lunes, 29 de septiembre de 2025

Cuando ellos ya no estén (Magalí Etchebarne)


 










Cuando ellos ya no estén, solo
quedarán sus plantas
abrazándose salvajes, creciendo
desconcertadas. Mi hermana y yo
nos habremos llevado todo: los secretitos
de la noche grabados en la mesa de luz,
las cenizas que duermen en cofres de mármol,
todos esos muebles gigantes
como máquinas a vapor,
las fotos —todas las fotos en blanco y negro
en las que el pasado parece mentira—,
los problemas suaves, de épocas
sin distracción. Y así,
cargadas, vamos a caminar
por la costa varicosa de los años.
Alguna dirá ¿qué harán los que vengan
con la casa, con los dos plátanos altos
de la vereda? ¿Se animarán
a tirar todo abajo? Ese coraje
no será nuestro. Empieza después
de esta historia. Ahora, estamos de espaldas
al futuro, no es que lo evitemos,
juntamos fuerza.
Soltamos al cielo
palabras, un oráculo, una
traición. Ofrendas lanzadas al mar
cargadas de flores y preguntas, deseos
y nuestros nombres tallados sobre todo
lo que tuvimos: lo más bello y lo espantoso.
Después, ya no seremos animales pesados
husmeando en la orilla, sino esa pareja de aves
revoloteando su hogar.



miércoles, 24 de septiembre de 2025

Biografía (Sona Van)


 








Mi abuelo era sacerdote
creía en Dios de 9 a.m. a 6 p.m.
después de las 6 p.m. descansaba  

mi padre era físico
de 9 a.m. a 6 p.m. refutaba a Dios
y después de las 6 p.m. creía en Dios secretamente  

mi tía guardaba todas sus cartas de amor
en páginas raídas de Biblia 
en la secuencia de las revelaciones
ella leía la Palabra de Dios
y sus cartas de amor
con la misma expresión en su rostro
y en ambas confiaba sólo la mitad 

dependiendo de su misteriosa sonrisa
a través del ojo de la cerradura
era difícil saber
a quién prefería mi tía
para la salvación
de ese día  

mi madre
(estaba a punto de olvidarlo)
no tenía tiempo para creer o no creer
estaba siempre ocupada
creando algo desde la nada
mi madre siempre estaba en silencio  

Heredé la fe diurna de mi abuelo
la fe crepuscular de mi padre
la sonrisa de mi tía
y las manos de mi madre 

mi padre físico creía seriamente
la historia 
de que Cristo nació en un pesebre
mi padre decía
que a veces las historias
que parecían absurdas al principio
pueden ser ciertas,
porque nadie (decía mi padre)
se permitiría
inventar semejante historia  

mi padre siempre habló con simpatía
de José
mi padre físico creía en milagros también
mi madre era un milagro  

estos días
llevo a Dios bajo mi camisa
como un pan recién horneado
y lo comparto con cualquiera
que se cruce en mi camino  

en nuestra cocina
el gran abrevadero de madera
siempre estaba lleno de masa en igual medida
era como si mi madre hiciera masa de sus dedos
o más bien
la masa parecía ser la metamorfosis
de los dedos de mi madre en el abrevadero de madera 

mi madre a veces trataba de secar
el sudor de su ceño                                 
y diez chorros iguales de masa salían
desde los dedos de mi madre hasta su frente 

mi padre decía que mi madre
nos hizo de masa y se reía
mi madre guardaba silencio y continuaba
colgando blancos ángeles de masa
de las puntas de sus dedos  

mi madre 
lo juro
podría caminar sobre el agua
si sólo pudiera despegar sus dedos
de la masa…



sábado, 20 de septiembre de 2025

Los ángeles bailan entre la hierba (Juan L. Ortiz)


 








Los ángeles bailan entre la hierba.
Ondulan un frío que relampaguea
y que cortaría la tarde.
La tarde dura como un diamante
que desvalora de pronto una nube efímera.

Los ángeles de Cocteau sentados en las cornisas
miraban caer la tarde con ojos violeta.

Es dura la vida. La vida es triste.
Como un mar la muerte viene del sur y anda en el sol.

