sábado, 4 de enero de 2025

Dos poemas (Rei Berroa)













VII

Ni siquiera un trozo
de esperanza
para darle a los mojados
por la luna
y enseñarle al hombre entero
cómo suena el hambre
cuando cuelga en las paredes
y no sirve para nada la sintaxis
y la física se queda en el retrete
aprendiendo geografía
y el que gana el premio Nóbel
enumera sus inútiles versículos
y la historia se derrite en el duodeno
y me vienen los poetas y me dicen
que están a mi favor.

Habrá que aprender
de nuevo a dividir.


XVII

Pero no pudo
conservar
su inocencia
y a ésta
la hemos encontrado
corriendo por las plazas
buscando
plantar su desnudez
en otro Dios
que le sirviera
mejor
para la vida.


Libro de los fragmentos, Ediciones Ultimo Reino, Buenos Aires, 1989.


En Libro de los fragmentos y otros poemas, antología posterior, figuran los poemas anteriores como VIII y XVIII, y este último con el agregado de un verso.

XVIII

Pero no pudo
conservar
su inocencia
y a ésta
la hemos encontrado
corriendo por las plazas
en forma de aguja, de beso o de paloma

buscando
plantar su desnudez
en otro Dios
que le sirviera
mejor
para la vida.

viernes, 3 de enero de 2025

Dos poemas (Anna Ajmátova)






















Tú me has inventado

Tú me has inventado. No existe en el mundo
alguien así. No podría existir.
Ni los médicos curan ni los poetas alivian,
la sombra de un fantasma te perturba día y noche.
Nos encontramos en un año monstruoso,
cuando las fuerzas del mundo se habían agotado,
todo estaba marchito y enlutado por la desgracia,
y solo las tumbas eran frescas.
El talud del Nevá, sin faroles, era negro azabache.
La noche sorda se erguía alrededor, como un muro.
¡Entonces mi voz te llamó!
¡Qué hice! Yo misma aún no lo entiendo.
Y tú llegaste a mí como una estrella conocida,
huyendo del trágico otoño,
hacia aquella casa desolada para siempre,
de donde salió una bandada de poemas incinerados.

1956




Fragmento

Me pareció que las llamas de tus ojos
volarían conmigo hasta el alba.
No pude entender el color,
de tus ojos extraños.
Todo alrededor palpitaba.
Nunca supe si eras mi enemigo, o mi amigo,
y si ahora era invierno o verano.

21 de junio de 1959 Moscú


Versión de Jorge Bustamante García




Nota: Anna nació en Odesa hoy Ucrania.

martes, 17 de diciembre de 2024

sin justificación (sergio beleiro)


 











posiblemente cambie una muerte por otra
mi dolor por otro que impida tu dolor
mis sueños por los tuyos mis despojos
por tu suerte mi silencio por tu boca
mis manos por que sigan tus caricias
mi sed por tu ventura /
es algo que no entiendo
nada nos une salvo lo que siento
nada que me devuelva un poco lo cedido
nada que me haga mejor ante mis ojos
nada que pueda poner en el haber
ante las puertas del infierno
o escribir en un papel 
antes de perderme 
en mi propio olvido /
¿de muerte hablo? 
entonces con cualquier muerte 
ponerle fin a estas palabras
con cualquier poema deslucido
plano 
imbécil 
asesino


La imagen es  Leaning Harlequin de Picasso.


sábado, 14 de diciembre de 2024

Hermosa Elenor (William Blake)


 











La campana dio la una sacudiendo la torre silenciosa.
Las tumbas entregan sus muertos: La hermosa Elenor
ha pasado junto al portal del castillo y, deteniéndose, mira en torno.
Un lamento sordo corrió por las siniestras bóvedas.

Gritó fuerte y rodó por los peldaños.
Sus mejillas pálidas dieron contra la piedra yerta. Nauseabundos olores
de muerte escapan como de un sepulcro
y todo es silencio, exceptuando el suspiro de las bóvedas.

La muerte helada retira su mano y la mujer revive.
Asombrada se encuentra de pie
y, como fantasma, por estrechos corredores
anda, sintiendo el frío de los muros en sus manos.

Retorna la fantasía y piensa entonces en huesos
y en cráneos que ríen y en la muerte corruptora
envuelta en su mortaja. No tarda en imaginar que oyoe
hondos suspiros y que ve lívidos espectros que se deslizan.

