Formados en la escuela de los veleidosos, idólatras del fragmento y
del estigma, pertenecemos a un tiempo clínico en el que únicamente nos
importan los casos . Sólo nos interesa lo que un escritor se ha callado,
lo que hubiera podido decir, sus profundidades mudas. Si deja una obra ,
si se explica, se asegura nuestro olvido.
Magia del artista irrealizado…, de un vencido que desaprovecha sus decepciones, que no sabe hacerlas fructificar.
Magia del artista irrealizado…, de un vencido que desaprovecha sus decepciones, que no sabe hacerlas fructificar.
De Atrofia del verbo. Silogismos de la amargura, Editorial Laia.
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