Los ángeles bailan entre la hierba
y sonríen con una sonrisa filosa,
un poco lúgubre ¿cierto?
Sí, lúgubre, y breve.


jueves, 4 de septiembre de 2025

Mark Rothko y yo (Han Kang)


 


MARK ROTHKO Y YO


La muerte en febrero



Aunque no hace falta que lo aclare,

no existe relación alguna entre Mark Rothko y yo.


Él nació el 25 de septiembre de 1903

y murió el 25 de febrero de 1970.

Yo nací el 27 de noviembre de 1970

y todavía sigo viva. 

Sin embargo, a veces me pongo a pensar

en el tiempo de nueve meses

que separan su muerte y mi nacimiento.


Días antes o después

de esa madrugada en que él se abrió las venas de las manos

en la cocina anexa a su taller,

mis padres fundieron sus cuerpos

y poco después

una mota de vida

apareció en el útero tibio


cuando en un cementerio de Nueva York al final del invierno

el cuerpo de Rothko no se había corrompido todavía.


No es para maravillarse

sino para entristecerse.


Siendo solo una mota,

sin tener aún un corazón que late,

sin saber lo que es el lenguaje,

lo que es la luz

ni las lágrimas,

me estaba formando

dentro del útero sonrosado,


cuando entre la vida y la muerte,

febrero, una herida abierta, 

resistió y resistió

hasta que empezó a cicatrizar por fin,


cuando dentro de la tierra a medio derretir y por eso más fría

la mano de Rothko no se había corrompido todavía.



Traducción del coreano: Sunme Yoon.

El cuadro:  Composition I, Mark Rothko, 1931.



domingo, 17 de agosto de 2025

Black Mask (Paulina Vinderman)








En la novela negra
ella no se enamoraría del asesino,
sería la torva ingenua bailarina de cabaret
o la dulce -nada ingenua-
muñeca con ojos como ciervos, pelo
para agitar en el viento entre las acacias.

En la novela negra
no podría jamás cruzar la línea,
              bajo su respiración
estarían los muros amarillos,
la seducción de un héroe al que abrazar.

Y ya no importaría la tensión del poema
o de su espalda
                        soportando el mundo.

En la novela negra ella no tendría esta asfixia,
              este estribillo que envejece
a medida que come de su pan
y abre los brazos en la oscuridad
                en un escándalo incumplido.

Si algo la habita
es la memoria de un puerto insignificante
                                                             y caluroso
donde la muerte no era un estallido
sino una conversación, una clara evidencia.


https://paulinavinderman.com.ar/lib_bulgaria_blackmask.php






domingo, 10 de agosto de 2025

los vencidos (Sergio Beleiro)


ahí estábamos 
los vencidos
vencidos inevitablemente
vencidos como siempre
sin duda vencidos
y aun así
con una sonrisa 
            mil dientes
bajo nuestros ojos enfurecidos
            (calculando la venganza)

martes, 15 de julio de 2025

Pequeños asesinatos (Estela Figueroa)


 














Una noche en que volví tarde a casa
la vi disparar rauda y oscura
desde el canasto de papas que está en un extremo de la cocina
hasta el otro
al costado de la heladera
donde acumulamos botellas vacías de vino y gaseosas
que en gloriosas jornadas de limpieza
sacamos a la calle.
- : Tenemos una laucha -dije a mi hija Florencia-.
Es gorda. Vive detrás de la heladera.
Habrá que matarla -me contestó ella.
Habrá que poner triguillo fuera del alcance de Toto.
(Toto es nuestro perro)
Pero pasaron los días
y ninguna de las dos iba a la ferretería
en busca del triguillo.
Y la laucha seguía corriendo rauda y oscura de un extremo a otro
-en la cocina-
ante la mirada curiosa de Toto
y ya sin importarle si estábamos nosotras o no.
- : Esta laucha se está tomando mucha confianza
recuerdo que dijo mi hija.
Bueno.
De manera que a la mañana siguiente me encaminé a la ferretería
y compré el triguillo Drumolive
hecho con glándulas disecadas de roedores
lo cual- según decía el prospecto-
ejerce una poderosa atracción sexual sobre sus iguales.
La caja estuvo envuelta varios días sobre la mesa de la cocina
hasta que Florencia
-que es más expeditiva que yo para estas cosas-
abrió el paquete una noche
llenó potes con buena parte de su contenido
y acomodó estos potes estratégicamente.
Durante varias mañanas
mientras yo tomaba té leyendo a Carver
la sentí comer ávidamente.
Es cierto. Nadie
nada escapa
de lo que implica una atracción sexual.
Los ruiditos terminaron
y Carver y yo quedamos solos.
Charlando sobre la proximidad de una jornada de limpieza de la casa dijo mi hija
- : Parece que la laucha se murió. Ya no se la oye.
- : Es cierto-respondí-. Yo tampoco la oigo. La matamos.