Por fin no la fantasía, sino la realidad,
atrae su atención. Un ruido de ruinas; y los pies
de alguien que corre, se acercan. Ellen se detuvo
como una estatua muda, helada de terror.

El malhadado se acerca gimiendo: “El mal hecho está;
toma esto y envíalo por quien fuere.
Es mi vida. Envíalo a Elenor.
¡Está muerto, pero clama tras de mí, sediento de sangre!”

“¡Toma!”, exclamó, arrojando a sus manos
un paño húmedo y envuelto. Luego huyó
gritando. Ella recibió en sus manos
la pálida muerte y le siguió en alas del espanto.

Atravesaron con rapidez las verjas exteriores. El desdichado,
sin dejar de ulular, saltó el muro, cayendo al foso
y ahogándose en el cieno. La hermosa Ellen cruzó el puente
y pudo oír una tétrica voz que preguntaba: “¿lo has hecho?”

Como herida gacela Ellen corre
por la llanura sin caminos. Como voladora flecha nocturna
vuelva la destrucción y golpea en la oscuridad.
Huye del terror hasta volver a su hogar.

Sus doncellas la esperaban. Sobre su lecho cae,
aquel lecho de alegrías donde en otro tiempo su señor la abrazara.
“¡Ah, espanto de mujer!”, exclamó, “¡ah maldecido duque!
¡Ah mi amado señor! ¡Ah miserable Elenor!”

“¡Mi señor era como una flor sobre las sienes
del lozano mayo! ¡Ah vida, frágil como la flor!
¡Oh lívida muerte! ¡Aparta tu mano cruel!
¿Pretendes acaso que florezca para engalanar tus horribles sienes?”

“Mi señor era como una estrella en lo más alto de los cielos,
arrastrada a la tierra mediante hechizos y maldades;
mi señor era como los ojos del día al abrirse,
cuando los vientos del oeste se deslizan suavemente por las flores.”

“Pero se oscureció. Como el mediodía estival,
se nubló; cayó como el árbol majestuoso talado;
moró entre sus hojas el aliento de los cielos.
¡Oh Elenor, débil mujer cargada de infortunio!”

Tras hablar así levantó la cabeza,
viendo junto a ella el ensangrentado paño
que sus manos trajeron. Entonces, diez veces
más aterrada, vio que el mismo se desenvolvía.

Su mirada estaba fija. La sangrante tela se abre
descubriendo a sus ojos la cabeza
de su amado señor, muy lívida y cubierta
de sangre coagulada, la cual, tras gemir, así habló:

“Oh Elenor, soy la cabeza de tu esposo
que, mientras dormía recostado sobre las piedras de la lejana torre,
fue privado de la vida por el miserable duque.
¡Un villano mercenario transformó mi sueño en muerte!”

“¡Oh Elenor, cuídate del perverso duque!
No le des tu mano, ahora que muerto estoy.
Tu amor busca quien, cobardemente y en la noche,
contrató a un rufián para quitarme la vida.”

Ella se dejó caer con miembros yertos, rígida como una piedra.
Tomando la ensangrentada cabeza entre sus manos
besó los pálidos labios. No tenía lágrimas que derramar.
La llevó a su seno y lanzó su último gemido.


Traducción de Pablo Mañe.
Poemas de los esbozos poéticos.
Poesía completa, Hyspamérica Ediciones Argentina S.A., Buenos Aires, 1986.

Nota: Ellen =  Elenor


FAIR ELEANOR.

THE bell struck one and shook the silent tower;
The graves give up their dead: fair Eleanor
Walk'd by the castle-gate, and looked in;
A hollow groan ran thro' the dreary vaults.
 
She shriek'd aloud, and sunk upon the steps,
On the cold stone her pale cheek. Sickly smells
Of death issue as from a sepulchre,
And all is silent but the sighing vaults.

Chill death withdraws his hand, and she revives;
Amazed she finds herself upon her feet,
And, like a ghost, through narrow passages
Walking, feeling the cold walls with her hands.
 
Fancy returns, and now she thinks of bones
And grinning skulls, and corruptible death
Wrapt in his shroud; and now fancies she hears
Deep sighs, and sees pale sickly ghosts gliding.
 
