domingo, 28 de diciembre de 2025

Prisión (Cecilia Meireles)


 










En esta ciudad
cuatro mujeres están en la cárcel.
Cuatro solamente
una en la celda que da al río,
una en la celda que da al monte,
otra en la celda que da a la iglesia,
y la última en la que da al cementerio
allá abajo.
Cuatro solamente.

Cuarenta mujeres en otra ciudad,
cuarenta, por lo menos,
están en la cárcel.
Diez vueltas hacia las espumas,
diez hacia la movediza luna,
diez hacia piedras sin respuesta,
diez hacia engañosos espejos.
En celdas de aire, de agua, de vidrio
están presas cuarenta mujeres
cuarenta por lo menos, en aquella ciudad.

Cuatrocientas mujeres
cuatrocientas, digo, están presas
cien por odio, cien por amor,
cien por orgullo, cien por desprecio
en celdas de hierro, en celdas de fuego,
en celdas sin hierro y sin fuego, solamente
de dolor y silencio,
cuatrocientas mujeres en otra ciudad
cuatrocientas digo, están presas.

Cuatro mil mujeres, en la cárcel,
y cuatro millones y ya no llevo la cuenta,
en ciudades que no se dicen,
en lugares que nadie sabe,
están presas, lo están para siempre
sin ventana, sin esperanza,
unas vueltas hacia el presente,
otras hacia el pasado, y las otras
hacia el futuro, y el resto el resto,
sin futuro, pasado o presente,
presas en la prisión giratoria,
presas en el delirio, en la sombra,
presas por otros y por sí mismas,
tan presas que nadie las suelta,
ni el rojizo rayo del sol
tampoco la golondrina azul de la luna
pueden llevar ningún recado
a la prisión donde las mujeres
se convierten en sal y muro.

(1956)

Traducción de Heloisa Costa Milton.

PRISÃO


Nesta cidade

quatro mulheres estão no cárcere.

Apenas quatro.

Uma na cela que dá para o rio,

outra na cela que dá para o monte,

outra na cela que dá para a igreja

e a última na do cemitério

ali embaixo.

Apenas quatro.


Quarenta mulheres noutra cidade. 

quarenta, ao menos,

estão no cárcere.

Dez voltadas para as espumas,

dez para a lua movediça,

dez para pedras sem resposta, 

dez para espelhos enganosos. 

Em celas de ar, de água, de vidro 

estão presas quarenta mulheres,

quarenta ao menos, naquela cidade.


Quatrocentas mulheres

quatrocentas, digo, estão presas:

cem por ódio, cem por amor,

cem por orgulho, cem por desprezo

em celas de ferro, em celas de fogo,

em celas sem ferro nem fogo, somente

de dor e silêncio,

quatrocentas mulheres, numa outra cidade,

quatrocentas, digo, estão presas.



Quatro mil mulheres, no cárcere,

e quatro milhões  e já nem sei a conta,

em cidades que não se dizem,

em lugares que ninguém sabe,

estão presas, estão para sempre 

—sem janela e sem esperança,

umas voltadas para o presente,

outras para o passado, e as outras

para o futuro, e o resto  o resto,

sem futuro, passado ou presente,

presas em prisão giratória,

presas em delírio, na sombra,

presas por outros e por si mesmas,

tão presas que ninguém as solta,

e nem o rubro galo do sol

nem a andorinha azul da lua

podem levar qualquer recado

à prisão por onde as mulheres

se convertem em sal e muro.


(1956)


https://www.ucss.edu.pe/images/fondo-editorial/revista-cuadernos-literarios-02/poemas-cecilia-meireles-traduccion-heloisa-costa-milton.pdf



viernes, 26 de diciembre de 2025

Lástima (Blas de Otero)








Me haces daño, Señor. Quita tu mano
de encima. Déjame con mi vacío,
déjame. Para abismo, con el mío
tengo bastante. ¡Oh Dios!, si eres humano,

compadécete ya, quita esa mano
de encima. No me sirve. Me da frío
y miedo. Si eres Dios, yo soy tan mío
como tú. Y a soberbio, yo te gano.

Déjame. ¡Si pudiese yo matarte,
como haces tú, como haces tú! Nos coges
con las dos manos, nos ahogas. Matas

no se sabe por qué. Quiero cortarte
las manos. Esas manos que son trojes
del hambre, y de los hombres que arrebatas.