viernes, 4 de julio de 2025

Es la baba (Oliverio Girondo)


 







Es la baba.
Su baba.
La efervescente baba.
La baba hedionda,
cáustica;
la negra baba rancia
que babea esta especie babosa de alimañas
por sus rumiantes labios carcomidos,
por sus pupilas de ostra putrefacta,
por sus turbias vejigas empedradas de cálculos,
por sus viejos ombligos de regatón gastado,
por sus jorobas llenas de intereses compuestos,
de acciones usurarias;
la pestilente baba,
la baba doctorada,
que avergüenza la felpa de las bancas con dieta
y otras muelles poltronas no menos escupidas.
La baba tartamuda,
adhesiva,
viscosa,
que impregna las paredes tapizadas de corcho
y contempla el desastre a través del bolsillo.
La baba disolvente.
La agria baba oxidada.
La baba.
¡Sí! Es su baba...
lo que herrumbra las horas,
lo que pervierte el aire,
el papel,
los metales;
lo que infecta el cansancio,
los ojos,
la inocencia,
con sus vermes de asco,
con sus virus de hastío,
de idiotez,
de ceguera,
de mezquindad,
de muerte.


Persuasión de los días, 1942, Editorial Losada.
Tomado de Persuasión de los días. En la masmédula. Editorial Losada, 1998.

martes, 17 de junio de 2025

A Serguéi Esenin (Vladímir Maiakovski)


 











Usted se fue,
                     como suele decirse,
                                                    al otro mundo.
¡Qué vacío... !
                      Vuela usted
                                         hasta incrustarse en las estrellas.
Ya no le ayuda
                        ni el dinero
                                          ni las tabernas.
¡Sobriedad pura !
No, Esénin,
                  no me burlo.
En la garganta,
                       el dolor ajusta un nudo,
                                                            y no es la risa...
Yo veo
            sus brazos colgando
                                            y su mano cortada,
balanceando la propia bolsa de sus huesos.
¡Qué hace!
                 ¡Quieto!
                              ¿Está usted en su sano juicio?
Dejar que las mejillas
                                  se cubran de tiza mortal
Sí, usted sabía cantar
como nadie en el mundo.
¿Por qué?
              ¿Para qué?
                             Me pilló de sorpresa.
Los críticos farfullan:
                                 -Es el vino,
es esto, es aquello
                            o lo de más allá.
Y, como resultado,
                             mucho vino, mucha cerveza.
Cambiando
                 la bohemia por la «clase»,
la clase tendría influencia sobre usted,
                                                           y ya no habría por qué pelear.
¿Acaso la «clase»
calma la sed sólo con limonada?
La clase no es idiota
                                y también sabe empinar el codo.
Es decir,
             si contase con el apoyo
de algunos de los de «En Guardia»,
usted tendría otra orientación
y escribiría todos los días
                                       cien estrofas fatigosas y extensas
como las de ese tal Dorónin.
En mi opinión,
                      si se hubiera realizado semejante pesadilla,
usted se hubiera colgado mucho antes.

