viernes, 29 de marzo de 2024

En celebración de mi útero (Anne sexton)


 











En celebración de mi útero

Todo en mí es un pájaro.
Agito todas mis alas.
Querían cortarte y sacarte
pero no lo harán.
Decían que estabas infinitamente vacío
pero no lo estás.
Decían que estabas enfermo de muerte
pero se equivocaban.
Cantas como una colegiala.
No estás desgarrado.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
y el alma de la mujer que soy
y de la criatura central y su deleite
canto para ti. Me arriesgo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, copa.
Sujetar, cubrir. Cubierta que contiene.
Hola tierra de las colinas.
Bienvenidas, raíces.

Cada célula tiene una vida.
Aquí hay suficiente para satisfacer una nación,
para que el pueblo haga suyos estos bienes.
Cualquier persona, cualquier sociedad diría:
«Este año está resultando tan bueno que
podemos pensar en otra cosecha.
Una plaga ha sido prevista y eliminada.
«Por eso muchas mujeres cantan al unísono:
una maldiciendo la máquina de hacer zapatos,
una en el acuario cuidando de la foca,
una aburrida al volante de su Ford,
una cobrando en la barrera de peaje,
una en Arizona echando el lazo a un ternero,
una en Rusia con un chelo entre las piernas,
una en Egipto trajinando ollas en la cocina,
una pintando de luna las paredes de su dormitorio,
una moribunda pero recordando un almuerzo,
una en Thailandia desperezándose en su estera,
una limpiándole el culo a su hijo,
una mirando por la ventanilla de un tren
en medio de Wyoming y una está
en cualquier parte y algunas en todas partes y todas
parecen cantar, aunque algunas no pueden
cantar ni una nota.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
déjame llevar una bufanda de tres metros,
déjame tocar el tambor por las de diecinueve años,
déjame llevar cuencos para la ofrenda
(si eso es lo que me toca).
Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
déjame medir la distancia angular entre meteoros,
déjame libar de los estambres de las flores
(si eso me toca).
Déjame hacer ciertas figuras tribales
(si me toca).
Por todo esto el cuerpo necesita
que me dejes cantar
para la cena,
para el beso,
para la afirmación
exacta.


El asesino y otros poemas, traducción de Jonio González y Jorge Ritter.   Icaria. Barcelona, 1996




En alabanza a mi útero.

En mi interior todos son un pájaro.
Estoy batiendo todas mis alas.
Querían cortarte
pero no lo harán.
Decían que estabas desmesuradamente hueco
pero no lo estás.
Decían que te encontrabas mortalmente enfermo
y se equivocaron.
Como colegiala cantas.
No estás roto.

Dulce peso,
en la alabanza de la mujer que soy
y del alma de la mujer que soy
y de la creatura central y de su goce
te canto. Me atrevo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, copa.
Detente, cúbrete. Cubierta que contiene.
Hola, tierra de los campos.
Bienvenidas sean, raíces.

Cada célula vive.
Hay suficientes para colmar a la nación entera.
Basta con que el populacho se apropie de estos bienes.
Cualquier persona, cualquier congregación diría de él:
“Sería bueno que plantáramos otra vez este año
y pensáramos de antemano en la cosecha.
Un percance se había pronosticado y se ha conjurado.”
Muchas mujeres juntas cantan a esto:
una está en la fábrica de zapatos maldiciendo la máquina,
una está en el acuario cuidando una foca,
una está, indolente, tras el volante de un Ford,
una está recibiendo el dinero en la caseta de cobro,
una está amarrando el ombligo a un becerro en Arizona,
una está a horcajadas sobre un cello en Rusia,
una está cambiando las ollas sobre la estufa en Egipto,
una está pintando color de luna las paredes de su recámara,
una está muriendo pero recuerda un desayuno,
una se tiende sobre su estera en Tailandia.
una le limpia el culo a su hijo,
una mira por la ventana del tren
en el centro de Wyoming y una está
en cualquier parte y algunas están en todas partes y todas
parecen estar cantando, aunque algunas no puedan
dar la nota.

Dulce peso,
en la alabanza de la mujer que soy
déjenme usar una mascada larguísima,
déjenme redoblar por las muchachas de diecinueve años,
déjenme llevar los cuencos de la ofrenda
(de ser ese mi papel).
Déjenme estudiar los tejidos cardiovasculares,
déjenme examinar la distancia angular que media entre meteoros,
déjenme chupar los tallos de las flores
(de ser ese mi papel).
Déjenme hacer ciertas figuras tribales
(de ser ese mi papel).
Pues esto es lo que el cuerpo necesita
déjenme cantar
por la cena,
por los besos,
por el adecuado
sí.


