Sin Terminar
Yo conozco el poder de la palabra,
yo conozco su llamado poderoso.
Hay palabras,
que levantan a los seres de las tumbas,
y marchan solas,
sobre sus cuatro patas.
A menudo,
hay palabras que se pierden
se tiran,
no se imprimen,
no se publican.
Pero la palabra corre,
ajustando sus tiradores,
resonando en los siglos,
y se acercan los trenes arrastrándose
lamiendo,
las manos callosas de la poesía.
Yo conozco el poder de las palabra,
más que muchos,
más que un pétalo caído,
bajo el pie de la danza.
Pero el hombre,
entrega el alma,
los labios,
entrega todo su esqueleto...
1- Me ama;
mucho, poquito,
o no me ama...
Me rompo las manos,
apretando los dedos,
y arrojo al aire los dedos rotos.
Así se rompen o arrojan,
los pétalos de las margaritas,
cuando se adivina el amor en el mes de mayo.
Dejad que al rasurarme,
se descubra el pelo plateado de los años.
Espero,
creo:
en los siglos de los siglos jamás me llegará
el día vergonzoso de mi sano juicio.
2-Ya son las dos.
Tal vez ya estás acostada.
En la noche,
la Vía Láctea,
hace su camino de plata.
No te apuro,
con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
ni molestarte.
Como se dice,
el "incidente" ha terminado.
La barca del amor,
se ha estrellado,
contra la vida cotidiana.
Estoy a mano contigo.
No hay por qué enumerar,
nuestros dolores recíprocos,
desgracias,
ofensas.
¡Mira el universo,
qué silencio!
La noche,
ha cubierto el cielo,
con su mensaje de estrellas.
En horas como ésta,
uno se levanta y habla,
a los siglos,
a la historia,
al mundo.
3- Ya son las dos...
tal vez ya estás acostada,
o tal vez,
tú también estás así como yo...
No te apuro ya,
con telegramas urgentes,
no tengo por qué,
despertarte ya,
ni molestarte...
Traducción de Lila Guerrero.
Tomado de Antología Poética, Editorial Losada, 1978.
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Lo inconcluso
(Póstumo)
¿Me ama? ¿No me ama? Me retuerzo las manos,
y lanzo los dedos al romperlos,
así, adivinando, se arrancan en mayo
los pétalos de las margaritas que encontramos por el camino,
Que el corte de pelo y la afeitada descubran las canas,
que la plata de los años resuena abundante,
espero, creo, que tratará en vano
de acercarse a mí
la prudencia vergonzosa.
2
Son cerca de las dos,
tal vez te acostaste,
quizás
tu también sientes lo mismo.
No me apresuro.
Con el relámpago de telegramas
no hay por qué
despertarte
y molestar.
3
El mar se va hacia atrás,
el mar se va a descansar...
Como se dice:
está agotado el incidente,
la barca de amor
se estrelló contra la existencia.
Quedamos a mano
y dejemos ya las cuentas
de mutuas desdichas,
dolores y ofensas.
4
Son cerca de las dos,
tal vez te acostaste.
De noche la vía láctea
es como el plateado río de Oka.
No me apresuro.
Con el relámpago de telegramas
no hay por qué
despertarte
y molestar.
Como se dice:
está agotado el incidente,
La barca de amor
se estrelló contra la existencia.
Quedamos a mano
y dejemos ya las cuentas
de mutuas desdichas, dolores y ofensas.
Mira,
qué calma hay en el mundo.
La noche
gravó
al cielo
con el tributo de las estrellas,
en una hora así
uno se levanta
y conversa
con los siglos,
con la historia,
con el universo.
5
Conozco la fuerza de las palabras,
conozco de las palabras el arrebato.
No son aquellos que reciben
aplausos de los nobles.
De tales palabras los ataúdes se levantan
para andar
en sus cuatro patas de roble.
Sucede,
que las tiran a veces
sin imprimirlas ni publicar,
pero vuelan palabras
ajustando las cinchas,
resuenan por los siglos,
y los trenes se arrastran
para lamerle
a la poesía
sus manos encallecidas.
Conozco la fuerza de las palabras,
parece una minucia,
un pétalo caído
bajo los tacones del baile.
Pero el hombre,
con su alma,
con sus labios,
con su esqueleto...
1930
Traducción de Irina Bogdaschevski.
Tomado de Diez poetas rusos del Siglo de Plata, Centro Editor de América Latina, 1983
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