Es mejor morir de vodka
que de aburrimiento.
No revelarán
                    la causa de esta pérdida,
ni la cuerda
                  ni el puñal suicida.
Tal vez,
            si hubiese tinta en el hotel «Inglaterra»,
no tendría razones
                            para cortarse usted las venas.
Los imitadores se alegraron:
                                             -¡Bis! - aplaudieron.
Contra usted,
                    casi un pelotón entero,
                                                       parecía haber realizado un atentado.
¿Para qué aumentar
                               el número de suicidas?
Mejor aumentar
                         la calidad de la tinta.
Ahora
          se han cerrado sus labios
                                                 para siempre.
Inoportuno
                  y penoso
                                es hablar de estos misterios.
Al Pueblo,
                al creador del Idioma,
se le ha muerto
                         un sonoro
                                         cantor,
vicemaestro.
y llevan los viejos versos al velatorio,
sacados de otros entierros,
                                         casi sin rehacer
                                                                ni afilar las rimas.
¿Acaso es éste
                       el homenaje que merece este poeta?
A usted
            todavía
                        no le han erigido un monumento.
¿Dónde están
                     el bronce sonoro
                                               o las aristas de granito?
Pero al pie del recuerdo ya han dejado
homenajes y dedicatorias.
Su nombre
                 lo bordan ya con mocos todos los pañuelitos.
Babeando
               entona su versos Sóbinov ,
surgiendo detrás de un abedul del decorado:
«Oh, amigo mío,
  ni palabras ni suspiros».
¡Eh!
¡Yo hablaría de otro modo
con ese tal Leónidas Lohengrinoide!
Me levantaría aquí mismo,
                                       estridentemente escandaloso.
 -No permito babear
ni ajar el verso!
Los dejaría sordos
                            con un silbido de locomotora,
y les mentaría a su buena madre, a su buen Dios y a su
abuela.
Hasta hacer trizas al bigotudo Kógan,
clavado con lanzas más agudas que sus bigotes retorcidos.
La basura,
               por desgracia,
                                    es lo que más abunda.
Asuntos hay muchos,
                                 sólo nos falta el tiempo.
Primero,
             hay que transformar la vida;
una vez transformada,
                                  podremos cantarla.
Nuestro tiempo
                      es difícil para la pluma.
Pero, decidme,
                       vosotros,
                                    mutilados y lisiados,
¿dónde
           cuándo,
                      cómo y cuál de los grandes
eligió el camino
                         más gastado y fácil?
Verbo,
            comandante en jefe
                                          de la fuerza humana.
¡Adelante... !
Que el tiempo se nos quede atrás hecho jirones,
                                                     y  únicamente el viento
despeine los mechones de pelo alborotado.
Para la alegría,
                       nuestro planeta
                                              está escasamente preparado.
Debemos arrancar la alegría
                                           de los días venideros.
En esta vida
                   morir es cosa fácil.
Hacer la vida
                     es mucho más difícil.