Traducción de Elisa Ramírez Castañeda.




En celebración de mi útero,

Cada una de ellas en mí es un pájaro.
Golpeo con todas mis alas.
Querían sacarte de un corte
pero no lo harán.
Dijeron que eres inmensurablemente vacío,
pero no es así.
Dijeron que estás enfermo para morir,
pero se equivocaron.
Tú cantas como una colegiala.
Tú no estás desgarrado.

Dulce peso,
en celebración de la mujer que soy
y del alma de la mujer que soy
y de la criatura central y su deleite
canto para ti. Me atrevo a vivir.
Hola, espíritu. Hola, cáliz.
Sujeta, cubierta. Cubierta que contiene.
Hola a la tierra de los campos.
Bienvenidas, raíces.

Cada célula tiene una vida.
Aquí hay bastantes para satisfacer a una nación.
Basta con que la plebe posea estos bienes.
Cada persona, cada comunidad diría sobre esto:
«Está bien que este año plantemos de nuevo
y podamos pensar en una cosecha.
Predijeron el tizón y ha sido apartado».
Eso cantan muchas mujeres juntas:
una está en una fábrica de calzado maldiciendo la máquina,
otra en un acuario cuidando a una foca,
otra está aburrida al volante de su Ford,
otra cobra en el control de la autopista,
otra anuda el cordón umbilical a una ternera en Arizona,
otra esparranca un chelo en Rusia,
otra cambia de sitio las ollas en el horno en Egipto,
otra pinta las paredes de su dormitorio color de luna,
otra se está muriendo pero recuerda un desayuno,
otra se extiende sobre su estera en Tailandia,
otra está limpiando el culo de su niño,
otra está mirando por la ventana de un tren
en medio de Wyoming y otra está
en alguna parte y otras están por doquier y todas
parecen estar cantando a pesar de que algunas
no saben cantar ni una nota.

Dulce peso
en celebración de la mujer que soy
déjame llevar un chal de tres metros,
déjame tocar el tambor por las de diecinueve años,
déjame llevar vasijas para las ofrendas
(si ese es mi papel).
Déjame estudiar el tejido cardiovascular,
déjame examinar la distancia angular de los meteoros,
déjame chupar en los tallos de las flores,
(si ese es mi papel).
Déjame hacer ciertas figuras tribales
(si ese es mi papel).
Por esta cosa que el cuerpo necesita
déjame cantar
por la cena,
por los besos,
por el adecuado
sí.


Traducción de José Luis Reina Palazón.



In Celebration of My Uterus


Everyone in me is a bird.
I am beating all my wings.   
They wanted to cut you out   
but they will not.
They said you were immeasurably empty   
but you are not.
They said you were sick unto dying   
but they were wrong.
You are singing like a school girl.   
You are not torn.

Sweet weight,
in celebration of the woman I am
and of the soul of the woman I am
and of the central creature and its delight   
I sing for you. I dare to live.
Hello, spirit. Hello, cup.
Fasten, cover. Cover that does contain.   
Hello to the soil of the fields.
Welcome, roots.

Each cell has a life.
There is enough here to please a nation.
It is enough that the populace own these goods.   
Any person, any commonwealth would say of it,   
“It is good this year that we may plant again   
and think forward to a harvest.
A blight had been forecast and has been cast out.”
Many women are singing together of this:   
one is in a shoe factory cursing the machine,   
one is at the aquarium tending a seal,   
one is dull at the wheel of her Ford,   
one is at the toll gate collecting,
one is tying the cord of a calf in Arizona,   
one is straddling a cello in Russia,
one is shifting pots on the stove in Egypt,
one is painting her bedroom walls moon color,   
one is dying but remembering a breakfast,   
one is stretching on her mat in Thailand,   
one is wiping the ass of her child,
one is staring out the window of a train   
in the middle of Wyoming and one is   
anywhere and some are everywhere and all   
seem to be singing, although some can not   
sing a note.

Sweet weight,
in celebration of the woman I am
let me carry a ten-foot scarf,
let me drum for the nineteen-year-olds,
let me carry bowls for the offering
(if that is my part).
Let me study the cardiovascular tissue,
let me examine the angular distance of meteors,   
let me suck on the stems of flowers
(if that is my part).
Let me make certain tribal figures
(if that is my part).
For this thing the body needs
let me sing
for the supper,   
for the kissing,   
for the correct   
yes.









No hay comentarios:

Publicar un comentario