sábado, 16 de marzo de 2019

Poema que dura un cigarrillo (Edgardo Dobry)

Dicen que hay que morir dos veces                               
para escribir este segundo verso.
El que muerde una aceituna y siente
los nudos del olivo en el corazón del gusto.
El que ve flotar su corazón
en el ojo del aljibe.
El que pule una perla de menta, de mentira,
contra la lija de la glotis,
contra la llaga de la lengua.
El que toca en la nuez una madera
horadada por el buril de insomnio.
El que ha llegado a un puerto de cansancio
y ya no puede tironear su propia sombra
y se frota el empeine de un zapato
contra el calcañar del otro.
El que quiere colorear y calca.
El que busca en la fractura un pie
con melancólica intuición,
con la intuición como única bujía.
El que ya murió una vez y busca
una segunda muerte para agonizar un metro.


La anterior es la versión del poema aparecida en Diario de Poesía, verano de 2000/1.

La siguiente la encontré en el blog Crónica Literaria con fecha 31 de mayo de 2016.
http://www.cronicaliteraria.com.ar/?p=18301


Dicen que hay que morir dos veces
para escribir este segundo verso.
El que muerde una aceituna y siente
los nudos del olivo en el corazón del gusto.
El que ve su corazón en el ojo del aljibe.
El que pule una perla de menta, de mentira,
contra la lija de la glotis,
contra la llaga de la lengua.
El que toca en la nuez una madera
trabajada en el buril de insomnio.
El que ha llegado a un puerto de cansancio
y dice que no puede tironear su propia sombra
y se frota el empeine de un zapato
contra el calcañar del otro.
El que quiere colorear y calca.
El que busca en la fractura un pie
con melancólica intuición,
con la intuición como bujía sola.
El que ya murió una vez y busca
una segunda muerte para agonizar un metro:
ese que fuma para envolverse en humo.

Pertenece a El lago de los botes.

lunes, 11 de marzo de 2019

Como bola sin manija (Paco Urondo)

puedo ir para un lado                                                                 
puedo ir para otro lado
encontrar estuarios pálidos cisnes quietos
buques mansos que como a las nubes
me llevan de un lado para otro lado

puedo dar con lugares apacibles
o sombras excitantes
la primera piel de una mujer
el aroma de una mujer el sonido de una fiesta
puedo beber de cierto cuidado y enfermarme levemente
y sentir en las sábanas el olor del sol

puedo llegar a tener suerte en el juego y en la vida
puedo cambiar de vida y de nombre
puedo peinarme de otra manera
y vestir como nunca lo hice

puedo sorprender
ser irascible o piadoso
comprensivo con las mujeres
o despiadado con sus increíbles sentimientos

puedo como antaño volver a enamorarme
puedo padecer por un vago recuerdo
o tirar todo por la borda
o no soportar la memoria

–hoy te he recordado vagamente–

puedo reír y cantar
divertir a la gente
y esperar a que todos estén completamente locos
y ya no parezca tan divertido

puedo envejecer y enmudecer para siempre
y decir palabras sin mayor fundamento
puedo gozar de placeres fáciles y complicados

–eras alta antes de conocerte
y hoy no he recordado tu nombre
y pienso que otro día podré humillarlo–

puedo tener rasgos bondadosos
arranques de conmovedora caridad
puedo echarme a perder
o tener más hijos como si ofreciera
el más estupendo y bonito de los mundos posibles

puedo ambicionar una amplia fortuna
hasta puedo trabajar o pensar en el as de oro
o seducir a una adolescente frágil-como-un-pétalo-de-agosto

puedo hacer viajes exóticos morder la espesura de un follaje
jugar mi vida por unos diamantes impuros
o por lánguidos ojos saturados de sabiduría

puedo emborracharme aquí o en el extranjero
y caer exhausto en la turgencia de un muslo
o en el filo de una dudosa alcantarilla

puedo investigar o escribir luminosos párrafos
que abrirían por sí el futuro
puedo ser un intelectual responsable o desaprensivo
firmar o no firmar traicionar o jugar a la lealtad

puedo ser adorado
puedo ser odiado
tener amantes
distintas en su belleza singulares en sus caprichos
o no tener a nadie
y no guardar un sol o recuerdo

puedo rechazar la ternura
o mendigarla como hace un as horas
puedo vivir alternativas viejas o recientes
fáciles y peligrosas

puedo elegir mi destino
aunque no sepa darle forma adecuada
ni por dónde empezar

puedo imaginar el tiempo que desconozco
luchar por esa o por otra dulce aspiración
puedo olvidar