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Usted se ha ido,
      como dicen,
   al otro mundo.
Qué vacío.
     Vuela usted
   hasta incrustarse
en las estrellas.
Ya no hay anticipos,
ni dineros,
   ni tabernas.
¡La pura sobriedad!
No, Esenin,
     no me estoy burlando,
en la garganta
el dolor apretado
       no es ninguna burla.
Veo
colgar sus brazos
        y la mano cortada
balanceándose en el saco
de sus huesos.
¡Alto!
¡Quieto!
¿Está usted loco?
¿Dejar que las mejillas
   se cubran
      de tiza mortal?
Usted,
   ¿que armaba cada juerga
   como nadie sabía?
¿Por qué?
¿Para qué?
Me dominó el asombro.
Los críticos rezongan:
Tiene la culpa
el viento,
  esto y lo otro,
  y sobre todo
su poca unión con los obreros.
Como resultado,
mucho vino
y cerveza.
Si cambiáramos
                             la bohemia
  por la clase,
la clase
influiría en usted
      y acabarían las disputas.
¿Acaso la clase
     apaga la sed
con limonada?
La clase no es idiota,
le gusta beber bien.
Es decir
que si le hubieran ayudado
algunos de En guardia
hubiera mejorado
mucho el contenido
escribiendo a diario
  cien versos
fatigosos y largos
como Doronin.
En mi opinión,
  si se hubiera cumplido
tal pesadilla
mucho antes
se habría usted colgado.
Mejor es morir de vodka
que de hastío.
No descubrirán
   la causa de esta pérdida
ni la soga
  ni el puñal.
Quizá
    si hubiera tinta en el Angleterre
no hubiera tenido razones
   para abrirse las venas.
Los imitadores se alegraron:
Bis!
Casi un pelotón
se suicidó.
¿Para qué aumentar
      los suicidas?
Mejor sería
aumentar
    la producción de tinta.
Ahora
y para siempre
  se encierra
la lengua entre los dientes.
Penoso,
inoportuno
tejer estos misterios.
Al pueblo,
    creador del idioma,
se le ha muerto
    un sonoro
borrachín.
Ya llevan
   la chatarra de los versos
de otro entierro anterior
casi sin tocar.
Como estacas
  sobre las tumbas
clavan rimas estentóreas.
¿Merece
ese homenaje
el poeta?
A usted aún
no le han erigido
un monumento.
¿Dónde
el bronce sonoro,
las aristas de la piedra?
Pero al pie de la verja
ya han dejado
la basura
de homenajes
y dedicatorias.
Su nombre
lo bordan con mocos
en todos los pañuelos.
Sus versos
los salmodia entre babas Sobinov,
apareciendo
por detrás de un abedul podrido:
«Sin palabras ni suspiros,
amigo mío».
¡Eh!
Me gustaría decirle dos palabras
a ese Lohengrin Lohengrinich.
Me plantaría
chillón y camorrista:
—No permito
que babeen y soben
   el verso.
Me gustaría organizar una pelea
y mandarlos a casa de su madre y de su abuela.
Para que el viento arrastre
     la roma porquería
agitando
el velamen de chaquetas,
para que en desbandada
   corra
Koban
clavando
las lanzas de su bigote
en los transeúntes.
Por ahora,
  lo malo
es lo que más abunda.
Es mucho el trabajo,
     el tiempo falta.
Primero
hay que transformar
   la vida,
luego,
    transformada,
podemos cantarla.
Nuestra época
    difícil es para la pluma,
pero decidme,
vosotros,
tullidos y lisiados,
¿dónde,
cuándo,
qué grande prefirió
el camino más trillado y fácil?
El verbo
es el jefe
de la fuerza humana.
Adelante.
Que los jirones del tiempo
   se rasguen detrás.
Que sólo el viento
lleve hacia atrás
los mechones de la melena.
Para la alegría
  el planeta
    está mal preparado.
Hay que arrancar
la alegría
a los días futuros.
En esta vida,
morir es cosa fácil.
Mucho más difícil
es hacer la vida.

.

(1926)


Poema perteneciente al libro Mayakovski, poesía, una antología de poemas de Vladimiro Vladímirovich Maiakovski (1893-1930), traducidos al español por Mauro Armiño. Editado por Akal editor. 
Madrid, 1982 .