At length no fancy, but reality
Distracts her. A rushing sound, and the feet
Of one that fled, approaches.—Ellen stood,
Like a dumb statue, froze to stone with fear.

 
The wretch approaches, crying, "The deed is done;
"Take this and send it by whom thou wilt send;
"It is my life—send it to Eleanor:—
"He's dead, and howling after me for blood!
 
"Take this," he cried; and thrust into her arms
A wet napkin, wrapt about; then rush'd
Past, howling: she received into her arms
Pale death, and follow'd on the wings of fear.
 
They pass'd swift thro' the outer gate; the wretch
Howling, leap'd o'er the wall into the moat,
Stifling in mud. Fair Ellen pass'd the bridge,
And heard a gloomy voice cry, "Is it done?"

As the deer wounded Ellen flew over
The pathless plain; as the arrows that fly
By night; destruction flies, and strikes in darkness.
She fled from fear, till at her house arrived.
 
Her maids await her; on her bed she falls,
That bed of joy where erst her lord hath press'd:
"Ah, woman's fear!" she cried, "Ah, cursed duke!
"Ah, my dear lord! ah, wretched Eleanor!
 
"My lord was like a flower upon the brows
"Of lusty May! Ah, life as frail as flower!
"O ghastly death! withdraw thy cruel hand,
"Seek'st thou that flower to deck thy horrid temples?

 
"My lord was like a star in highest heaven
"Drawn down to earth by spells and wickedness;
"My lord was like the opening eyes of day,
"When western winds creep softly o'er the flowers.

"But he is darken'd; like the summer's noon
"Clouded; fall'n like the stately tree, cut down;
"The breath of heaven dwelt among his leaves.
"O Eleanor, weak woman, fill'd with woe!"

Thus having spoke, she raised up her head,
And saw the bloody napkin by her side,
Which in her arms she brought; and now, tenfold
More terrified, saw it unfold itself.
 
Her eyes were fix'd; the bloody cloth unfolds,
Disclosing to her sight the murder'd head
Of her dear lord, all ghastly pale, clotted
With gory blood; it groan'd, and thus it spake:

"O Eleanor, behold thy husband's head
"Who, sleeping on the stones of yonder tower,
"Was reft of life by the accursed duke!
"A hired villain turn'd my sleep to death!

"O Eleanor, beware the cursed duke,
"O give not him thy hand, now I am dead;
"He seeks thy love; who, coward, in the night,
"Hired a villain to bereave my life."


She sat with dead cold limbs, stiffen'd to stone;
She took the gory head up in her arms;
She kiss'd the pale lips; she had no tears to shed;
She hugg'd it to her breast, and groan'd her last.

domingo, 1 de diciembre de 2024

Quemado (A. E. Stallings)

 






















No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Aunque rasques la arruinada tostada,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
La manteca no puede no haber sido batida,
No puedes no haber enviado el correo enviado por la mañana,
No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Los amantes que en tu juventud rechazaste,
Los puentes carbonizados que más necesitaste,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
El humo tiene una bien merecida reputación,
No sólo como acre, vana jactancia:
No puedes hacer que lo quemado deje de estarlo.
Echabas de menos tu hogar, pero mientras añorabas,
Los negros barcos ardían en la costa;
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres.
Aun cuando hubieras regresado,
Sólo serías una especie de fantasma,
No puedes volver atrás. Es hora de que te enteres
De que lo quemado está quemado está quemado.


Versión de Jonio González



No puedes desquemar lo que has quemado.
Raspes o no el cuchillo en la tostada,
No puedes regresar. Lo habrás notado:
La mantequilla seguirá en su estado.
No puedes desenviar la carta enviada,
No puedes desquemar lo que has quemado.
Aquel antiguo amante rechazado,
El puente que precisas más que nada.
No puedes regresar. Lo habrás notado:
Esa reputación se la ha ganado
Por algo el humo, no es fanfarronada–
No puedes desquemar lo que has quemado.
Buscabas un hogar, y justo al lado,
En la playa, tu nave calcinada.
No puedes regresar. Lo habrás notado,
Que aún y cuando hubieras regresado
Serías un fantasma a tu llegada.
No puedes regresar. Lo habrás notado,
Que lo que está quemado está quemado. 

