sábado, 25 de junio de 2016

Nadie ama a nadie (Leonora Vicuña)

              a Martine David, en esa Lyon desencantada

Nadie nos ama Martine.
Nadie ama a nadie.
Y tú sueñas con una muerte infantil,
un entierro en que todos te lloran
cuando viajas en trenes de bruma
en esta Francia de la soledad y la soledad.
Yo te digo que una vez tal vez amamos
cuando en la noche se enciende la brasa parpadeante
de los sueños
como un tejido de agua y viento,
o cuando algún desconocido sonriendo sobre el puente
alumbra con una mano transparente y abierta
todo el cielo que nos desborda.

Triste vivir en las ciudades Martine.
Triste el futuro deshilachando lentamente nuestras cabelleras.
Y saber que no hubo más libertad que la imaginaria
ni más amor que el de los cuentos de la infancia.

Soledad y soledad.                                                                  
Oficio de silencios.
Masticar estas horas duras como panes
quemándose sobre un mantel desierto.
Y la loca manía de mañanas diferentes.
Y la sed invisible de Aventura y Vida.
¿Qué hacer?
¿Seguir de viaje con los brazos cargados de sueños
zurciendo pesadillas que nos ciegan diariamente?
¿Bajarse en alguna estación sin tiempo?
¿Desandar lo vivido?
¿O continuar con la tenue esperanza de otro cielo,
otros rostros
otras claridades?



http://diegodelanoche.blogspot.com.ar/2007_12_01_archive.html

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