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Usted, se fue,
            como se dice,
                       al otro mundo.
¡Qué vacío!…
            Vuela usted,
                     hasta incrustarse en las estrellas.
No le ayuda ya,
              ni el dinero,
                       ni el bodegón.
¡Sobriedad, pura!
No, Esénin,
           no me burlo,
En la garganta,
             el dolor ajusta un nudo,
                                y no es la risa…
Yo veo,
       sus brazos colgando,
                        y su mano cortada,
balanceando la propia bolsa de sus huesos.
¡Qué hace!
          ¡Deje!
               ¿Está usted en su juicio?
Dejar que las mejillas,
                  se cubran de tiza mortal
Si usted, sabía cantar,
como nadie en el mundo lo sabía.
¿Por qué?
         ¿Para qué?
                  Se encogen asombrados.
Los críticos rezongan:
                  —Es el vino,
es aquello,
          o lo de más allá.
Y como resultado,
                mucho vino y cerveza.
Cambiando,
           la bohemia por la «clase»,
la clase tendría influencia sobre usted,
                     y no habría por qué pelear.
¿Y la «dase», acaso,
la sed la calma sólo con limonada?
La clase no es idiota,
                  sabe beber bien.
Es decir,
        si contase con el apoyo
de algunos de los del «Puesto[82]»,
tendría otra orientación
y usted escribiría cada día,
                    cien estrofas fatigantes y largas
como las de ese Dorónin.
A mi juicio,
          realizándose semejante pesadilla,
usted igual se colgaría.
Es mejor morir de vodka,
que de aburrimiento.
No revelarán
            la causa de esta pérdida,
ni la cuerda,
           ni el puñal suicida.
Tal vez,
       si hubiese tinta en el hotel «Inglaterra[83]»
no tendría razones,
                 para cortarse usted las venas.
Los imitadores se alegraron:
                        —¡Bis!
Contra él,
         casi un pelotón entero,
               pareciera haber realizado el atentado.
¿Para qué aumentar,
                  el número de suicidas?
Mejor aumentar,
              la cantidad de tinta.
Ahora,
       se cerraron sus labios,
                         para siempre.
Inoportuno,
          y penoso,
                  es hablar de estos misterios
Al pueblo,
         al creador del idioma,
se le ha muerto,
              un sonoro
                      cantor,
                            vicemaestro.
Y llevan los versos viejos al velorio,
sacados de otro entierro,
                     casi sin rehacer,
                         sin afilar las rimas.
¿Acaso,
        así se debe rendir homenaje a este poeta?
A usted,
        aún,
           no le han erigido un monumento.
¿Dónde está,
            el bronce sonoro,
                          o las aristas de granito?
Al pie del monumento, ya han dejado,
homenajes y dedicatorias.
Su nombre,
    ya lo bordan con mocos en todos los pañuelitos.
Sus versos,
           los entona babeando Sóbinov[84],
saliendo detrás de un abedul de decorado;
«Oh, amigo mío,
              ni palabras, ni suspiros».
¡Eh!
¡Hablaría yo de otra manera,
con ese Leónidas Lohengrinóide!
Me levantaría aquí,
                estridentemente escandaloso.
—¡No permito,
             babear ni ajar el verso!
Los dejaría sordos, con un Silbido de tres pisos,
y los mandaría a casa de su madre, de Dios y de su abuela.
Hasta hacer trizas, al bigotudo Kógan,
clavado con lanzas más agudas que sus bigotes retorcidos.
Lo malo,
        por desgracia,
                    es lo que más abunda.
Asuntos hay muchos,
                  sólo hace falta tiempo.
Hay que transformar,
                  primero la vida,
transformada,
             la podremos cantar.
Nuestro tiempo,
              es difícil para la pluma.
¿Pero decidme,
              vosotros,
                      mutilados y lisiados,
dónde,
       cuándo,
             y cuál de los grandes,
eligió el camino,
              más gastado y fácil?
Verbo,
       comandante en jefe,
                       de la fuerza humana.
¡March…!
Para que el tiempo nos quede atrás hecho girones,
                          y únicamente el viento,
despeine los mechones de pelo alborotado.
Para la alegría,
             nuestro planeta,
                          está poco preparado.
Debemos arrancar,
                 la alegría,
                        a los días venideros.
En esta vida,
            morir es cosa fácil.
Hacer vida,
es mucho más difícil.



Traducción Lila Guerrero
Antología poética, Losada, 1978.

Nacido en 1895, Sergio Esénin se suicidó en 1925. Dejó una carta escrita con sangre. Se cortó una vena y luego se ahorcó colgándose con una cuerda ajustada a uno de los tubos de la cañería de la habitación. Poeta lírico imaginista, de vida tumultuosa, casado con Isadora Duncan.

[82] En el Puesto, En Guardia, nombre de la revista de la «Asociación de escritores proletarios». <<
[83] «Inglaterra», Angleterre, nombre del Hotel de Leningrado donde se suicidó. 
[84] Viejo tenor de la Opera de Moscú, famoso por su Interpretación de Lohengrin. <<

jueves, 12 de junio de 2025

La Era de la Soledad (María del Carmen Marengo)

 















Y te das cuenta
de que está llegando
la Era de la Soledad.

Porque el amigo hace tiempo
decidió dejar de serlo.

Porque los ancianos morirán.

Porque tu hermano murió 
antes de que nacieras.

Porque el Amor se fue.

Porque el hijo se irá 
hacia su propia vida.

Los hijos 
dejan atrás a los padres
como mojones del pasado.

Por todo eso sabes 
que debes enfrentar
la Era de la Soledad.

Vamos. Adelante.
Levanta tu equipaje 
de seres idos y ausentes
y apresúrate a entrar
en la Era 
de la Soledad.

No dejes que te tome por sorpresa.

Aprende a construir
tu propio desierto.



De Adentro de la tormenta
(Inédito)

martes, 10 de junio de 2025

El odio (Wislawa Szymborska)

 








Miren qué buena condición sigue teniendo
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza vence los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.