–hoy no he podido recordar tu nombre–

de la memoria puedo imaginar las interminables apuestas
y sus mañas de vieja tramposa
puedo no pensar en que distribuye los signos
de ese futuro tangible y ajeno


Pertenece a Nombres (1956-1959) tomado de Poemas de Francisco Urondo, Casa de las Américas, 1984.

jueves, 7 de marzo de 2019

Lázaro ¿duermes? (Henri Michaux)


                                                            



















Guerra de nervios                                                                       
de Tierra
de rango
de raza
de ruinas
de hierro
de lacayos
de escarapelas
de viento
de viento
de viento.
Huellas de aire, de mar, de hoces,
de fronteras, de miserias que se enmarañan,
que nos enmarañan
bajo la máquina de levantar pesos, bajo el desprecio
bajo el ayer, bajo los escombros de la estatua abatida
bajo inmensas tablas de vetos
prisioneros en el estiércol
bajo el mañana, lomo roto, bajo el mañana                                   
bajo el mañana.                                                                                     

Sin embargo, millones y millones de hombres van entrando en la muerte
sin proferir un grito propio
millones y millones
el termómetro se hiela como una pierna
pero una voz de estridencia extrema...
y millones y millones dominados de Norte a Sur
van entrando en la muerte.

Lázaro, ¿duermes acaso?

Mueren, Lázaro
mueren
¡y no hay mortajas
ni Martas ni Marías,
las más de las veces ni siquiera cadáver!

Como un loco que ríe al abrir una ostra
yo grito
grito
grito estúpidamente hacia ti
si algo has aprendido
toma, ahora, una determinación
¡tómala, Lázaro!


El poema pertenece a Pruebas, exorcismos de 1945.

Tomado de Poemas de Henri Michaux, Compañía General Fabril Editora S.A., tercera edición , julio de 1978, Argentina. Sin datos del traductor.

La imagen de Michaux es un trabajo fotográfico de Claude Cahun.
 Foto de Henri Michaux © Claude Cahun, circa 1924


El poema original tomado de:
http://www.babelmatrix.org/works/fr/Michaux%2C_Henri-1899/Lazare%2C_tu_dors_


Lazare, tu dors?

Guerre de nerfs
de Terre
de rang
de race
de ruines
de fer
de laquais
de cocardes
de vent
de vent
de vent
de traces d'air, de mer, de faux
de frontières, de misères qui s'emmêlent
qui nous emmêlent
sous le cric, sous le mépris
sous hier, sous les débris de la statue tombée
sous d'immenses panneaux de « veto »
prisonniers dans le fumier
sous demain reins cassés
sous demain
cependant millions et millions d'hommes
s'en vont entrant en mort
sans même un cri à eux
millions et millions
le thermomètre gèle comme une jambe
mais une voix d'une stridence extrême...
et millions et millions commandés du
Nord au
Sud s'en vont entrant en mort

Lazare, tu dors? dis?

Ils meurent, Lazare
Ils meurent
et pas de linceul
pas de Marthe ni de Marie
souvent même plus le cadavre
Comme un fou, qui pèle une huître, rit
je crie
je crie
je crie stupide vers toi
si quelque chose tu as appris
à ton tour, maintenant
à ton tour, Lazare!

domingo, 3 de marzo de 2019

Hija (Paco Urondo)


















                                    a Néstor Bondoni


Ella se salva y crece sobre mis fisuras, sobre la piel que se ha secado, sobre el tambor que suena lejos.

Ella también será el primer amor para alguien.


De Historia Antigua, poemas entre 1950 y 1957. Tomado de Poemas, Francisco Urondo, Casa de Las Américas, 1984.