocasiones, cuando el cielo se despeja por el Oeste, 
miro fijamente los brillantes ríos de dinero
que desbordan espumeantes las orillas
e inundan la tierra todavía árida.
Me divierte la dictadura del parloteo
que se hace pasar por teoría social,
si se me permite creer en las noticias
de abajo. Me va bien.
En ocasiones veo a Dios. Tiene aspecto descansado. 
Hablamos sobre cuestiones metafísicas, no le falta gracia y 
está sorprendentemente versado en dialéctica.
Hace poco me preguntó por la edición
de mis obras completas porque,
según parece, no podía conseguirlas en ninguna parte. 
No es que vaya a creer en ello, dijo,
pero no me puede hacer daño.
Le di mi ejemplar de mano —el último
de la edición azul— comentado.
Por cierto, es más culto de lo que pensaba.
La teología le aburre, da al traste con los planes 
de la deconstrucción, considera el psicoanálisis 
un sinsentido y ni lo menciona.
Sus prejuicios son sorprendentes.
A Nietzsche, por ejemplo, le perdona todos
sus giros, cada cual más estúpido, pero a Hegel 
no lo aguanta. Por timidez no habla nunca
de sus proyectos. Por favor, dice tras echar una larga mirada 
sobre la tierra, por favor, mantenles preparados.


Traducción de Sandra Santana.
Diario de Poesía N°77. Diciembre 2008 a marzo 2009.

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