No es como otros sentimientos.
Es al mismo tiempo más viejo y más joven.
Él mismo crea las causas
que lo despiertan a la vida.
Si duerme, no es nunca un sueño eterno.
El insomnio no le quita la fuerza, se la da.

Con religión o sin ella,
lo importante es arrodillarse en la línea de salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es arrancarse a correr.
Lo bueno y lo justo al principio.
Después ya agarra vuelo.
El odio. El odio.

Su rostro lo deforma un gesto
de éxtasis amoroso.

Ay, esos otros sentimientos,
debiluchos y torpes.
¿Desde cuando la hermandad
puede contar con multitudes?
¿Alguna vez la compasión
llegó primero a la meta?
¿Cuántos seguidores arrastra tras de si la incertidumbre?
Arrastra solo el odio, que sabe lo suyo.

Talentoso, inteligente, muy trabajador.
¿Hace falta decir cuantas canciones ha compuesto?
¿Cuántas páginas de la historia ha numerado?
¿Cuántas alfombras de gente ha extendido,
en cuántas plazas, en cuántos estadios?

No nos engañemos,
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.

Es un maestro del contraste
entre el estruendo y el silencio,
entre la sangre roja y la blancura de la nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el motivo del torturador impecable
y su victima deshonrada.

En todo momento, listo para nuevas tareas.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
Y solamente él mira hacia el futuro
con confianza.

Traducción de Abel Murcia y Gerardo Beltrán



miércoles, 21 de mayo de 2025

Oh infierno (Amelia Biagioni)






















Oh infierno,
te agradezco
la causa perdida,
la tiniebla entre los dientes,
las manos de humo
y esa espalda acosándome.
Te agradezco
el crepúsculo de piedra que no cesa.
Te agradezco
que existas cuando respiro.
Porque eres el recinto
donde encuentro,
retenidos por el ojo y el fuego,
los nombres y las formas
de la dicha.
Oh cielo
te he buscado sin tregua sin miedo,
te he perseguido sin piedad,
universo tras universo
hasta en la piedra virgen,
en el feliz cuchillo
y en el cuervo azul
y al fin te hallé
aquí, en el pecho del vacío.
Eres la palabra asombrosa
la que solo yo escucho
y nada más me deja oír,
la que suena y suena, y suena
y no fue ni será pronunciada.


De El humo (1967).


 

viernes, 16 de mayo de 2025

Todo (Bei Dao)


 









Todo es destino
todo es nube y humo
todo es comienzo sin resultado
todo es búsqueda efímera
toda alegría carece de lágrimas
toda miseria carece de lágrimas
todo lenguaje es repetición.
todo contacto es primer encuentro
todo amor está en el corazón
todo lo pasado está en un sueño
toda esperanza lleva notas al pie
toda creencia un gemido
toda explosión tiene una pausa instantánea
toda muerte un eco tediosamente largo.


Traducción del chino: Ding Zixiong
Versión en español: Mariela Álvarez


miércoles, 14 de mayo de 2025

No permitas que ese caballo (Lawrence Ferlinghetti)



 























No permitas que ese caballo
se coma el violín
gritó la mama de Chagall
   Pero él
  continuó
pintando

Y se hizo famoso
Y continuó pintando
  El caballo con Violín en Boca
Y cuando finalmente terminó
saltó sobre el caballo
     y cabalgó
agitando el Violín

Y entonces con una pequeña reverencia lo dio
al primer desnudo que su camino cruzó

Y el Violín tenía todas sus cuerdas rotas.






No dejes que ese caballo se coma aquel violín –gritó la madre de Chagall, pero él continuó pintando y se hizo famoso, y continuó pintando El caballo con el violín en la boca, y cuando él finalmente lo terminó saltó sobre el caballo y cabalgó ondeando el violín, y luego con un saludo bajo se lo dio al primer desnudo que encontró, y no tenía cuerdas atadas.

Traducción de Hugo Muller




Don’t Let That Horse . . .

Don’t let that horse
                              eat that violin

    cried Chagall’s mother

                                     But he   
                      kept right on
                                     painting

And became famous

And kept on painting
                              The Horse With Violin In Mouth

And when he finally finished it
he jumped up upon the horse
                                        and rode away   
          waving the violin

And then with a low bow gave it
to the first naked nude he ran across


And there were no strings   
                                     attached