 
Versión del inglés de Pedro Poitevin


Burned

You cannot unburn what is burned.
Although you scrape the ruined toast,
You can’t go back. It’s time you learned
The butter cannot be unchurned,
You can’t unmail the morning post,
You cannot unburn what is burned–
The lovers in your youth you spurned,
The bridges charred you needed most.
You can’t go back. It’s time you learned
Smoke’s reputation is well earned,
Not just as an acrid, empty boast–
You cannot unburn what is burned.
You longed for home, but while you yearned,
The black ships smoldered on the coast;
You can’t go back. It’s time you learned
That even if you had returned,
You’d only be a kind of ghost,
You can’t go back. It’s time you learned
That what is burned is burned is burned.



viernes, 29 de noviembre de 2024

Carta al Presidente General Uriburu (Salvadora Medina Onrubia)

 



























    Gral. Uriburu, acabo de enterarme del petitorio presentado al gobierno provisional pidiendo magnanimidad para mí. Agradezco a mis compañeros de letras su leal y humanitario gesto; reconozco el valor moral que han demostrado en este momento de cobardía colectiva al atreverse por mi piedad a desafiar sus tonantes iras de Júpiter doméstico. Pero no autorizo el piadoso pedido… Magnanimidad implica perdón de una falta. Y yo ni recuerdo faltas ni necesito magnanimidades.
    Señor general Uriburu, yo sé sufrir. Sé sufrir con serenidad y con inteligencia. Y desde ya lo autorizo que se ensañe conmigo si eso le hace sentirse más general y más presidente. Entre todas esas cosas defectuosas y subversivas en que yo creo, hay una que se llama karma, no es un explosivo, es una ley cíclica. Esta creencia me hace ver el momento por que pasa mi país como una cosa inevitable, fatal, pero necesaria para despertar en los argentinos un sentido de moral cívica dormido en ellos. Y en cuanto a mi encierro: es una prueba espiritual más y no la más dura de las que mi destino es una larga cadena. Soporto con todo mi valor la mayor injuria y la mayor vergüenza con que puede azotarse a una mujer pura y me siento por ello como ennoblecida y dignificada. Soy, en este momento, como un símbolo de mi Patria. Soy en mi carne la Argentina misma, y los pueblos no piden magnanimidad.
    En este innoble rincón donde su fantasía conspiradora me ha encerrado, me siento más grande y más fuerte que Ud., que desde la silla donde los grandes hombres gestaron la Nación, dedica sus heroicas energías de militar argentino a asolar hogares respetables y a denigrar e infamar una mujer ante los ojos de sus hijos … y eso que tengo la vaga sospecha de que Ud. debió salir de algún hogar y debió también tener una madre.
    Pero yo sé bien que ante los verdaderos hombres y ante todos los seres dignos de mi país y del mundo, en este inverosímil asunto de los dos, el degradado y envilecido es Ud. y que usted, por enceguecido que esté, debe saber eso tan bien como yo.
    General Uriburu, guárdese sus magnanimidades junto a sus iras y sienta como, desde este rincón de miseria, le cruzo la cara con todo mi desprecio.


    Salvadora Medina Onrubia
    Cárcel del Buen Pastor, julio 5 de 1931




    En 1931 el General Uriburu, entonces presidente de facto de Argentina, clausuró el diario Crítica y encarceló a Salvadora y su marido Natalio Botana, fundador del diario.

    Un grupo de intelectuales solicitaron a Uriburu su «magnanimidad» para con Salvadora por su «triple condición de mujer, poeta y madre». Pero ella no estuvo de acuerdo con este pedido y le escribió la carta publicada más arriba.

    Salvadora Medina Onrubia (La Plata, 23 de marzo de 1894-Buenos Aires, 21 de julio de 1972) fue una narradora, poeta, anarquista y feminista argentina. Fue la primera mujer que dirigió un diario en Argentina.

martes, 26 de noviembre de 2024

Cuadrados y ángulos (Alfonsina Storni)

 









Casas enfiladas, casas enfiladas, 
casas enfiladas. 
Cuadrados, cuadrados, cuadrados. 
Casas enfiladas. 
Las gentes ya tienen el alma cuadrada, 
ideas en fila 
y ángulo en la espalda. 
Yo misma he vertido ayer una lágrima, 
Dios mío, cuadrada.


El dulce daño, 1918.