Pertenece a Redoble de conciencia, 1951.
Tomado de Ancia, Visor, Madrid, 1984.
 

martes, 23 de diciembre de 2025

Autobiografía (Gloria Fuertes)










Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
a los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí a regatear en las tiendas
y a ir a los pueblos por zanahorias.
Por entonces empecé con los amores,
—no digo nombres—,
gracias a eso, pude sobrellevar
mi juventud de barrio.
Quise ir a la guerra, para pararla,
pero me detuvieron a mitad del camino.
Luego me salió una oficina,
donde trabajo como si fuera tonta,
—pero Dios y el botones saben que no lo soy—.
Escribo por las noches
y voy al campo mucho.
Todos los míos han muerto hace años
y estoy más sola que yo misma.
He publicado versos en todos los calendarios,
escribo en un periódico de niños,
y quiero comprarme a plazos una flor natural
como las que le dan a Pemán algunas veces. *


Tomado de Últimos rumbos de la poesía española, Editorial Columba, Buenos Aires, 1966.



* José María Pemán y Pemartín (Cádiz, 8 de mayo de 1897-Cádiz, 19 de julio de 1981) fue un jurista y escritor español que cultivó todos los géneros literarios, destacando como periodista, columnista, dramaturgo y poeta, además de notable orador. Partidario de la monarquía y adscrito ideológicamente al tradicionalismo, hacia el final de su vida asumió algunos postulados del liberalismo conservador.
Fue autor de una letra para el himno nacional español en la etapa franquista.
(Fuente: Wikipedia)

lunes, 22 de diciembre de 2025

botones de muestra (sergio beleiro)


tengo botones de muestra
  que con ninguna pilcha corresponden
vidrios de colores y espejitos
que reflejan mal rostros y cuerpos
miles de piezas de rompecabezas
que devinieron incompletos
un conjunto por momentos caótico
  y a veces ordenado por mi mano
sin el menor sentido
decir que ese conjunto se parece a mi vida
a una vida
podría ser una imagen reducida
una metáfora 
del tiempo

domingo, 14 de diciembre de 2025

La paciencia de las cosas comunes (Pat Schneider)


 











Es una especie de amor, ¿no?
Como la taza contiene el té,
como la silla se mantiene sólida y firme sobre sus patas,
como el suelo recibe la suela de los zapatos
o los dedos de los pies. Como las plantas de los pies saben
dónde se supone que deben estar.
He estado pensando en la paciencia
de las cosas comunes, en el modo en que la ropa
espera respetuosamente en armarios
y el jabón se seca discretamente en el platillo,
y las toallas absorben la humedad
de la piel de la espalda.
Y en la preciosa repetición de los escalones.
¿Y qué existe más generoso que una ventana?


Versión de Jonio González.

THE PATIENCE OF ORDINARY THINGS

It is a kind of love, is it not?
How the cup holds the tea,
How the chair stands sturdy and foursquare,
How the floor receives the bottoms of shoes
Or toes. How soles of feet know
Where they’re supposed to be.
I’ve been thinking about the patience
Of ordinary things, how clothes
Wait respectfully in closets
And soap dries quietly in the dish,
And towels drink the wet
From the skin of the back.
And the lovely repetition of stairs.
And what is more generous than a window?





lunes, 8 de diciembre de 2025

El otro (Jacobo Fijman)


 












Tarde de invierno.
Se desperezan mis angustias
como los gatos;
se despiertan, se acuestan;
abren sus ojos turbios
y grises;
abren sus dedos finos
de humedad y silencios detallados.

Bien dormía mi ser como los niños,
y encendieron sus velas los absurdos!

Ahora el Otro está despierto;
se pasea a lo largo de mi gris corredor,
y suspira en mis agujeros,
y toca en mis paredes viejas
un sucio desaliento frío.

¡La esperanza juega a las cartas
con los absurdos!
Terminan la partida
tirándose pantuflas.

Es muy larga la noche del corazón.


Pertenece a Molino Rojo, 1926.
Tomado de Obra poética, La torre abolida, 1983.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Manifiesto (Amelia Biagioni)













Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.

Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.

Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.

Con toda la médula
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa,
cantando entre ausentes.