que han sido inventadas hasta ahora,
me dijeron.
Hay adictos a sí mismos,
adictos al fondo del mar o a la cima de las montañas,
adictos a la cercana lejanía del sexo,
adictos a la combinatoria de la mente,
adictos al chocolate, al té negro o al café,
adictos a la luz de luna,
adictos al jabón en pastilla,
adictos a las frases sin acabar,
adictos a la enfermedad.
Durante un tiempo los expertos me incluyeron
en esta última categoría.
Hace poco han descubierto
que mi adicción es a la muerte.
Además, según parece,
es ella la que me ha inventado
a mí.
Desde que lo sé
me sorprendo cada día anhelando su compañía
y procuro no morirme
para poder embriagarme
día tras día.
http://circulodepoesia.com/2017/01/poesia-rumana-corina-oproae/
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